El escritor Galder Reguera ha publicado en su cuenta de Twitter un hilo sobre el poder de la gratitud y la educación.

Reguera narra, con su hijo como protagonista, que "lo que más me importa en esta vida" es la forma en la que tratamos a los demás. "Las personas son un espejo que te devuelve tu propia mirada", dice.

Este mediodía hemos ido al supermercado el enano de diez años y yo. Mientras cogía algunas cosas, le he dejado esperando turno en la carnicería. Le he dicho que si le tocaba, pidiera 300 gramos de carne picada de ternera.
Justo cuando yo volvía, le tocaba a él. No me ha visto…

— Galder Reguera (@GalderReguera) February 27, 2021

La carnicera ha dicho el número y cuando el enano ha levantado la mano, le ha preguntado qué quería. Y él ha dicho, con su voz de niño de diez años:
– ¿Me puedes poner, por favor, 300 gramos de carne picada de ternera?
La chica ha exclamado sonriendo, "¡pero qué educado".

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Y cuando he llegado, una señora que estaba a nuestro lado me ha dicho que así da gusto.
Cuando nos hemos alejado, le he dicho al enano que me he sentido muy orgulloso al escucharle, mucho más que cuando marca goles, mucho más que cuando saca buenas notas.

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Mi madre me enseñó que nunca, bajo ningún concepto, se pide nada a nadie usando el imperativo. Insisto mucho en ello con los enanos. Les digo que lo que más me importa en esta vida es cómo traten a los demás y que el las personas son un espejo que te devuelve tu propia mirada.

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Cuando le he dicho esto, el enano me ha recordado la historia del batido, que ocurrió hace justo un año.

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Fuimos a cenar a una hamburguesería en Bilbao. Cuando terminamos, me dijo que estaba buenísima la hamburguesa. Le señalé al tipo que se afanaba en la plancha. Le dije: "pues díselo al que te la ha hecho, que le hará ilusión".
Se acercó muy tímido.

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El chico le dijo, desganado, "dime, chaval". Entonces el enano le dijo que la hamburguesa estaba buenísima y que era la mejor que había comido en su vida y que muchas gracias.
Qué sonrisa la del tipo.

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Le contó al enano que era la primera vez en los meses que llevaba trabajando ahí que alguien le decía algo así. Y le invitó al batido que quisiera de la carta.
Yo no le dejé aceptarlo, porque era tarde y había comido mucho. Pero el chaval le dijo que se lo guardaba para otra vez.

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Cada vez que pasamos por allí se acuerda de aquel día. ¿Tú crees que se acordará de mí?, suele preguntarme. Yo le respondo que estoy seguro de que sí.

— Galder Reguera (@GalderReguera) February 27, 2021