Hace un año la reforma laboral se aprobó por los pelos en el Congreso gracias a que un diputado despistado del PP se equivocó de botoncito, pero a punto estuvo de descarrilar por los dos diputados de Unión del Pueblo Navarro (UPN) que con alevosía y casi nocturnidad votaron en contra de la reforma pese a que su partido les había ordenado votar a favor tras llegar a un acuerdo con el Gobierno. Carlos García Adanero y Sergio Sayas, los dos diputados rebeldes, no sólo desobedecieron a su formación, sino que además mintieron, porque hasta el último momento dijeron que iban a votar lo que les había ordenado UPN.
El escándalo fue notable y todos los medios les preguntaron si habían llegado a un acuerdo con el PP (algo que parecía obvio) y sobre todo si iban a dejar las filas de UPN para integrarse en las del PP. "No", clamaron García Adanero y Sayas, que semanas después de su desafección fueron suspendidos de militancia, aunque ellos se negaron a dejar su acta de diputado.
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Un año después, se ha descubierto el pastel: los dos diputados de UPN se han pasado al PP y se presentarán a las elecciones forales y municipales bajo sus siglas, pese a decir una y otra vez que no iban a acabar así. García Adanero y Sergio Sayas no pasan directamente a engrosar las filas populares, sino que lo hace por vía interpuesta: los dos diputados han fundado un nuevo espacio político llamado Plataforma Navarra que se ha integrado en el PP. Ya lo ven, todo muy transparente y muy democrático.
A nosotros lo que nos ocupa y nos preocupa es la reacción de la legión tuitera. Como podrán imaginar, no es muy favorable a los dos diputados díscolos.
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Lo más curioso de todo es que García Adanero y Sayas siguen siendo militantes de UPN, que ya ha pedido a los dos diputados que presenten la baja voluntaria como afiliados del partido tras el pacto que han alcanzado con el PP. Todo muy loco, como pueden suponer.