Sin duda, el olfato es el sentido más evocador y abstracto. Sucede a menudo que un olor nos puede despertar emociones escondidas durante años, algo que no está al alcance del sentido de la vista o del oído. Por ejemplo, vas en un vagón de metro y, de repente, llega a tu nariz un perfume olvidado, aquel que usaba tu primera pareja. Y cuando creías que todo estaba muerto y enterrado estalla en ti un géiser de emociones incontrolables.
Pero hoy no hemos venido a hablar de perfumes agradables y fracasos sentimentales, se trata de rendir homenaje a esos alimentos más o menos deliciosos que huelen fatal, como si llevaran impresos el sello de Denominación de Origen: infierno. Y es que algunos de ellos parecen que han sido cocinados en el mismísimo averno, tal es el repugnante olor que desprenden.
Surströmming
Todos los alimentos que forman parte de esta lista huelen muy mal, pero los arenques fermentados tienen una particularidad que los convierten en los líderes de nuestra lista más asquerosa: su olor nauseabundo te pilla desprevenido. No hay peor impacto odorífero que el que sigue a la apertura de un envase.
Tienes hambre, todos sus sentidos, especialmente el olfato, están alerta esperando que lleguen los estímulos de la comida. Y entonces abres la lata del Surströmming y maldices: «otra vez me han pillado con la guardia baja estos malditos arenques». Y ojo porque las consecuencias de comer una de estas delicias marinas sin el entusiasmo adecuado pueden ser catastróficas.
Queso Cabrales
Líbreme Dios de atacar a esta pieza fundamental de la gastronomía asturiana. El queso Cabrales es uno de los alimentos más internacionales de Asturias, un queso único que se exporta allende los mares y que es la base de otros platos típicos del Principado como los escalopines al Cabrales. Pero que queréis que os diga: el queso Cabrales huele que apesta. No hay más. Pero aprovechamos para recomendar su consumo haciendo un esfuerzo por sortear su hedor, así como visitar el bello concejo asturiano que le da nombre.
Durián
Es conocida como la fruta más apestosa del mundo. Cuentan que una vez se filtró el olor de una de estas frutas a través de los conductos de una universidad australiana y se confundió con un escape de gas: la universidad fue evacuada… por culpa de una fruta. Su aspecto tampoco es que sea muy atractivo, pero ya se sabe lo que dicen, la belleza está en el interior: el sabor del durián es dulce como pocos.
Coliflor
Subes por las escaleras de casa a las tres de la tarde con un hambre de lobo. Hoy toca comer en casa de tu madre. Pero mientras te acercas a la puerta un olor nauseabundo se apodera de ti: ¡otra vez coliflor, no me…! La coliflor y otras verduras generan un hedor difícil de aguantar cuando se cuecen. Pero son alimentos deliciosos y muy sanos. Y a ver quién tiene el valor de decirle a mamá que no hoy no quiere coliflor si se ha pasado toda la mañana cocinando para nosotros…
Torta del Casar
«Y de postre, tenéis fruta del tiempo y Torta del Casar». «Por favor, por favor, que no elija, que no elija…». «Para mí Torta del Casar, por favor, quiero probarla». Un comensal desprevenido, un espacio cerrado y una Torta del Casar pueden ser un cóctel explosivamente fétido.
Si no tienes mucha confianza con tu compañero de mesa, tendrás que soportar con dignidad uno de los olores más infernales del mundo gastronómico. Pero que no se nos enfaden los extremeños, amamos su tierra pese a alguno de sus olores.
Huevo cocido
Es un clásico entre los clásicos: el huevo es básico en la gastronomía de medio mundo. Frito, en tortilla, en revuelto, en repostería, etc. Pero a la hora de cocer un huevo no son pocas las personas que fruncen el ceño. Desprende un olor ligeramente apestoso que echa para atrás a muchos. El azufre, como sucede con otros alimentos, es el origen de este desagradable olor.
Hígado
Es uno de los alimentos más odiados del mundo. Y es que el hígado lo tiene todo: un aspecto tirando a repulsivo, un sabor especial y un olor raro, especialmente crudo. A casi todos nos tocó en nuestra infancia tener «un día hígado». Venía a ser como ir al dentista: a ver si se acaba cuanto antes. Luego, cuando te haces mayor descubres los beneficios que tienen alimentos como el hígado… o no.
