Argentina gana el Mundial de Catar… de los insultos: en esto son imbatibles

Publicado el 23 de noviembre del 2022

No les descubro nada si les digo que el fútbol levanta pasiones. Si bien es cierto que no todas las naciones exhiben dicho fervor con la misma intensidad y elocuencia.

El pueblo argentino, dueño de una tradición futbolística y literaria sobresaliente, gestiona ese delirio balompédico como pocos, aunando ambas disciplinas con miras a sublimar, llegado el momento, la derrota por medio de la palabra.

Y es que, en momentos de zozobra, por qué esgrimir un previsible "árbitro malparido" cuando existe la posibilidad de retorcer el lenguaje y llevarlo a otras cotas: "árbitro comepija termotanque de leche".

Relacionada:

Estupor e indignación por el comentario de un locutor de la COPE en la inauguración del Mundial

La reciente derrota del combinado albiceleste frente a la a priori inocua selección de Arabia Saudita en el Mundial de Catar ha puesto en marcha toda una exhibición blasfema cuyos mejores momentos el equipo de Tremending ha tenido a bien recopilar para usted.

Y es que solo personas con una notable capacidad de síntesis podrían decir tanto con tan poco –"árbitro, tu mamá es tu prima y tu papá su tío"–, por no hablar de la precisión descriptiva de la que hacen gala sus imprecaciones –"estamos perdiendo con los hijos de mil puta estos que se criaron tomando agua del mismo río donde cagó sus vecinos dos minutos antes, la putísima madre".

Relacionada:

Risas y lágrimas ante el desfile de aficiones 'fake' del Mundial de Catar: "Nunca un teatro costó tantas vidas"

Nótese también el sugerente manejo de la parodia al servicio de la humillación y el descalabro: "Nos ilusionamos durante cuatro años y madrugamos para ver cómo nos cogían 11 domadores de dromedarios que se entrenan jugando con minas antipersona en el desierto, merecemos extinguirnos".

No hay duda, el pueblo argentino elevó la blasfemia al olimpo de las bellas artes. Encontró en la palabra el salvoconducto para la redención y nos brindó, de paso, un catálogo hecho de irreverencia e imaginación. Ya lo dijo Borges, "la derrota tiene una dignidad que la ruidosa victoria no merece".

Más de Tremending