Cinco islas para escapar este verano sin salir de Europa

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La época con la que hemos soñado durante todo el invierno, que ha servido de eficaz aliciente para soportar largas jornadas laborales, ya está aquí. Sí, ya estamos en verano, el calor, los chapuzones en la playa y la piscina, las jornadas de chiringuito y terrazas y, por supuesto, las vacaciones. Si buscas una isla paradisíaca para perderte y recargar las pilas, donde la única preocupación sea elegir el mejor sitio de la playa o si la tumbona va bien con tu bronceado, no es necesario que pongas la vista en las que salpican el otro lado del charco, pues en Europa las hay de lo más evocadoras y, además, mucho más cerca. Recorremos las cinco mejores islas de Europa para perderte este verano.

Madeira (Portugal)

Madeira – Foto de Christian Rojo

Finalmente, recalamos en este archipiélago enclavado en el corazón de la costa atlántica de Portugal, a unos 500 kilómetros de la costa africana. Un destino horadado por naturaleza de infarto, entre la que se cuelan reservas protegidas, bosques de laurisilva, levadas, una extensa flora de plantas subtropicales, acantilados, picos escarpados e increíbles playas. Esta isla de sabor portugués también está bendecida por un clima con temperaturas ideales durante todo el año, que invitan al disfrute del ecoturismo, de pueblos tradicionales con mucho encanto como Funchal, su capital, e islas tan inusitadas como la vecina Porto Santo.

Hvar (Croacia)

Hvar – Fuente Unsplash

De cara al Adriático, en la región de Dalmacia, se encuentra esta cosmopolita isla, que destila un inconfundible aroma a romero y lavanda. Está decorada con bonitas playas de aguas azul intenso, desde donde las puestas de sol son increíbles, calas recónditas, donde puedes reencontrarte con tu propio yo, y un coqueto casco antiguo, que atesora joyas arquitectónicas como la catedral de San Esteban, el convento de los Franciscanos o la fortaleza española. En la isla más grande del Adriático también podrás saborear deliciosos mariscos y pescados o catar algunos de los vinos más exóticos de Europa.

Skye (Reino Unido)

Fuente: Wikipedia.
Isla Skye – Fuente: Wikipedia.

Vertiginosos acantilados, formaciones rocosas imposibles, fabulosas playas, paisajes de lo más pletóricos y el mejor whisky de malta te esperan en esta isla que se asoma al Atlántico. La más grande de las Hébridas interiores, a la que muchos apelan la «isla de las hadas«, tiene en el paisaje que la abraza su mejor carta de presentación, en el que se cuelan formaciones increíbles como el Viejo Hombre de Storr, Cuilling o el Quiraing. Sin embargo, también contribuyen a embellecerla sus muchos castillos y la tradicional localidad de Portree, decorada con un bonito puerto y casas de colores brillantes.

Zakynthos (Grecia)

Fuente: Flickr.
Zakynthos – Fuente: Flickr.

Con permiso de Santorini, Creta o Mykonos, esta isla, también conocida como Zante, es una de las más cool, evocadoras y recomendables de Grecia para perderte durante el estío. Flota sobre el mar Jónico y sus más de 120 kilómetros de escarpadas costas están salpicados de idílicas playas, con aguas de azul intenso y fina arena blanca, y preciosas calas que parecen sacadas de un anuncio.

Incluso atesora el Parque Nacional Marino de Zante, ubicado junto a la bahía de Laganas, el cual constituye el hogar de las tortugas bobas, una especie en peligro de extinción. Entre sus calles se cuelan un sinfín de tabernas y restaurantes que sirven platos locales típicos como sofigadoura o frigania; mientras que los alrededores guardan paisajes increíbles como Porto Limnionas, uno de los más recónditos y salvajes de la isla, y ruinas de gran valor como el monasterio Panagía Skopiótissa. ¿Se puede pedir más?

Bozcaada (Turquía)

Bozcaada – Fuente Unsplash

Conocida como Ténedos en lengua griega, se ubica al noroeste del Egeo, muy cerca del estrecho de Dardanelos. Ostenta el honor de ser una de las pocas habitadas de cuantas conforman esta parte de Turquía, además de evocadora y tranquila. Constituye un auténtico paraíso, donde el sol, las casi inalteradas playas, las calas solitarias y los paisajes sugestivos son los auténticos protagonistas.

Un destino perfecto para desconectar este verano, que además permite entender la cultura turca, la cual está conformada por una particular simbiosis entre la visión de Oriente y Occidente. Aquí también tendrás la oportunidad de catar inéditos vinos locales, cuya producción es una de las más antiguas, y sabrosos platos tradicionales como el ahtapot o el gözleme.

Redacción

Algún día me gustaría viajar a la luna, mientras tanto disfruto conociendo todos los rincones de nuestro planeta.

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