Arribes del Duero: ¿el paisaje más impresionante de España?

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Atrapado entre un impresionante cañón, el Duero atraviesa el paisaje. Más de 120 kilómetros del río acompañan a la región de Arribes del Duero, entre las provincias de Salamanca y Zamora, uno de los rincones -bastante literal en esta ocasión- más bonitos de nuestro país.

Su relación con Portugal y su histórico aislamiento han marcado un carácter muy particular, reservado pero sociable al mismo tiempo. Hoy lucha, como tantas otras zonas de España, contra el abandono y el olvido en una batalla encabezada casi siempre por ellas. Mujeres emprendedoras y valientes que han decidido no quedarse de brazos cruzados y desarrollar sus propios negocios.

Hemos viajado hasta allí y la hemos recorrido durante unos días para disfrutar de sus paisajes únicos y para conocer muchas de las historias que esconden esos proyectos rurales que no suelen aparecer cuando hablamos de emprendimiento. ¿Nos acompañas?

Dónde está Arribes del Duero

Arribes del Duero – Foto: Christian Rojo

Arribes del Duero es un parque natural que se sitúa entre las provincias de Salamanca y Zamora, definiendo la frontera con Portugal. Se trata de una región protegida por su ecosistema y valor paisajístico. La palabra «Arribes» hace referencia a la particular geomorfología del terreno, con marcados desniveles y es usada en los cauces de ríos como el Duero, Águeda, Esla, Huebra, Tormes o el Uces.

Además de ser un parque natural desde 2002, la zona también se cataloga como Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA), Zona Especial de Conservación (ZEC) y forma parte de la Red Natura 2000. En 2015, se declaró reserva de la biosfera transfronteriza por la Unesco.

Para comenzar a entender Arribes del Duero, hay que remontarse millones de años, cuando la erosión fluvial del río Duero fue esculpiendo lentamente un paisaje de profundos cañones, creando una topografía única en España. Las altas pendientes de los riscos y la ausencia de accesos directos han preservado en gran medida a la región de la intervención humana, convirtiéndola en un santuario para la flora y fauna.

Esta geografía tan particular conlleva un alto potencial hidroeléctrico debido a los grandes desniveles y al caudal de los ríos, que ha resultado en una importante red de embalses, como la Presa de Almendra, la más alta de España con 202 metros de altura.

El aislamiento y la falta de infraestructuras han llevado a la despoblación de la zona, pero también a la conservación de su patrimonio histórico, cultural y natural. Recientes inversiones en turismo y comercio minorista transfronterizo han mostrado la necesidad de preservar y potenciar el hábitat natural, el patrimonio y las tradiciones socioculturales de Arribes del Duero.

Un recorrido por el río

Crucero ambiental recorriendo el Duero – Foto: Europarques

La mejor manera de introducirnos en los espectaculares paisajes que nos ofrece Arribes del Duero es, sin duda, mediante uno de los barcos que recorren este tramo del río. El más interesante es el Crucero Ambiental que sale del lado portugués, en la localidad de Miranda do Douro, y que forma parte de una interesante iniciativa que combina la investigación científica con el turismo. La Estación Biológica Internacional Duero-Douro (EBI), constituida en 2002, se dedica a la conservación de los espacios naturales que cruzan la frontera entre ambos países. Sus principales objetivos son la investigación científica, la educación en torno al medio ambiente, el fomento del ecoturismo sostenible y la aplicación de la innovación tecnológica.

El proyecto incorpora un barco escuela que ofrece una travesía única a través de una sección clave del Parque Natural Arribes del Duero. El crucero fluvial cuenta con una cubierta acristalada y climatizada que puede albergar a 120 personas, así como dos terrazas con capacidad para todos los pasajeros. Los visitantes pueden elegir diferentes opciones que incluyen un recorrido guiado donde la tripulación nos guiará a través de las características geológicas y etnográficas del cañón.

Crucero ambiental de Europarques – Foto: Christian Rojo

Navegaremos por el Acantilado de los Líquenes, la majestuosa entrada a esta área natural, y seguiremos hasta la Poza de las Nutrias, donde tendremos la oportunidad de aprender sobre la flora y la fauna de la zona. Las aves son las grandes protagonistas del lugar y con suerte podremos divisar el águila real o la cigüeña negra, dos de las especies más emblemáticas del parque.

El recorrido concluye en el Valle del Águila, uno de los miradores más impresionantes de las Arribes del Duero. Después, se nos dará la oportunidad de subir a la terraza exterior del barco para hacer fotos y admirar el entorno mientras nos dirigimos de regreso al embarcadero. El recorrido dura una hora y al llegar se nos dará la posibilidad de realizar una degustación de diferentes vinos de Oporto.

Los mejores miradores

Mirador de El Fraile – Foto: Christian Rojo

La otra forma de disfrutar de los increíbles acantilados que nos regala Arribes del Duero es desde alguno de los numerosos miradores que encontramos en la región. Uno de los más modernos y espectaculares es el Mirador del Fraile. Inaugurado en 2022, nos invita a caminar sobre una estructura metálica que parece flotar sobre los acantilados.

Bajo nosotros sentiremos una caída vertical de 300 metros y una vista de 180 grados de uno de los cañones más espectaculares del río y de la presa de Aldeadávila, una impresionante obra de ingeniería que ha servido de escenario para películas como la última entrega de Terminator.  

En el mismo municipio de Aldedávila de la Ribera, también se encuentra el Mirador de Picón de Felipe al que podemos llegar andando por un bonito sendero con vistas al cañón. Otras buenas opciones alrededor de la localidad de Mieza son el Mirador de la Peña del Águila o el Mirador del Colagón del Tío Paco, que cuenta con un pequeño aparcamiento para llegar en coche. En ambos es fácil ver a buitres o águilas reales planeando sobre nosotros.

Mirador de la Presa de la Almendra – Foto: Christian Rojo

Otro mirador interesante, en la parte zamorana, es el de la presa de Almendra que, en este caso, no mira hacia el río Duero sino al embalse del mismo nombre. Conocida también como el salto de Villarino, la presa de Almendra es una impresionante estructura de ingeniería hidroeléctrica erigida en el tramo inferior del río Tormes. Destaca por ser la presa más alta y el tercer embalse con mayor capacidad en España, lo que la convierte en uno de los más extensos del país. Verla desde arriba es simplemente asombroso.

Los pueblos más bonitos de Arribes del Duero

Fermoselle – Foto: Christian Rojo

Más de 25 pueblos, repartidos entre las provincias de Salamanca y Zamora, comprenden la región de Arribes del Duero. En la parte zamorana, Fermoselle es considerada la capital de Arribes del Duero. Asentada en un peñasco rodeado de viñedos y olivares, sus calles y casas de piedra con tejados de pizarra conforman un laberinto que cautiva a cada paso. Bajo nuestros pies, se extienden un impresionante e infinito conjunto de bodegas subterráneas.

Conocido como «El Pueblo de las 1000 Bodegas», ha forjado una profunda relación con el vino. Durante siglos, los habitantes de Fermoselle fueron construyendo una compleja red de galerías subterráneas para almacenar el vino, salvaguardándolo de las variaciones climáticas. Estas bodegas, que incluyen pequeñas cámaras excavadas en la roca, pilares y sillería, están interconectadas para formar una especie de pueblo subterráneo.

Olvido Peños enseñando una de sus bodegas – Foto: Christian Rojo

Algunas de estas bodegas datan del siglo X, reflejando una tradición vitivinícola milenaria que sigue viva hasta hoy. Podemos visitar varias de ellas de la mano de Olvido Peños, propietaria de una bodega y varios alojamientos rurales que, con su contagioso entusiasmo, nos ayudará a entender mejor este particular mundo subterráneo.

Otro pueblo interesante es Fariza, con una rica historia que se remonta a la época romana, evidenciada por los restos arqueológicos hallados en las cercanías y en la iglesia local. Destacan monumentos como el Puente Grande, de origen romano y construcción medieval, sobre el río Pisón, y el Puente de la Poza, los molinos, y las fuentes del Pozo de los Burros y de la Rodilla, todos de gran valor etnográfico. Además, Fariza alberga la Ermita del Castillo, que ofrece impresionantes vistas del Duero.

San Felices de los Gallegos – Foto: Ruta del Vino de Arribes

En la parte salmantina, el pueblo más conocido es San Felices de los Gallegos, que fue un importante punto estratégico entre los reinos de Castilla, León y Portugal sufriendo diferentes invasiones y enfrentamientos. Llegó a contar con cinco bastiones defensivos y podemos conocer un poco más sobre su historia visitando el centro de interpretación situado en la Torre del Homenaje, que forma parte del castillo del siglo XII.

En la plaza principal, se encuentra la Torre de las Campanas, uno de los iconos más antiguos de la villa, construido en el siglo XIII y posiblemente parte de la antigua iglesia románica, ahora conocida como Nuestra Señora de la Asunción. Otros monumentos incluyen el Convento de la Pasión del siglo XVI, la ermita del Rosario del siglo XVIII y la ermita del Divino Cordero del siglo XVII. Imprescindible visitar el más que interesante museo dedicado al aceite en el conocido como «El Lagar del Mudo«, que ha sido rehabilitado en una fantástica labor arquitectónica que fue merecedora de una medalla europea.   

Pozo de los Humos – Foto: Christian Rojo

Villarino de los Aires, con sus bonitos miradores al Duero, Masueco o Aldeadávila de la Ribera son otros pueblos encantadores que recogen la mejor esencia y tradiciones de Arribes del Duero. Cerca de ambos se encuentra el Pozo de los Humos, una espectacular cascada que se ha convertido en uno de los lugares más conocidos de la región con una caída de agua de 50 metros de altura. La visita es particularmente impactante durante los meses de mayor precipitación, en torno a enero o febrero. El acceso es sencillo, pero si ha llovido mucho deberemos tener ciertas precauciones para nos resbalar en las zonas más rocosas.

Ruta del Vino de Arribes

Una de las principales iniciativas que promueven el turismo en la región es la Ruta del Vino de Arribes que conforman 43 socios en la actualidad y que nos invita a adentrarnos en esta fantástica región con la excusa del vino, pero ofreciendo experiencias que van mucho más allá. Y es que, como vimos cuando hablábamos de Fermoselle, la producción del vino ha sido siempre importante en la región.

La región de Arribes del Duero tiene una larga tradición vitivinícola, documentada desde la Edad Media. Esta dependencia económica del vino llevó a una migración masiva a Sudamérica tras la crisis de la filoxera en 1870, pero la región se recuperó rápidamente, siendo la primera en Zamora en replantar con portainjertos americanos.

Las bodegas cooperativas se construyeron a mediados del siglo XX, convirtiéndose en las principales productoras de vino en la región. En 1998, se fundó la asociación «Vino de la Tierra de Arribes del Duero» para mejorar la calidad del vino en la zona y obtener la denominación de origen «Arribes del Duero», que se logró en 2007. Lo que caracteriza a esta región es la existencia de viñedos a diversas altitudes y exposiciones, con suelos de textura limo-arenosa, de poco fondo y abundante pedregosidad.

El territorio tan inclinado ha requerido la construcción de bancales o terrazas y ha dificultado mucho el trabajo de las viñas, lo que provocó el abandono de una parte importante del viñedo que existía en la región. En los últimos años la llegada de bodegas jóvenes ha vuelto a poner los vinos de Arribes en el mapa y cada vez son más valorados en el mundo por su carácter tan personal.

Viñas de la Bodega de El Hato y el Garabato – Foto: Ruta del Vino de Arribes

Son bodegas que apuestan por la innovación y la recuperación de variedades autóctonas como la Juan García o la Puesta en Cruz. Es el caso de Frontio, un proyecto de Thyge Jensen, un simpático danés al que sus vecinos llaman cariñosamente Chus, que dejó su carrera en la Bolsa para lanzarse a la aventura del vino en un rincón de Zamora. O la Bodega de El Hato y el Garabato, una iniciativa de Liliana Fernández y José Manuel Benéitez que han rehabilitado la antigua casa de su familia para montar una pequeña y encantadora bodega que produce unos vinos de una calidad excepcional.

En nuestra visita por Arribes del Duero pudimos conocer otros proyectos que han puesto en marcha gente local o descendientes de estas tierras y que apuestan por generar nuevas oportunidades laborales en una zona históricamente aislada. Son iniciativas casi siempre lanzadas por mujeres porque, como en muchas zonas rurales, al final suelen ser ellas quienes empujan y tratan de cambiar las cosas.

Teresa Cotorruelo – Foto: Christian Rojo
Ángeles Santos – Foto: Christian Rojo

Es el caso de Teresa Cotorruelo, quien volvió a la tierra de sus abuelos para montar una pequeña fábrica de mermeladas y conservas en Fornillos. O el de Ángeles Santos, que dirige la Quesería La Faya junto a sus hermanos, y elabora unos fantásticos quesos de leche de oveja. En Ahigal de los Aceiteros se encuentra una almazara ecológica que mantiene Loli Sánchez, una mujer emprendedora y apasionada que elabora un espectacular AOVE con la variedad local zorzal bajo la marca Abade.

En resumen, la región de Arribes del Duero es un tesoro vinícola que ha resistido las pruebas del tiempo y ha sobrevivido a numerosos desafíos. Con su historia enriquecedora, geografía única y clima favorable, visitar esta región no es solo una oportunidad para probar excelentes vinos, sino también para sumergirse en una rica historia, admirar paisajes impresionantes y conocer a la gente apasionada que ha hecho y sigue haciendo posible que disfrutemos de sus bonitas y ricas tradiciones.

Christian Rojo

Aprendiz de viajero y fotógrafo. Me encanta viajar y tratar de encontrar siempre una mirada diferente en los lugares que visito.

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