‘Machos Alfa’: ¿Deconstrucción del patriarcado o machismo encubierto?
Después de poner en entredicho las masculinidades frágiles en su primera entrega, ‘Machos Alfa’ vuelve a Netflix con una segunda temporada. Con ella se confirma que la crítica irónica de los hermanos Caballero no es la tesis feminista que muchos esperaban.
Aurora Muñoz / Laura Cuesta
Alberto y Laura Caballero llevan veinte años haciendo reír con los conflictos vecinales. Las disputas de Desengaño 21 y Mirador de Montepinar han acompañado al público durante dos décadas, pero esta dupla de hermanos sabe que hay muchos enredos que traspasan las paredes de los bloques de vecinos. Tras mostrarnos el choque cultural entre el mundo rural y la gran ciudad en El Pueblo (2019-2023), los Caballero se lanzaron de lleno a hacer comedia sobre masculinidades, machismo y patriarcado en Machos Alfa. La serie, que se estrenó en Netflix en diciembre de 2022, lanza este 9 de febrero su segunda temporada.
La ficción se centra en la vida de Santi (Gorka Otxoa), Raúl (Raúl Tejón), Luis (Fele Martínez) y Pedro (Fernando Gil), un grupo de amigos que no termina de adaptarse a la nueva ola reivindicativa y de empoderamiento femenino. Cuentan con el apoyo de Daniela (María Hervas), Luz (Kira Miró), Álex (Paula Gallego) y Esther (Raquel Guerrero), las mujeres que rodean su vida. Con el objetivo de dejar de ser unos machirulos de manual, se apuntan a un curso de nuevas masculinidades para deconstruirse.
Tras superar la formación, en esta segunda temporada asistimos a la aplicación práctica de todo lo aprendido. O no. “Más que aportarles luminosidad, el curso les termina deslumbrando. Han aprendido la teoría, pero aplicarla a la sociedad es complicado. Todos tienen unas incoherencias importantes”, reflexiona Gil en una entrevista con Público. Su lucha para adaptarse no ha hecho más que empezar.
Un mensaje… ¿Universal?
La primera temporada funcionó en audiencias. La serie se estrenó el 30 de diciembre de 2022 y, en la semana del 2 al 8 de enero de 2023, ocupó la primera posición del ranking español y la octava en el ranking global de habla no inglesa con 19 millones de horas vistas en Netflix. En total, la comedia se mantuvo 8 y 3 semanas en el ranking nacional e internacional, respectivamente. Dos semanas después de su estreno, ya se había anunciado que habría una segunda entrega. Ahora ya sabemos que también habrá tercera.
El hecho de que los capítulos duren apenas media hora es una de las claves del buen recibimiento. “Las series cortas son muy agradecidas para el espectador. En una época de consumo en el que prácticamente un vídeo de tres minutos de YouTube ya nos parece largo, el nuevo largometraje son los treinta minutos”, sostiene Alberto Caballero.
No obstante, el reparto coincide en que la universalidad del tema es la que sin duda les ha permitido traspasar fronteras. “Es una serie muy oportuna. Todos los temas que trata se están hablando en la calle y son un caldo de cultivo que está en todo el mundo, no solo en España”, explica Otxoa. Caballero se suma a la interpretación: “La gente cree que hay muchas diferencias a nivel internacional en la relación entre el hombre y la mujer, pero nos hemos dado cuenta de que los problemas de fondo son relativamente comunes”. Está claro que machirulos hay en todas partes.
En esta segunda temporada, los personajes femeninos sostienen gran parte de la trama. “Mi personaje tiene que hacer ver a sus padres que los roles han cambiado, que la sociedad ha cambiado y que todos estos temas están en constante evolución”, reflexiona Paula Gallego. En esa diferencia entre lo que piden las nuevas generaciones y la comodidad de los boomers, tendrán que navegar no solo los hombres de la serie, sino también sus parejas. “Nosotras venimos de una generación en la que nos han dicho cómo tiene que ser la mujer, lo que está bien y lo que está mal. Romper con eso también es complicado para nosotras”, añade Raquel Guerrero.
Una panda de cuñados
En Machos alfa se hace comedia sobre el feminismo, el patriarcado, las relaciones abiertas y las denuncias falsas. Aparecen arquetipos de exmujeres locas, pero también de cuarentones cuñados. El equipo esperaba que, tocando de manera directa todo esto, les iban a dar por todos lados. “Todos esperábamos que la serie recibiera muchas críticas. Habla de temas delicados que podían chocar con la gente, el título podía generar polémica, pero sorprendentemente no ha sido así”, recuerda Otxoa. Es un sentimiento que comparten los hermanos Caballero. “Después de ver el recibimiento de la primera temporada, nos hemos relajado mucho. Nos hemos reafirmado en que el tono era el correcto y hemos tirado de él para entrar en materia en temas más intensos en esta segunda”, cuenta Alberto.
Pudieron no ser muchas, pero las críticas sí que estuvieron ahí. El periodista Raúl Macías, de eldiario, criticó su equidistancia: “[Machos Alfa es] Tan equidistante, que no sabes muy bien a dónde quiere llegar, ni qué nos han querido contar”. Sergio del Molino, de El País, la comparó con las matrimoniadas de José Luis Moreno: “Solo veo una sucesión de chistes más vistos que el tebeo, algunos reciclados de casetes de gasolinera, que huelen a rancio e, incluso, por momentos, a sexista”. Guadalupe Rodríguez, de Mujer Hoy, no dudó en sembrar la duda: “¿Llega a ofrecer un retrato certero y profundo de problemas o utiliza, en cambio, problemas como el sistema patriarcal o el techo de cristal como simple escenario de una entretenida trama de enredos y situaciones humorísticas?”.
El último papel de Itziar Castro
Entre tanto revuelo, la nueva temporada de Machos Alfa nos deja a título póstumo la última aparición en televisión de Itziar Castro. La actriz, que falleció el pasado diciembre en Lloret de Mar (Girona), hace un papel pequeño, pero cargado de mérito. No forma parte de las protagonistas principales de la ficción, sino que encarna a una de las guionistas que trabaja en la empresa de Pedro, interpretado por Gil. Aún así, su personaje es uno de los más interesantes, pues ejerce de contrapunto en varias ocasiones.
En uno de los episodios, la serie trata de deconstruirse a sí misma haciendo uso de la metaficción. Pedro es jefe de contenidos de ficción en una plataforma que está preparando el lanzamiento de una nueva serie. El equipo de guionistas, compuesto por el personaje de Castro y otras dos mujeres, reciben la noticia de que la producción en la que estaban trabajando ha sido rechazada. A cambio, sale adelante otra ficción que, guiño-guiño, se llama Machos Alfa.
“¿Machos Alfa? ¿En serio? ¿Aparcamos nuestra serie feminista para hacer apología del patriarcado?”, reflexionan las chicas. “Al revés. El título es irónico. Es una serie sobre hombres en crisis”, señala Pedro. “Uy, sí, pobrecitos”, le replica el personaje interpretado por la actriz catalana. “Se os puede dar muy bien escribir sobre esto por esa inquina patológica que sentís hacia nosotros”, contrataca su jefe. La escena es, cuanto menos, significativa. Sobre todo, después de revisar la hemeroteca. Es como si los hermanos Caballero trataran de revertir los malos comentarios recibidos en la primera entrega.
Ser equidistantes cuando hablamos de igualdad
En esta segunda temporada, las mujeres protagonistas cobran mucho más protagonismo y se habla de temas como la maternidad o los roles de género en la pareja, pero ¿es suficiente?
Machos Alfa no engaña. Es toda una provocación que queda evidenciada desde su propio bautismo. A todos nos apetecería ver por una mirilla a los incels de Foro Coches dispuestos a ver un capítulo esperando reírse del feminismo y terminar ridiculizados. Los hermanos Caballero no tienen reparo en burlarse de los machirulos, pero tampoco en ridiculizar al que intenta reflexionar sobre su masculinidad tóxica. “¿Qué eres ahora? ¿Un héroe por deconstruirte con tus colegas? El patriarcado es un problema estructural de la sociedad, ¿vas a cambiar el mundo tú solo?”, le echa en cara una de las guionistas al personaje de Gil. “Algo es algo, ¿no?”, le responde empequeñecido.
Quizás ahí está la clave de esta temporada. Los Caballero saben que no van a recoger un aplauso unánime, pero intentan poner humor en mitad de un debate encendido. La reflexión está en si, viendo el panorama, está la cosa para ser equidistantes. El público dirá.