En 1084, Bruno de Colonia (1030 – 1101) decide retirarse junto a seis compañeros a un lugar solitario de las montañas alpinas de Chartreuse, a unos 40 kilómetros de Grenoble: es la fundación de la primera cartuja, denominada así por la localización francesa de este primer monasterio.
En una época en la que surgen diversas órdenes religiosas que propugnan en mayor o menor medida una vida ascética y entregada a la contemplación, el anhelo espiritual de Bruno influye a varias comunidades que siguen sus pasos. A mediados del siglo XII ya son 14 las cartujas que siguen la norma de Chartreuse. Fue a finales del siglo XII cuando la orden de los Cartujos llega a España con una primera fundación en una hondonada de la montaña de Montsant en Tarragona. Desde entonces, llegan a fundarse 21 monasterios más. A continuación, seleccionamos las cartujas más bonitas de España en un viaje por la siempre misteriosa Edad Media.
Cartuja de Miraflores (Burgos)

Nuestra primera parada en esta ruta por las cartujas más bonitas de España nos lleva a la ciudad de Burgos muy cerca de la cual se ubica la cartuja de Santa María de Miraflores, el único monasterio cartujo de España que ha permanecido siempre activo desde su fundación y de cuya comunidad proceden los monjes que recuperaron otras cartujas como la de Porta Coeli en Valencia o la de Nuestra Señora de la Defensión en Jerez.
Pese a su importancia posterior, la Cartuja de Miraflores se construye a finales del siglo XV, época en la que la orden llegó a superar las 200 cartujas en toda Europa siendo la única cartuja que escapó de la desamortización de Mendizábal de 1835 porque el Prior de entonces era familiar de Espartero.
Considerada una joya del gótico tardío, su portada occidental se adscribe al gótico isabelino, un estilo de transición entre el goticismo de influencia flamenca y el auge del renacimiento. En su interior destacan los impresionantes sepulcros de Juan II e Isabel de Portugal o el del Infante Alfonso encargados por Isabel la Católica a Gil de Siloé.
Cartuja de Porta Coeli (Valencia)

A un paso del parque natural de la Sierra Calderona en plena comarca del Campo de Turia, en un entorno solitario y natural, tal y como la orden reclama, se ubica la cartuja de Porta Coeli, el tercer monasterio cartujo fundado en España, iniciado en 1272 por Fray Francisco Andrés Albalat, tercer obispo de Valencia. Pese a que fue suprimida con la desamortización, se recuperó en 1944 estando actualmente abierta y con noviciado.
Además de su impresionante entorno natural, la Cartuja de Porta Coeli destaca por ser el lugar de origen de la Biblia Valenciana, una de las más importantes obras en literatura valenciana, siendo la cuarta del mundo en antigüedad. Desgraciadamente, un incendio mientras el incunable se hallaba en Estocolmo la destruyó salvándose tan solo la última hoja.
Cartuja del Aula Dei (Zaragoza)

A la orilla del río Gállego, a media hora al norte de Zaragoza, alcanzamos la cartuja del Aula Dei, una de las más populares de España debido a las pinturas de Goya que cobijan su iglesia. Fusionada la comunidad del Aula Dei con Porta Coeli, los monjes zaragozanos se trasladaron a Valencia siendo cedido este edificio actualmente al instituto religioso francés Chemin Neuf.
Construida a partir de 1563, su arquitectura sigue los postulados del renacimiento añadiéndose con el paso del tiempo elementos procedentes de otros estilos, como la exuberante portada rococó de Ramírez de Arellano. Con todo, son las once pinturas del ciclo de María —de las que se conservan siete— ejecutadas por un joven Goya su gran tesoro artístico.
Monasterio de El Paular (Madrid)

Fue la sexta cartuja abierta en España y la única de la Comunidad de Madrid, fundada en el valle del Lozoya por Juan I de Castilla en 1390, siendo actualmente ocupada parte de sus dependencias por monjes benedictinos.
Durante su largo proceso constructivo que incluyó monasterio, iglesia y palacio real, por el Paular pasaron grandes nombres de la historia del arte español como Juan Guas o los hermanos Juan y Rodrigo Gil de Hontañón, además de los frescos del claustro de Vicente Carducho.
Cartuja de Jerez de la Frontera (Cádiz)

Fue la decimotercera cartuja abierta en España siendo la segunda en Andalucía tras el Monasterio de la Cartuja de Sevilla. Fundada como la Defensión de María, actualmente está ocupada por las Hermanas de Belén.
Desde un punto de vista arquitectónico, la cartuja de Jerez destaca por su impresionante porche tetrástilo obra de Andrés de Ribera, la portada barroca de Pedro del Piñar, así como diversos cuadros de Zurbarán que fueron pintados para este edificio y trasladados posteriormente al Museo de Cádiz.
Cartuja de Valldemossa (Mallorca)

Dejamos la España peninsular y nos vamos a la isla de Mallorca para conocer la única cartuja de las Baleares, cuyo origen se encuentra en un palacio auspiciado por el rey Jaime II de Mallorca en plena sierra de Tramuntana, a 400 metros de altura, cerca del Port de Valldemossa, al norte de la isla.
Fue casi un siglo más tarde, en 1399, cuando Martín I de Aragón apodado el Humano cede todas las posesiones reales de Valldemossa a los monjes cartujos que habitaron estas dependencias hasta 1835 cuando pasó a manos privadas tras la desamortización.
Además de la icónica torre azul turquesa de la iglesia y sus preciosos jardines, la cartuja de Valldemossa es popular por las personalidades que se han alojado en ella como Chopin y George Sand, de cuya estancia en la celda 4 aún se mantienen documentos y recuerdos, además de Jovellanos, Rubén Darío, Unamuno o el pintor Santiago Rusiñol.
Cartuja de Scala Dei (Tarragona)

Y finalizamos esta ruta por las cartujas más bonitas de España frente a las ruinas de Scala Dei, la primera cartuja abierta en España a finales del siglo XII por mandato de Alfonso II el Casto que donó las tierras en las que se comenzó a construir el monasterio y que llegó a tener tres claustros y 30 celdas.
Tal fue la importancia de esta cartuja en el entorno —considerada la madre todas las cartujas peninsulares— que da nombre a la comarca tarraconense de El Priorato: fueron sus monjes los responsables del cultivo de la vid que actualmente posee su propia Denominación de Origen.
Tras ser desalojados con la desamortización de 1835, la cartuja cayó en desgracia hasta su destrucción casi total siendo donada a la Generalitat desde 1993 por sus últimos propietarios, un grupo de viticultores de la zona. Hoy se pueden visitar el exterior de sus claustros, la iglesia y el refectorio, así como la reconstrucción de una celda.