Primavera Sound 2023: ¿ha estado el festival madrileño a la altura?
La lluvia provocó la cancelación de más de 50 conciertos, centenares de usuarios trataron de revender sus entradas, hubo colas de varias horas para pillar el bus y poder volver a casa, la prensa tuvo que pagar para acreditarse y dar cobertura al evento… Estas son solo algunas de las polémicas que han rodeado a la edición del Primavera Sound que acaba de terminar en Madrid.
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Había mucha expectación. Uno de los principales festivales del territorio español dejaba de ser exclusivo para Catalunya y viajaba hasta la mismísima capital madrileña para llenar durante tres días la ciudad de música y buen rollo. Estamos hablando del Primavera Sound, que este año celebraba su primera edición en Madrid (manteniendo su cita anual en Barcelona). Los días previos al festival las expectativas se fueron diluyendo y, días después de su celebración, el evento ha dejado varias polémicas que todavía se siguen comentando.
El festival tenía un difícil y ambicioso objetivo: replicar la experiencia del Primavera Sound de Barcelona en toda su magnitud. Pero un problema tras otro no han hecho más que poner piedras en el camino y conseguir asemejarse al mítico encuentro en Catalunya ha sido casi tarea imposible. Todo empezó con la elección del recinto principal.
Suelo embarrado y cancelaciones
Cuando lo presentaron, se consolidó como el escenario ideal para el festival: 380.000 metros cuadrados que permitían repartir varios escenarios y agrupar a miles de asistentes al aire libre. “Con un aforo para 96.000 personas, cuenta además con 6.000 plazas de aparcamiento y unas excelentes comunicaciones por carretera y transporte público”, explican en su página web.
Nos referimos a la Ciudad del Rock de Arganda del Rey, un lugar localizado a 30 kilómetros de la capital. Pese a su gran extensión, uno de los principales problemas de este terreno es que, cuando llueve, se embarra. Y no han hecho falta muchas ediciones para comprobar cómo todo el suelo se llenaba de barro tras la tormenta. De hecho, en este recinto ya se celebraba el mítico Rock in Río, por lo que este tipo de problemas ya eran viejos conocidos.
El Primavera tuvo que cancelar los conciertos del jueves 7 de junio, que daban inicio al evento, por la previsión meteorológica. La cancelación afectó a las más de 60 actuaciones anunciadas para el primer día.
Una reventa desesperada
Las predicciones de lluvia y las imágenes del suelo embarrado hicieron que aquellos que tenían entradas empezaran a “paniquear”. Y entonces solo había una solución: intentar revender las entradas para, al menos, no perder el dinero. Según informó El Periódico en un reportaje, personas que habían comprado entradas por entre 125 y 140 euros intentaron revenderlas con un descuento de hasta el 30% sobre el precio original. Era una especie de huida hacia delante para asegurarse una parte del dinero invertido en un festival que parecía no iba a celebrarse en las mejores condiciones.
Pero la cosa no se quedó en las reventas. Según recopilan algunos medios, los días previos a la celebración del festival las invitaciones para asistir al festival rulaban por las redacciones de varios periódicos con acuerdo de colaboración como El País y empresas patrocinadoras entre las que se encontraban el Banco de Santander y Pepsi. La gente no parecía muy entusiasmada por desplazarse hasta Arganda.
Arganda a.k.a Mordor
Al problema de la lluvia y la reventa se sumó otra movida: lo lejos que está Arganda. El viernes y el sábado, las lluvias pararon y la gente empezó a movilizarse. Todo eran alegrías porque el festival finalmente no se cancelaba. Pero todavía no se podía cantar victoria, porque el Primavera no acabaría siendo una experiencia redonda.
Seguro que muchos, cuando piensen en su experiencia en el Primavera de Madrid, recordarán la travesía de ida y vuelta hasta allí como un viaje a Mordor. Los asistentes no tardaron en echar pestes a la organización por la cantidad de horas que tuvieron que esperar, tirados en medio de la nada, para poder volver a casa la última noche. “Muy guay ver a Rosalía, Tokischa y Bad Gyal la misma noche, pero las 2 horas y media de cola para salir de la Ciudad del Rock, de 5 a 7.35, fueron devastadoras. A las 8 aún quedaba mucha gente allí, y el recinto cerró a las 6”, denunció un usuario en Twitter. “¿Primavera Sound o Vergüenza Sound?”, bromeó otro haciendo referencia al retraso de los autobuses.
Pero estas quejas sobre el transporte no se limitaron a la vuelta a Madrid, sino que también se dieron de camino a Arganda para poder llegar al festival en días anteriores. “Llevamos UNA HORA Y MEDIA en la lanzadera, SIN AIRE acondicionado. Perdemos medio festival y de paso morir asfixiados. ¿Quién nos devuelve el dinero de la entrada?”, reclamó una usuaria. Varios asistentes se quejaron de perderse varios conciertos por quedarse “atrapados” durante horas en los autobuses que puso la organización para “facilitar” los trayectos.
La travesía se repetirá este verano
El tedioso viaje para disfrutar de un festival este verano no será exclusivo del pasado Primavera. Esta semana se ha dado a conocer la nueva localización del Mad Cool: un terreno al sur del polígono industrial de Villaverde. Serán 185.000 metros cuadrados que se encuentran a más de un kilómetro de distancia de las paradas de transporte público como el metro y el cercanías, lo que ya ha hecho saltar las alarmas. Se teme que este festival presenta otro nuevo colapso del transporte en las inmediaciones como ya ha ocurrido hace unos días en Arganda.
Esto no le vendrá nada bien al Mad Cool, cuya edición en 2018 fue una pesadilla para muchos de los asistentes: dificultades para acceder, largas colas, la cancelación de Massive Attack… Será recordado siempre como uno de los peor organizados. Pero volvamos al Primavera.
Pagar por informar
Las polémicas del Primavera Sound no solo han afectado a los asistentes, sino que han llegado hasta la prensa especializada. Varios periodistas que trataron de acreditarse para cubrir el evento se llevaron la sorpresa del año: tener que pagar 50 euros para conseguir una acreditación de prensa. Algo así como pagar para trabajar y darle visibilidad al evento. La medida lleva aplicándose en la versión barcelonesa del festival desde 2014 y se ha replicado en su llegada a Madrid.
Las críticas no tardaron en llegar y la organización hizo público un comunicado en el que justificaba la medida: “Tiene como objeto favorecer las condiciones de trabajo y la experiencia global de los medios acreditados antes, durante y tras el evento”. La nota no detallaba en qué consistirían las mejoras aplicadas tras ese ingreso, que atenta contra el derecho libre a la información de un hecho de interés general.
Sin embargo, esta práctica no es exclusiva del Primavera, pues el Mad Cool también ha pedido dinero a los periodistas por hacer su trabajo desde 2019; en su caso, 30 euros por un pase para los tres días que dura el festival.
La balanza
Digno es mencionar que la organización trató de ofrecer soluciones a los asistentes sobre la marcha para hacer frente a todos los problemas. Tras la cancelación de los conciertos del jueves por la lluvia, el festival ofreció un concierto en La Rivera de Blur, el cabeza de cartel anunciado aquel día. Además, permitió a los asistentes que tenían entrada para ese día poder utilizarla el viernes o sábado y así no perder el dinero.
De hecho, pese a los inconvenientes, 42.000 personas asistieron el viernes y 48.000 el sábado según los datos proporcionados por el festival, unas cifras inferiores a las de Barcelona pero muy superiores a las que se pronosticaban durante los días previos. Destacó la actuación de Rosalía, que durante hora y cuarto hizo gala de su voz y su dominio del escenario, así como la de otras artistas como Bad Gyal, Tokischa y Villano Antillano.
¿Primavera Sound 2024?
Tras el festival, la organización ya ha comentado que son conscientes de que hay cosas que cambiar de cara a una próxima edición. En una rueda de prensa recogida por Europa Press, la directora del Primavera Sound en Madrid, Almudena Heredero, se pronunció acerca del recinto escogido: "Es estupendo, con diversidad de escenarios. Pero hemos detectado cuestiones como la movilidad, que está conectada con la cuestión meteorológica. Es un recinto que con el agua sufre y hace sufrir”. Heredero aseguró que su intención es mantener el Primavera Sound en Madrid también el año que viene, aunque no descarta que la organización busque otro espacio. "La voluntad es continuar en Madrid. Consideraremos este sitio pero lo tenemos que evaluar en su conjunto. Una primera edición es un aprendizaje en sí mismo y nos ha enseñado un montón de cosas”.
Pero debemos recordar que los problemas no se han limitado al festival organizado en Madrid. En Barcelona, este año los vecinos han vuelto a quejarse por el ruido ocasionado por los conciertos. La plataforma Stop Concerts denunció entonces que los vecinos de la zona no podían aguantar el ruido y, como consecuencia, no podían descansar adecuadamente. Este año, las quejas se han repetido. Stop Concerts anunció que volverá a presentar una demanda judicial por la contaminación acústica ocasionada por el festival.
Así que, de momento, lo de la autocrítica por parte de la organización está por verse. A ver qué pasa el año que viene.