Vuelven las chamanas modernas: el auge de la espiritualidad entre millennials e influencers
La televisión siempre ha estado llena de médiums y curanderos. Los 'influencers' simplemente se han llevado a Instagram el viejo negocio de las pseudociencias y se han convertido en adivinos glamourosos. Las redes sociales son una nueva bola de cristal. Esta apología del disparate, que podría parecer inofensiva, a menudo se mezcla en sus perfiles con consejos médicos poco ortodoxos que podrían pasar factura a sus seguidores. Pasen y vean en qué se ha convertido la lectura de manos en la era de Internet.
Helena Ortega
El número de influencers y celebrities que apuestan por las pseudociencias ha crecido alarmantemente en la última década, y se nota. Hace unos años pensar que las enfermedades que padecemos dependen de nuestro mood era una auténtica locura, pero actualmente es todo un imperio empresarial; si no que se lo pregunten a Gwyneth Paltrow.
La actriz que conquistó nuestro corazones con Shakespeare in Love es dueña de Goop, un negocio de lo más prolífico basado en el wellness y las terapias alternativas. Las multas y las críticas por parte de la comunidad científica no la han frenado, aprovechando esta ola de “nueva espiritualidad” para llenarse los bolsillos. Y desafortunadamente, no es la única.
Una nueva ola espiritual
Nicolás Viotti, doctor de Antropología Social e investigador del Conicet ya lo decía: “[Las nuevas generaciones] Dejan de ser religiosas y comienzan a identificarse como espirituales porque rechazan el modelo de institución eclesiástica”. Una nueva ola de espiritualidad ancestral se ha puesto de moda en los últimos 20 años. Sus defensores aseguran que esta conexión profunda ayuda a sentirse bien, reflexionar y repensar en el sentido de la vida.
¿Por qué los jóvenes apuestan por este estilo de vida?
“La fluorita se utiliza muchísimo para quitar las ondas negativas y las caquitas que nos produce la tecnología. Por eso, yo me pongo siempre en 'point' entre el ordenador y yo”, contaba la youtuber María Cadepe en un vídeo sobre el poder de los cristales. Esta afirmación no tiene ningún tipo de explicación científica, pero esta nueva corriente espiritual se escuda en que no requiere de ningún fundamento empírico: “Si algo me cuadra, no me hace falta que esté demostrado científicamente”, defendía la instagramer Miranda Makaroff en apoyo a Francisco Moya, un radiólogo que sostiene que toda patología tiene un origen emocional. El Ministerio de Sanidad ha salido a dar respuesta a este tipo de alegatos que el propio Salvador Illa catalogó como "teorías de sacacuartos peligrosas".
El estrés de la rutina, unido a la presión por cumplir metas a tiempo y el day-dreaming (o pasar el día creando escenarios ficticios en nuestra cabeza) muestran cómo vivimos en una insatisfacción interna constantemente. Esta situación nos ha llevado a apostar por la espiritualidad, que nos hace cuestionar los modelos establecidos para conseguir una plenitud que va más allá de lo momentáneo. ¿El objetivo? Romper con el piloto automático y ser consciente de lo que nos hace verdaderamente felices.
Todo un negocio
“Todo en el universo son energías: nuestras emociones, nosotros mismos e incluso nuestros pensamientos. Por lo tanto, nosotros podemos hacer que estas energías atraigan todo aquello que nosotros queremos conseguir. Somos un imán que envía unas vibraciones que el universo recibe para convertir nuestros pensamientos en realidad”, sostiene la youtuber Claudia Ayuso. Toda una legión de influencers del 'wellness' se han unido en una versión moderna del género de las curanderas y han conseguido captar a millones de seguidores con esta apología de las pseudociencias mezclada con un mensaje espiritual.
Las nuevas generaciones se interesan cada vez más por el esoterismo y estudios de la brujería o magia, y las religiones paganas o neopaganas son cada vez más fuertes y albergan más seguidores. Esto ha cobrado especial fuerza en Estados Unidos, donde cada vez son más sus adeptos. Un estudio del instituto de investigación estadounidense Pew lo confirma: en 1990 unas 8.000 personas se identificaban como fieles de la brujería pagana en EE.UU., mientras que en 2014 superaban el millón.
Las ‘chamanas’ modernas en redes sociales
Cada vez es más común que los millennials compartan su creencia en redes, ya que forma parte de su identidad pública y política, por lo que las influencers han aprovechado esta ola para convertirse en auténticas chamanas. Actualmente, entrar en el Para ti de TikTok es toda una experiencia extrasensorial: cómo nos afecta la luna nueva, tips para quitarse un mal de ojo, o incluso rituales para hacer que alguien se obsesione de nosotros proliferan en la red, por lo que no es de extrañar que gran parte de las influencers se hayan lanzado a este negocio.
Las nuevas 'chamanas' lo mismo te enseñan un ritual para limpiar la energía de tu dormitorio que te venden un aceite para atraer dinero y abundancia a tu vida. Subidas a la narrativa de empoderamiento femenino, estas 'brujas modernas' han conseguido aportar una visión atractiva a lo espiritual, haciendo que los rituales de brujería moderna sean guays y, no solo eso, también tienen la receta para lucrarse por ello.
María Cadepe y Claudia Ayuso son prueba de ello. Las influencers españolas comenzaron en YouTube creando contenido sobre maquillaje, moda y vlogs. Sin embargo, hace unos años apostaron por lo místico y espiritual a través de Live By Your Soul, una plataforma de servicios espiritistas de origen británico cuya ideóloga es Debbie Frank, la astróloga personal de Lady Di.
La divulgadora Rocío Vidal se encargó de denunciarlas a través de su canal de YouTube La gata de Schrödinger afirmando: "Las pseudociencias molan, son un atajo al conocimiento. Te lees cuatro libros de sabiduría oriental y ya puedes curar con las manos" en el video que actualmente ha sido eliminado.
Este descubrimiento que tuvo lugar hace cinco años generó una polémica en redes, donde miles de usuarios criticaron a ambas creadoras de contenido por aprovecharse del público a través de servicios engañosos. Además, las diversas 'sesiones de sanación' no eran nada baratas. Por el módico precio de 70 libras (81 euros) podías leer tu carta astral en un PDF, o tener una 'conversación con tu alma' por 50 libras (58 euros) vía Skype.
Se escudan tras la libertad de expresión
Ante la controversia, ambas defendieron su libertad de expresión: “Ya no estamos en la época de la Inquisición, ya no se queman a las brujas, o eso parecía” afirmó Cadepe por aquel entonces. Sin embargo, el mal trago llevó al cierre de la web, por lo que ambas comenzaron a vender sus productos y terapias desde dominios personales.
Este fenómeno, que surgió tras el auge del marketing feminista, continúa a día de hoy. La astróloga @iJaadee, que cuenta con más de 100.000 seguidores en Twitter, ha llegado a aconsejar personalmente a estrellas de la talla de SZA o Kehlani, dos de las artistas de R&B más populares de la década. La propia SZA compartió los tips de la astróloga, que le recomendó lanzar su sencillo ‘I Hate U’ justo cuando la luna pasaba por su signo astrológico. Para sorpresa de muchos, rompió el récord de la canción de R&B más reproducida por una artista en su primera semana en Apple Music.
Fuera de nuestras fronteras, el fenómeno es imparable. Gabriela Herstik cuenta con una columna en revistas y webs de éxito como Nylon, i-D o Broadly, 15.000 seguidores en Instagram y ha publicado Cómo ser una bruja moderna y otros manuales para sus fieles con consejos para adentrarse en el mundo de la magia. Chani Nicholas se ha convertido en un referente del género, con 163.000 seguidores en Instagram y publicaciones en las que mezcla cultura pop y críticas al patriarcado con la astrología, también escribe columnas para el newsletter de Lena Dunham e imparte talleres sobre La sabiduría de las diosas.
El resurgir de la magia y la brujería entre las generaciones más jóvenes es innegable. Como dijo el periodista David Brooks en The New York Times, quizás todo esto sea el producto de una época de desilusión en la que muchas personas buscan caminos alternativos para resolver las necesidades más grandes de su tiempo, por lo que solo nos queda ver hacia dónde se dirige esta tendencia.