Cachondeo con el ajetreado día de Felipe VI con la coronación de Carlos III y la final de la Copa del Rey: "Está echando horas extras"

Publicado el 08 de mayo del 2023

Hay días que no apetece levantarse siendo rey. Llega tu secretario con la agenda que te espera y quieres volver a meterte en la cama, arroparte hasta las orejas y que nadie te moleste con minucias palaciegas. ¿Qué he hecho yo para merecerme esto?, debió pensar Felipe VI cuando amaneció el sábado.

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Y es que el rey pasó unas 24 horas de lo más ajetreadas. El viernes viajó a Londres para asistir, junto a la reina Letizia, a los festejos pomposos de la coronación de su compañero de profesión, Carlos III de Inglaterra. Ese día, los monarcas asistieron ya a una recepción en Buckingham Palace.

Pero el sábado llegaría el plato fuerte. Ataviado con su uniforme de gala del ejército de tierra, Felipe VI acudió a la apasionante ceremonia donde entronizaban a Carlos III nueve meses después de la muerte de Isabel II. En cuanto terminó la coronación en la Abadía de Westminster, les esperaba el primer ministro Rishi Sunak en Church House para una recepción.

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No tenía mucho margen Felipe VI para explayarse con los presentes, un par de sandwiches de foie y caviar, un sorbito de cava y a coger un avión destino a Sevilla. La final de la Copa del Rey le esperaba para dar comienzo a las 10 de la noche. Por momentos, Felipe parecía emular a su padre, cuando hace unas semanas se hizo un Abu Dabi-Londres-Sanxenxo del tirón.

Tras meterse más de 2.000 kilómetros de vuelo, allí que llegó Felipe VI al estadio de La Cartuja puntual a su cita con su trofeo favorito. En esta ocasión, Letizia le dijo que ella se quedaba en casa. Y fue su hija pequeña, Sofía, la que le acompañó a ver la final entre el Real Madrid y Osasuna. En la cabeza del rey solo cabía un pensamiento cuando se bajaba del coche oficial rumbo al palco: por dios y por la virgen, que no lleguen a la prórroga.

Menos mal que Rodrygo le oyó y el partido terminó a su hora. Tras la pitada que se llevó de buena parte de la grada, vio el partido, entregó el trofeo de campeón a Benzema y para casa a descansar. Un día de lo más estresante en la vida del rey, que la legión tuitera se ha tomado con guasa y salero:

Solo le faltó a Felipe VI haber acudido el domingo a la final del Mutua Madrid Open para completar su fin de semana de 'curritus maximus'. Para rey, de la tierra batida, ya tenemos a Carlos Alcaraz. Ese sí que es un máquina.

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