El cabreo de Ana Rosa Quintana que demuestra la tunda de Sánchez a Motos y la inquina de la presentadora hacia el socialista

El miércoles post entrevista de Pedro Sánchez en El Hormiguero no ha sido el mejor día en los pasillos de algunas redacciones, como en los de El programa de Ana Rosa, que, como dicen los jóvenes en estos días "los tiene bailando".

Y bailando al son de la bachata del presidente del Gobierno han entrado al plató Ana Rosa Quintana, Jorge Bustos y Eduardo Inda, entre otros, buscando explicaciones de por qué salió tan bien parado.

Entre balbuceos dubitativos, Ana Rosa intentaba justificar que Sánchez "salió como un torito", con un discurso preparado que no dejaba a Pablo Motos preguntar lo que quería. Como periodista, debería ser la primera en saber quién debe llevar las riendas en una buena entrevista.

Cómo sería la cosa que hasta Eduardo Inda tuvo que reconocer el papel de Sánchez. "Sí, pero el entrevistador debe ser el que manda en la entrevista", replicaba Inda a Quintana. "Pablo Motos me parece un genio de la televisión", añadía, con cierto aire de anotar el tanto a la labor de Sánchez.

Aunque la presentadora no iba a dejar espacio al mínimo atisbo de un reconocimiento. Sánchez se "comió el tiempo" y "arrolló", era lo que podía decir Ana Rosa mientras interrumpía a unos y otros la interrumpían a ella.

El festival de interrupciones, dudas, balbuceos y, especialmente, el cabreo de la presentadora con que todo fuera tan bien denotan que no se han quedado satisfechos con el paso del presidente del Gobierno por el espacio de Motos.

Para todo problema hay una solución y Ana Rosa tendrá su oportunidad de hacer todas las preguntas que considere oportunas el próximo martes, cuando Sánchez visite su programa. Ahí podrá consultar todas las dudas que tiene sobre "Bildu", "la malversación" o "los golpistas catalanes" y domar al "torito".

Los tuiteros han detectado cierta inquina en el tono de Quintana y los suyos, además de una total incapacidad para encontrar un fleco de la entrevista del que tirar, sin forzar la máquina, que les sirva para sus intereses, sean cuales sean.