La trampa de las apps menstruales: así pueden compartir datos sin tu consentimiento
Las apps menstruales terminan convirtiéndose en una especie de diario en el que contamos nuestra vida privada con todo lujo de detalles. El problema es que este diario no tiene candado y las empresas utilizan nuestros datos para fines comerciales.
Raquel Sáez
Todo nuestro universo está en comprimido en el móvil: tarjetas de pago, redes sociales, calendario, información sobre el transporte público, trámites, ubicaciones, compras…Y, si tienes la regla, es difícil que no tengas instalada una app menstrual en tu smartphone. Estas aplicaciones tienen un gran potencial: nos avisan de cuándo nos va a bajar la regla, de cuándo es nuestra ventana de fertilidad, de posibles dolores físicos o del temido síndrome premenstrual.
Vamos, que las apps menstruales terminan convirtiéndose en una especie de diario en el que contamos toda nuestra vida al detalle. Todas nos confiamos y nunca leemos las condiciones de privacidad. Simplemente, nos dirigimos al final del texto que sale en la pantalla y pulsamos la opción “aceptar”. Confiamos, entonces, en que la plataforma custodiará nuestros datos. Pero no siempre es así y algunas terminan compartiendo datos sin nuestro consentimiento.
¿Dónde están mis datos menstruales?
Más que un cuestionario, las apps menstruales se han convertido en una especie de interrogatorio: frecuencia de nuestras relaciones sexuales, deseo sexual, estado de ánimo, alimentación, antojos, ejercicio físico, horas de sueño… Nos falta día para contestar a todo.
Y algunas empresas han compartido esos datos sin consentimiento. El primer medio que indagó sobre el asunto fue The Wall Street Journal, que descubrió que la aplicación Flo informaba indebidamente de los datos personales de las usuarias. La compañía infringía su política de privacidad al vender información a empresas como Facebook o Google. El truco estaba en que la información contenía un identificador que permitía conectar a las usuarias con su perfil en la red social, para así mostrar en sus muros anuncios que les pudieran interesar. Las famosas cookies.
La mayoría de las aplicaciones fallan y muchas de estas comparten datos con terceros con fines comerciales, según un informe de la firma española Eticas Research & Consulting. En su estudio, se analizaron a fondo doce aplicaciones, entre ellas algunas de las más populares en nuestro país: Mi Calendario Menstrual (con más de 100 millones de descargas en Google Play Store), Flo (más de 50 millones) y Clue (más de 10 millones).
Las conclusiones no son esperanzadoras. “Estos fines, más allá de la vulnerabilidad a la privacidad que suponen, preocupan ya que, a través de estos datos se puede averiguar que quien la usa es una mujer, cuándo está menstruando, si está buscando tener un bebé o si, por el contrario, quiere evitarlo. A partir de ahí, pueden personalizarse los anuncios que le aparecerán a esta usuaria, entre los que podrían aparecer, por ejemplo, clínicas de fertilidad o clínicas donde realizan el aborto sobre las que la usuaria no cuente con más referencia que el propio anuncio”, escriben los autores.
Abolición del derecho al aborto en Estados Unidos
Hasta ahora, se ha comprobado que las apps menstruales comparten y venden sin autorización datos personales. Y se han convertido en todo un peligro para las mujeres estadounidenses, sobre todo después de que el Tribunal Supremo de Estados Unidos derogase el derecho al aborto.
El fallo señala que la Constitución “no otorga” este derecho y devuelve la autoridad para poder legislar sobre el aborto al “pueblo” y sus “representantes electos”. En una decisión histórica y cuestionable, que permitirá a cada estado decidir si mantiene o prohíbe este derecho reproductivo. La decisión revoca tanto la sentencia conocida como Roe versus Wade, que protegía el derecho al aborto en todo el país, como otra resolución de 1992, que reafirmaba esa protección, pero permitía a los estados establecer regulaciones sobre el proceso.
No se puede desvincular la decisión con el uso de estas apps, advierten las feministas. Los colectivos temen que los datos recogidos por estas empresas puedan ser utilizados en contra de las mujeres. No es descabellado, sobre todo si pensamos que en estas aplicaciones podemos indicar estado de ánimo, dolores asociados, relaciones sexuales... e incluso embarazos e interrupción de los mismos (voluntaria o involuntaria). Y plantean el siguiente escenario: ¿quién asegura que no se van a utilizar esos datos para denunciar a una mujer que se ha sometido a un aborto?
A partir de este mazazo a los derechos de las mujeres, activistas y organizaciones dieron la voz de alarma. “Elimine esas aplicaciones de fertilidad ahora”, tuiteó Gina Neff, socióloga y directora del Centro Minderoo para la Tecnología y la Democracia de la Universidad de Cambridge.
¿Puede pasar en España?
“Se ha demostrado que harán uso de cualquier herramienta con tal de criminalizar a la mujer, así que lo que queda es crear tejidos de solidaridad para combatir esta regresión social y no poner el foco únicamente en la aplicación es porque el problema va mucha más allá”, opina la coordinadora de la Unidad de Igualdad de la UOC, Maria Olivella, sobre la situación en Estados Unidos.
En nuestro continente, no se ha reportado ningún caso de este tipo, quizás porque el derecho al aborto está mejor (que no del todo) protegido. Según los especialistas de esta universidad, la protección de los datos personales está protegida por el Reglamento (UE) 2018/1725 y existen distintas autoridades encargadas de la supervisión de su cumplimiento. En el caso de España, la encargada es la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD).