Cinco trucos para ‘sobrevivir’ a un viaje largo en avión (sin tener que emborracharse)

/

Sí, con tanta botellita de licor circulando en los carritos emborracharse es lo fácil, pero no te lo aconsejamos. Lo primero porque te puedes quedar en tierra y, lo segundo, porque la resaca no es la mejor forma de iniciar (ni terminar) un viaje. Así que echa un vistazo a estas cinco formas de no aburrirse en un viaje largo en avión. Y si ninguno de estos trucos te sirve y decides empinar el codo, al final de la lista encontrarás unos consejos de emergencia. Pero, primero, intentemos ser moderadamente formales.

Pasea

Fuente: Unsplash/Lufti Gaos

No dejes tu trasero pegado al asiento durante las ocho horas que dura el viaje, ni aunque las películas disponibles sean el no va más, ni aunque el libro que estés leyendo sea súper entretenido. Pasear por el avión es uno de los trucos más saludables para hacer un viaje más llevadero. Da igual a donde vayas, tú anda por ahí: despejarás el cuerpo y la mente.

Los extremos de las cabinas de pasajeros son el lugar más indicado para estar de pie. Si encuentras un buen hueco, aprovéchalo porque al mínimo despiste un comerciante de Texas habrá ocupado tu lugar… con una sonrisa y un guiño: «tuviste una buena idea chic@, pero ahora el sitio es mío».

Conoce gente y lo que surja …

Fuente: Lonely Planet

¿Sabes la cantidad de personas que están igual de aburridos que tú en avión? ¿Y sabes en lo que se piensa cuando ya no sabe uno en qué pensar? Eso. Aburridos, ansiosos, tensos, con el cuerpo entumecido y deseando soltar lastre. Y, además, no hay escapatoria posible. No hay mejor escenario para sacar a relucir tu encanto personal.

Exhala el torrente de feromonas que inunda el ambiente y lánzate. Ahora bien, selecciona adecuadamente tus objetivos: personas con la mirada perdida y gesto melancólico que han dejado de ver la película a los 10 minutos de ponerla pero que mantienen los auriculares en las orejas.

Esta técnica anti-aburrimiento también funciona si viajas con pareja. No te aburrirás durante lo que quede de viaje y quizás consigas compañía para tus excursiones en el lugar de vacaciones.

Películas/libros/música

Fuente: Unsplash/Bambi Corro

La triada de entretenimiento por excelencia es un truco que todos conocemos para hacer un viaje largo más ameno. Pero antes de lanzarte a la serie o a la saga de turno, espera un poco. Lo primero que debes hacer en un avión es acomodarte bien, sin prisa, sin querer tener todo al alcance de la mano desde el minuto 1. Todos los pasajeros quieren lo mismo al mismo tiempo y termina produciéndose una algarabía general que sube las pulsaciones de la cabina. Tú espera, cierra los ojos, que la gente se acomode. Después, abre los ojos y busca tu libro o película cuando los otros pasajeros ya hayan cumplido con su acelerada liturgia viajera. ¿Por qué tanta prisa si el viaje es tan largo?

Visita la cabina del piloto

Fuente: Unsplash/Caleb Woods

Me diréis que eso no es posible tras el 11S. Yo lo he visto. Nada más entrar en la cabina de los pasajeros me fijé que una chica hablaba con una de las azafatas. Coincidió que la chica se sentó justo delante de mí. Aproximadamente una hora más tarde, cuando yo debatía conmigo mismo si usar el truco 2 o pasar directamente al 5, la misma azafata de antes acudió a por la chica y hablaron algo de visitar la cabina. La chica se levantó y allí se fue. Poco antes de aterrizar, la pasajera volvió con una sonrisa de oreja ante la envidia generalizada del resto de pasajeros de la zona. A buen seguro que pasó un viaje la mar de entretenido.

Duerme

Fuente: Unsplash/Action Vance

Unos ya entran con el cojín enganchado al cuello, como diciendo «vais a flipar, va a ser sentarse y adiós a todos hasta el aterrizaje». Y luego están los desgraciados que no conciliamos el sueño ni en clase business… si es que eso existe (¿existe?). Si eres de los segundos, no obceques con dormir si no puedes: la consecuencia será frustración, cansancio y contracturas musculares. Aconsejo acudir a los puntos anteriores, especialmente al 1, para lograr que el sueño vaya abriéndose paso. En numerosas ocasiones, el sueño te vence cuando ya no lo esperas. Sé fuerte.

Vale. Has intentado ligar y te has llevado un buen rapapolvo, has intentado estar de pie un rato pero el tipo de Texas te ha pillado el sitio mientras ibas al baño, estás harto de las películas de James Bond y el Ulises de Joyce no es el libro más digerible para un avión —siempre se da cuenta uno de que ha elegido mal el libro para el viaje a 10.000 metros de altura—.

No te queda otra: has decidido atacar los botellines. ¿Mi consejo? Espera siempre al último tercio del viaje. Alcanzarás el puntín —como dicen en mi pueblo— justo a la hora de aterrizar y será una risa. O no. De cualquier forma, nunca entres bebido a un avión de larga distancia: puede ser un infierno para ti y para los demás. Bien lo sabe Melendi.

Deja una respuesta

Your email address will not be published.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.