Pelayo Díaz: ¿por qué todo Twitter se ha vuelto contra él?
Pelayo Díaz, estilista conocido por su paso por el programa ‘Cámbiame’, se ha convertido en tendencia después de encajar mal la crítica de una usuaria a uno de sus ‘outfits’. Su respuesta ha incendiado las redes y se ha visto obligado a pedir perdón en pleno prime time para sofocar la polémica.
Andrea García
Las aguas andaban tranquilas en el mundillo de los influencers, pero de pronto un nombre se coló en tendencias: “Pelayo”. No, no era una campaña de la compañía aseguradora. El estilista, modelo y exnovio de David Delfín se había colocado él solito en el ojo del huracán. En una publicación donde afirmaba estar harto de recibir hate, pidió el despido de la community manager de Stradivarius, por decir que ‘NO’ a un outfit suyo en su cuenta personal. “Ahora voy a exponer los bullies que hay en esta industria y espero que tu jefa o jefe vea cómo manejas tus redes, porque si así llevas tu tema personal, no me quiero imaginar cómo llevarás las de Stradivarius, qué vergüenza”, le respondía el mismo Pelayo Díaz. Su indignación se topó rápidamente con el efecto Streisand, que hace referencia al fenómeno en el que un intento de censura fracasa y acaba provocando el efecto contrario. El asunto termina siendo ampliamente divulgado y reconocido por la sociedad. Como consecuencia, la información recibe una mayor visibilidad de la que hubiera tenido si no se hubiese intentado encubrir o acallar. Algo parecido a lo que le sucedió a Pablo Motos con su reacción a una campaña del Ministerio de Igualdad.
”Nadie quiere un hater en su empresa, nadie quiere un hater como empleado. Nadie quiere oírte quejándote y rajando todo el día”, continuaba el estilista que no encontró precisamente el amparo de la comunidad tras su desahogo. En los días que vivimos, desear el desempleo a alguien es una red flag. Llegó a compartir una stories (que luego borró), en la que aseguraba que la joven a la que no le gustó su atuendo iba a dedicar su tiempo "a buscar un trabajo nuevo a partir de mañana".
La polémica arranca con una foto en la que Díaz ha imitado uno de los conjuntos deportivos de Lady Di y acompañó el vídeo con el siguiente comentario: "Cuando tienes una reunión a las 10:00 y spinning a las 12:00". “Es una persona que siempre he admirado por sus looks”, explicaba a María Patiño en Socialité, el programa de Telecinco al que ha acudido para pedir perdón. Este outfit responde a también a la tendencia 'no pants', que han llevado a las pasarelas Miu Miu y Bottega Veneta.
Hasta aquí, todo normal, sino fuera porque existe la libertad de expresión y en el mundo de la moda hay tantas alternativas como puntos de vista. El asturiano, en cambio, no tuvo cintura para encajar una mala valoración. "Entiendo que hay opiniones para todos los gustos, por eso nos exponemos y yo como tal lo acepto. El problema es que esta persona me etiquetó para que lo viera y cuando vi que se dedicaba a la moda como yo, me quedé anonadado", dijo en el programa Ya es mediodía de Telecinco.
Fue su primer intento de calmar las aguas, pero la autocrítica se le quedó a medias e insistía en que el incendio era responsabilidad de la autora de ese famoso “NO”. "Jamás pedí su cabeza. Hay que leer más allá de los titulares. En ningún momento pedí que Inditex despidiera a esta chica, solo deseaba que sus jefes vieran que se dedica a tirar por tierra el trabajo de los influencers. No reaccioné del todo bien pero no me parece bien encender un fuego y luego esconder las cerillas”, añadió entonces.
El presentador Joaquín Prat aplaudió su comentario: "Dando la cara. En fin, hay gente que tiene mucho tiempo libre. Yo opto por bloquear”. Mientras las críticas volaban como cuchillos en Twitter. El influencer cometió el gran error de publicar el nombre de la CM y de etiquetarla como una “bullie”. Visitó su cuenta de LinkedIn para averiguar en qué trabajaba y utilizó esta información en su contra.
Los tuiteros se movilizaron en su contra, no se dieron por satisfechos con la explicación en antena y llegaron a pedir que la compañía promocionase a la afectada.
Díaz supo ver la que se le venía encima y, poco después, en el espacio que conduce Patiño, dijo que había hecho autocrítica. ‘’Me arrepiento totalmente, igual no estuve del todo acertado, quizás fue una reacción muy inmadura lo que hice, lo admito’’, se sinceraba ante la presentadora.
Su discurso cambió de la noche a la mañana y, de hecho, recogió el guante para solicitar él mismo una mejora laboral para la protagonista de esta historia: "De verdad que espero que no la hayan echado. Lo que creo es que esta chica se merece un ascenso por lo que ha conseguido”. Todo muy espontáneo.
Otros ‘influencers’ que abusaron de su posición en redes
Otra vez la misma historia, como diría Shakira. Borja Escalona es un youtuber famosillo por ofrecer promos por servicios gratis, como ya pasó en un bar de Vigo hace unos años. Hace poco hizo el intento con la librería madrileña Berkana, la primera especializada en cultura LGTB de España y América Latina. No se topó con cualquiera.
“Estoy dispuesto a llevarme ese libro, por supuesto gratis, y hacer una review”, le dijo a la dueña. Un cliente reconoció al influencer y le trasladó que tenía mucha cara. Escalona se puso gallito y le amenazó. La librera le dijo que si quería, que lo comprara. Así de fácil. “Creo que mi librería es mucho más conocida que tú”, le trasladó ella, en todo un ejercicio de justicia poética.
El tema de los restaurantes es otro rollo. Una influencer de Castellón quiso comer gratis en un bar y el servicio le respondió que no de una forma elegantísima. “Puedes venir a comer y el importe que se gaste será donado en su nombre a la ONG Acción contra el Hambre”. Ella contestó: “Quizá en otra ocasión”. La cuenta @soycamarero recoge este testimonio, entre muchos otros, sobre la precariedad del mundo laboral de la hostelería.
La tortilla de patatas de Jon Kortajarena que nunca llegó
Lo que pasa en Internet se queda en Internet. ¿Alguien recuerda la tortilla de patatas de Jon Kortajarena? Seguro que está en algún rinconcito de tu memoria. En plena pandemia, el rmodelo reclamaba un pedido que esperó durante dos horas. Una actitud un poco caprichosa en medio de una situación de crisis mundial. Pero, ¿quién jugaría con los sentimientos de alguien que tiene hambre?
“Nunca pediré una tortilla con vosotros. Manda huevos. Nunca mejor dicho”, transmitía a la compañía de reparto a domicilio y Twitter echó tanto fuego que lo convirtió en trending topic. Después, se disculpó en unos stories. “Hoy iré al supermercado por patatas y huevos y me haré yo la tortilla”, relativizó Kortajarena. Lo bueno es que esta situación generó memes durante años.
Los pequeños paseos de Kylie Jenner
Doce minutos en avión equivalen a casi una tonelada de CO2, pero a la La menor de las Kardashian no parece importarle demasiado y utilizó un jet privado para cubrir una distancia equivalente a 40 minutos por carretera para ver a su exnovio Travis Scott, según Celebrity Jets, una cuenta que monitoriza los vuelos privados de los famosos. Y es que no es la única: la presentadora Oprah Winfrey o el cineasta Steven Spielberg son otras personalidades que también usan sus aviones por doquier. Taylor Swift se lleva la palma por contaminar el año pasado unas 8293 toneladas de dióxido de carbono. Sí, ella.