El irónico cartel de un restaurante en Murcia sobre los niños que molestan que causa estragos

Publicado el 16 de mayo del 2019

Niños correteando, jugando entre las mesas, gritando… Vamos, la típica estampa de aquella familia que decide ir a comer con los pequeños de la casa a un restaurante y, entre plato y plato, los pequeños, aburridos de conversaciones de adultos, deciden dar rienda suelta a su imaginación y hacer lo que mejor saben: jugar. Todo, por supuesto, mientras los padres disfrutan de una gran velada entre risas y anécdotas, y se olvidan de que sus hijos pueden estar molestando a otros comensales.

Esto ha sido la gota que ha colmado el vaso de Manuel M. Villalba, propietario de un bar en Murcia. Su paciencia se ha terminado y su advertencia es clara: "Todo aquel niño que esté sin supervisión materna/paterna en este bar, pasará a ser propiedad del bar y será vendido como esclavo. Avisaos estáis, no queremos malos rollos luego", rezaba el cartel ubicado a la entrada del establecimiento. Oye, ya lo dice el refrán: el que avisa no es traidor.

Sin embargo, el cartel, difundido en las redes, ha sido blanco de críticas de miles de usuarios que no han comprendido el humor de Manuel. Él, que solo pretendía que los padres echasen un ojo de vez en cuando a los pequeños para facilitar el trabajo de los camareros y la comodidad de los clientes, ha terminado por meterse directo al barrizal. Concretamente fue el usuario en Twitter Pascual Almagro el que abrió la polémica. Colgó una imagen del cartel acompañada del mensaje: "Solo podía pasar en Murcia":

Poco tardaron en aparecer las primeras reacciones. Entre las respuestas hay de todo: desde gente que ha entendido la ironía del propietario y se muestran a su favor, hasta aquellos que no comprenden la sátira de Manuel y han optado por tirarse a su cuello:

Sin embargo, Manuel ha reconocido estar disgustado por ciertos mensajes que ha recibido: "La palabra 'esclavo' es la que más polémica ha creado. Y es una broma. Quiero dejar claro que el mensaje está dirigido a los padres, yo adoro a los niños. No puede ser que los niños corran y molesten a las demás mesas, e incluso a todo el vecindario, y los padres no hagan nada", aseguraba. Pobre señor. A su ya disgusto por las críticas hay que sumar que el cartel desapareció. Llevaba un año en el escaparate del bar, pero tras hacerse viral, alguien lo tomó prestado (o más bien sin prestar). Aunque él no va a rendirse: "Lo voy a volver a poner", aseguró en conversación telefónica a El País. Aunque, eso sí, matizó: "A lo mejor elimino la palabra 'esclavo'"

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