La Inteligencia Artificial abre un interrogante sobre la creatividad humana: ¿amenaza o herramienta?
Pintores que no saben qué es un pincel, fotógrafos que no manejan una cámara o escritores que no saben hilar una historia: la IA lo permite. En Japón, la tecnología ya ha recreado las ilustraciones de un cómic.
Andrea García
¿Dibujar un cómic viñeta a viñeta o delegar en la Inteligencia Artificial? En Japón ha pasado lo segundo. Rootport es el pseudónimo del autor del primer manga dibujado por la IA. Ha creado Cyberpunk: Peach Johnha y no le preocupa decir que no destaca por su talento artístico. Sin embargo, la tecnología de Stability AI —desarrolladora de Midjourney y Stable Diffussion, programas de la inteligencia artificial que convierten texto en imágenes— lo ha hecho posible en un total de seis semanas. Un trabajo humano hubiera costado un año entero.
La tecnología ha venido para cambiarnos desde el primer ordenador o Internet. La herramienta de OpenAI, ChatGPT, nos ha dado en las narices en pleno siglo XXI. Desde ayudar a ligar a los menos avispados hasta aligerar trámites burocráticos de algunos gobiernos. El primer ministro japonés, Fumio Kishida, recibió en su oficina de Tokio a Sam Altman, el cofundador de esta IA que nos ha dejado a todos sin palabras. El portavoz del gobierno adelantó en una rueda de prensa que podría ser una herramienta esclarecedora: “Se va a estudiar la posibilidad de su uso para tareas administrativas”, declaraba Hirokazu Matsuno.
Sin embargo, esa herramienta casi futurista no está exenta de claroscuros. España ha abierto una investigación formal contra esa compañía. Así lo ha comunicado la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD), que señala que la medida responde al posible incumplimiento de Reglamento General de Protección de Datos, también conocido como GDPR o RGPD.
¿Amigo o enemigo?
En un debate necesario sobre qué puede aportarnos esta tecnología, artistas del mundo del manga ven esta herramienta como una solución. La artista Madoka Kobayashi consolida su postura en una entrevista con AFP: "Realmente no veo a la IA como una amenaza, más bien creo que puede ser una gran compañera” y añade que también un reto. “Puede ayudar a visualizar lo que tengo en mente y sugerir ideas iniciales que me desafío a mejorar”, cuenta Kobayashi, en referencia a ir más allá de lo que podamos crear.
¿Qué pasa con las imágenes que inspiran a la inteligencia? ¿Tienen dueño? Según el portal de noticias sobre tecnología The Verge, el conglomerado de Stability AI se enfrenta a una demanda colectiva por parte de las artistas Sarah Andersen, Kelly McKernan y Karla Ortiz por infringir los derechos autor, y al incluir millones de imágenes que se encuentran en Internet sin el consentimiento de sus dueñas.
No obstante, la mismísima Inteligencia Artificial nos contesta a la gran pregunta de si guardan copyright: “La IA no puede poseer derechos de autor sobre el trabajo que realizan, ya que los derechos de autor solo pueden ser otorgados a las creaciones originales de los seres humanos”. La máquina nos avisa de que cada lugar es un mundo. “Es importante tener en cuenta que los derechos de autor pueden ser un tema complejo, y variar en función de cada país”, cuenta la caja tecnológica cuando se le consulta por ChatGPT.
De momento, se vienen límites para la Inteligencia Artificial. Italia ya ha prohibido definitivamente esta herramienta por sus brechas en torno a la privacidad y la seguridad. Y la Unión Europea va en camino de una regularización para afianzar la ética y las implicaciones humanas.
¿Nuestro trabajo está en peligro?
Ya se pueden leer titulares que dicen “los empleos que más peligran por culpa de la IA”. Expertos como Goldman Sachs avisan de que más de 300 millones de puestos de trabajo podrían ser perfectamente autómatas. La polémica está servida. Aunque el informe firmado por Sachs da la esperanza: "El desplazamiento de trabajadores a causa de la automatización ha sido compensado históricamente por la creación de nuevos puestos de trabajo”.
En España, ya hay casos donde la inteligencia artificial ha sustituido al trabajo humano. La empresa de cursos profesionales Domestika despidió a través de un ERE a la mitad de su plantilla. Programas como ChatGPT se encargarán de sus labores diarias, unas labores que en su mayoría implican una profunda creatividad.
¿Las máquinas podrían tener la esencia que más nos caracteriza como seres humanos? Depende de nosotros. “El peligro es que dejemos que todo el proceso creativo recaiga en manos de una IA”, reflexiona Javier Rico en un informe sobre arte. El debate es necesario, para su comprensión, ya que es un terreno lleno de preguntas sin respuesta: “Debe considerarse una problemática que necesita ser analizada, especialmente por qué surge la necesidad de imitación de comportamientos creativos en una máquina”.
El Mundo, periódico de tirada nacional, ha contribuido también a avivar el debate de la IA en nuestro país hasta hacer arder a las redes sociales con una fotografía en portada creada a través de la Inteligencia Artificial. Esta obra pone en jaque la veracidad, un elemento esencial dentro del ejercicio del periodismo.
Los diseñadores digitales ponen un interrogante a la palabra arte
Ya es normal toparnos en Internet con obras alejadas del lienzo y el pincel. Si cruzamos el charco, veremos el próximo nivel. El Museo de Arte Moderno de Nueva York tiene una nueva estrella, una obra de arte digital de 5 metros de alto alimentada con más de 360.000 imágenes de la propia galería llamada Unsupervised —sin supervisión en inglés, ya que tiene vida propia—.
Esta especie de demogorgon de arte ha aprendido de Picasso, Monet, Warhol, hasta Pac-Man. Una cámara en el techo del museo capta el movimiento de los visitantes, y en función de ello y de los datos meteorológicos de Manhattan, el gigante que parece un portal a un mundo mágico, se transforma. Si tiene sorprendidos a los críticos, es porque parece un ser que respira. ¿Es arte en sí mismo o lo son todas las obras que se ha comido? Un hito para reflexionar.