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Paula Púa. Foto: Instagram
Paula Púa. Foto: Instagram
Paula Púa, en Comedy Central. Foto: Instagram.
Paula Púa, en Comedy Central. Foto: Instagram.

Paula Púa: «Los chistes sexuales se nos castigan más a las mujeres»

Se define como monologuista y guionista. Ha sido colaboradora de ‘Zapeando’ y ‘Todo es mentira’. Ha estado a cargo del discurso inaugural de la gala de los Feroz en dos años consecutivos. También escribe mensualmente en el medio satírico ‘El Mundo Today’ y, con ese palmarés, la pregunta es: ¿cómo no la conoces todavía?

Aurora Muñoz

El boom de la comedia tiene nombre de mujer. Este mes de marzo, en la previa al 8M, se estrena en Movistar Plus+ el programa La explosión de las cómicas, una producción de dos entregas que tiene como objetivo reflejar la situación actual y la evolución de la comedia hecha por mujeres a lo largo de las últimas dos décadas, durante las cuáles han conquistado todos los formatos: stand-up, podcast, YouTube, TikTok, Instagram, late nights, teatros, televisión, etc. Este especial incluye entrevistas a 23 humoristas punteras y, entre ellas, se encuentra Paula Púa. En este contexto, UwU ha entrevistado a la artista para reflexionar sobre la idea, aparentemente superada, sobre la que versa la primera entrega: ¿Son las mujeres menos graciosas que los hombres?. Como diría Pau Donés, de según cómo se mire, todo depende.

Varias generaciones de niñas han sido educadas para que las consideren guapas, bien habladas y, sobre todo, para no hacer no hacer el ridículo. Ser lista todavía podía tener premio, pero lo de colgarse la etiqueta de graciosa de la clase, casi mejor dejarlo para ellos. Esta nueva ola de cómicas trabaja la sororidad, se ríen de sí mismas y, en ocasiones, han logrado ridiculizar las actitudes machistas y convertirlas en motivos para reír.  Ha llegado el momento de denunciar la violencia estructural que el patriarcado ha desplegado en todos los ámbitos del entretenimiento. Púa lo hace fácil, como Pelé hacía sencillo jugar al fútbol. Algo así, pero sin récord Guinness ni una legión de competidores. Las cómicas van todas a una.

Este ha sido el segundo año que te han confiado el discurso de bienvenida de la gala de los Premios Feroz y, como repetidora, tu primer chiste de la noche fue: «me he hecho actriz y no te llaman, ya formo parte del 99% del cine español». Como se suele decir, entre broma y broma, la verdad asoma. Esta ha sido una denuncia que se ha repetido en los Goya y, a primeros de febrero, Angy Fernández exponía esta situación en un hilo de Twitter. ¿Hay menos brilli brilli en la profesión del que parece?

Bueno, también te digo que yo sigo siendo cómica. He hecho algún sketch y tal, pero no me considero actriz. Eso fue más una licencia humorística que nos permitimos los guionistas y yo para hacer para introducir la denuncia de que están actuando siempre un poco los mismos, en todas partes. Reconozco que la situación me pilla fuera y la observo más de lejos. No está basado en nada personal, aunque en comedia te encuentras circunstancias similares o, al menos,  que tú crees que tienen mucho que ver con el mundo de los actores pero, al final los que hacemos monólogos aplicamos aquello de que cada uno se lo guisa y se lo come. A lo mejor no te llaman de cierto programa y priorizan a otra persona, pero tú sabes tienes tu show, tienes tu gira y puedes hacer tu carrera fácilmente, entre comillas. Es algo más autodidacta. Puedes apoyarte en una productora o tirar de tus propios medios. Entiendo que el tema actoral no es lo mismo. Hay muchísima gente detrás que decide.

 

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En ese mismo monólogo inaugural, mencionabas de una forma casi triunfalista que volvía la after party de los Premios Feroz, después del consecuente parón pandémico. Nada podría presagiar lo que iba a pasar después. ¿Qué pensaste después cuando te diste cuenta de que las líneas que tenía Julián López en la quinta edición fueron casi premonitorias? Dijo así: «Somos el secreto mejor guardado del cine español, bueno, ese y el nombre de nuestros acosadores sexuales».

Es una es una mierda. Me parece tristísimo que el año que vamos a volver a pasarlo bien, haya algún gilipollas —porque no hay otra manera de llamarlo— que se aproveche de otras personas y las esté acosando ahí. Es horrible. Admito que yo me enteré después, porque soy una aburrida y me fui muy pronto de la fiesta, pero me alegro de que actuarán rápido y echaran a ese sinvergüenza. Ojalá no se repita y si este año, por desgracia, la gala se recuerda como la de los Feroz del acoso, que sirva para que no vuelva a pasar nunca más.

Estos días también te hemos podido ver entre el casting de concursantes de Traitors, el nuevo formato de HBO. Juan Sanguino ha contado su paso por el programa en Icon y aseguraba que, tanto a ti como a él, la experiencia os enfrentó a vuestros traumas infantiles. ¿Lo viviste así?

Absolutamente. Me recordaba mucho, no al colegio, pero sí a esos momentos en los que estoy en un grupo grande y quiero encajar. Tengo muchas inseguridades, la autoestima regular y a trabajar con la psicóloga, todavía queda ahí un pozo. Así que, cuando me veo en un contexto de este estilo, se despiertan los miedos y las clásicas dudas sobre si caeré bien. Traitors no iba para nada de eso, pero se te revuelve un poco y te recuerda esa sensación.

No haremos spoilers, pero hay un momento del programa en el que algunos participantes te afean el «ser tan lista» y eso te pone en el punto de mira. ¿La inteligencia de las mujeres se sigue viendo como un talón de Aquiles o puede ser una gran baza en la comedia?

El humor requiere tener una especie de pensamiento lateral, ver las cosas de otra manera y analizar lo que ocurre a tu alrededor. Un monólogo bien construido lleva detrás un trabajo de inteligencia, no lo dudes. De hecho, los mejores cómicos son muy inteligentes. También te digo que a lo mejor yo no lo fui tanto en el programa. Digamos que tuve planteamientos creativos, pero es un juego de estrategia y yo iba de cara. Soy transparente y quizás mis compañeros no se creían que fuese así. Les sorprendía que me riera hasta en los momentos de tensión y es que yo me río de todo, me sale así todo el rato. No nos podemos extender, pero lo dejaremos en que descojonarme de todo jugó en mi contra.

Sin embargo, tampoco era la primera vez que el público podía verte concursar por un bote jugoso. Te llevaste el de Atrápame si puedes, versión celebrity. ¿Qué se necesita para triunfar en ese tipo de formatos?

Te juro que lo vi después y, aunque la gente me dijo que se notaba mucho que jugaba a fingir que no tenía clara la respuesta, la realidad es que dudaba, optaba por tirar por alguna y acertaba. Tuve un poco de chiripa. Influye mucho que tengas la suerte de que caiga algo de lo que tú controles y también requiere que seas capaz de estar un poco templado, saber dónde estás y calibrar dentro de ese tiempo límite que tienes para responder.

Este verano llegaste como agüita fresca a Zapeando y allí contaste cómo fue tu pedida de mano en un karaoke. Además de ser una anécdota divertida, ¿crees que puede servir para invertir los roles?

Nosotras también podemos tomar la iniciativa y eso hice yo. Me parece que, a estas alturas, debería ser natural para cualquiera. Las tías ya saben que, si quieren dar un paso para lo que sea, no tienen por qué esperar a que sea su pareja quién lo plantee. Da exactamente igual de quién parta la propuesta. A lo mejor es una cuestión generacional o de costumbres, pero es un tema tan personal que casa pareja debería hacerlo a su manera. Yo se lo pedí un poco por la coña del momento y hemos acordado que, como no tenemos prisa, ya lo materializaremos cuando sea. Iremos vestidos guapos y poco más. Luego, seguiremos como hasta ahora.

 

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Hemos hablado mucho de televisión, pero siempre has dejado claro que lo que ‘te pone’ es el directo. ¿Qué te mantiene enganchada a el stand up?

Los monólogos en directo tienen mucha adrenalina y te proporcionan un feedback instantáneo que no tiene la tele. Sabes que todo lo que sucede es real, que el público lo está viviendo contigo. En las grabaciones puedes ver a la gente riéndose, pero no sabes si es porque le han dado un bocadillo. La comedia de teatros y bares es más dura en ese sentido. Sabes si lo que has escrito hace gracia en el momento y no hay más. Estás sola en el escenario y eso, que puede parecer muy crudo, también es muy guay, porque eres tú en toda tu esencia. En los programas de televisión ya entran más factores en el cómputo. Como en todos los curros, el ambiente con los compañeros es importante, te ayuda a estar más a tope, pero al final se trata de ser profesionales. Tienes que saber diferenciar lo que sucede en un plató y lo que pasa fuera.

Pero ¿se puede vivir del circuito alternativo?

Eso de que la tele se cobra mucho mejor, depende. Hay bolos muy rentables. Puedes montártelo tú sola bastante bien y, si trabajas con una productora, sueles ir con caché. Eso puede marcar la diferencia para poder llegar a final de mes, pero hay que reconocer que las giras son más inestables que un programa diario. Un contrato en televisión te permite saber con seguridad qué vas a cobrar y con la comedia, a lo mejor lo sabes menos.

Las redes sociales han tenido mucho que ver con esta explosión de la comedia, pero hay que reconocer que pueden ser también un terreno bastante pantanoso. ¿Alguna vez te has autocensurado o has decidido pedir perdón por algún chiste?

A lo mejor me ha podido pasar en la tele. Ahí tienes que tener más cuidado en horario infantil, no ser muy bestia. Salvo en ejemplos lógicos como ese, creo que el humor no tiene límites, aunque las personas sí deberían tenerlos. Hay que ser consecuente con lo que estás haciendo. Si tu fin es provocar y te alegras de que alguien se haya sentido dolido por algo que has dicho, a lo mejor no eres cómico y lo tuyo es otra cosa. Lo mismo te consideras un destructor, no sé. El fin último de un cómico es que la gente se ría. Al menos, en mi caso, me duele que alguien se sienta mal por alguna de mis bromas. Es exactamente lo contrario a lo que busco.

¿Consideras que el hate va más fuerte contra las mujeres que optan por romper moldes?

El odio está en todas partes, pero sí que es verdad que a las mujeres se nos castiga más cuando hacemos chistes sexuales. No sé por qué, pero si te metes en comentarios de vídeos, te darás cuenta enseguida de que si un tío hace bromas sobre sexo no pasa nada, pero si lo hacemos nosotras, siempre hay algún hombre que se queja y dice que es lo único de lo que sabemos hablar. Algunos siguen ahí con un poco de resquemor, no les hace ni puñetera gracia.

Al margen de eso, ya que hablamos de redes, hay otro fangal. Debe haber mogollón de gente que está amargada en casa y se quiere desahogar contigo, porque a veces te insultan por insultar, da igual que lo que se trate, aunque sea un chiste de lo más blanquito. Tengo silenciado medio Twitter por salud mental.

Con ese escenario de fondo, acabaste tus felices 20. Vamos a aprovechar para hacer una referencia facilona al late de Orange Tv que compartiste con Nacho Vigalondo y Aníbal Gómez, ¿qué crees que es lo mejor de esa década?

Está complicado. Los veinte me sirvieron mucho para para descubrir lo que quería hacer, pero es una etapa que vuela. Cuando tienes veinticinco, te dices: «Joder, ya debería tener un trabajo». Se supone que ahí ya has terminado la carrera y yo me rayaba mucho con eso. Al final me di cuenta de que me gusta la comedia y eso se lo debo a que me permití explorar. Es una época muy buena para hacer lo que te apetece sin darle explicaciones a nadie. Puedes estar cambiando mucho de curro y que no resulte extraño, aunque igual se puede hacer también a los treinta. La cuestión es averiguar dónde te ves.