En los siete meses que llevo traviajando por el sudeste asiático (viajando y trabajando a la vez) me he encontrado con rincones increíbles que descubrí por sugerencia de gente que se cruzó en mi camino, o por sorpresa. Es lo que tiene viajar lentamente sin ruta trazada a priori, que te encuentras con lugares que no sabías que existían, o que habías oído hablar de ellos pero tenías tan poca información que no llegaba para crear expectativas. Y te llegan a gustar más que ese destino al que llevabas años queriendo ir.
Aquí os comparto siete de esos rincones que me he encontrado en estos siete meses. Como este viaje va para largo, espero que dentro de unos meses sean muchos más. Si tienes alguna recomendación ¡compártela en los comentarios!
Isla de Jaco (Timor Oriental)

Si Timor Oriental es la joya inexplorada del Sudeste Asiático, la isla de Jaco es la joya dentro de esa joya. Esta isla con playas de postal se hace valer. Para llegar, 8 km de trekking por un camino de subidas y bajadas (y algunas rocas que sobrepasar) y un paseíto en barco que dura 5 minutos desde la otra orilla, donde se encuentra tu bungalow con vistas increíbles en el Parque Nacional Nino Konis. Sí, porque la isla de Jaco es una isla sagrada con lo cual no se puede pernoctar por allí. Aparte de sus arenas blancas, aguas transparentes llenas de peces para lxs amantes de snorkelling y una vegetación bella y distinta a otros países vecinos, las particularidades de esta idílica isla es que está desierta (estaba sola con mi pareja en la isla cuando fuimos) y está libre de cocodrilos. Timor Oriental es conocido por sus ancestrales cocodrilos en sus mares (sí, cocodrilos de agua salada) y de hecho la leyenda del país cuenta que Timor Oriental antes de ser isla fue un cocodrilo… Sin embargo, este paraíso al estar protegido por la barrera de coral, es totalmente seguro.
Central Highlands (Vietnam)

Salirse de la ruta «típica» por tierras vietnamitas te hace regalos como este: encontrar lo más auténtico del país. Empezamos la ruta por los entresijos de las tierras altas centrales vietnamitas en Dalat, una parada ya imprescindible en la guía de mucha gente viajera por su ca phè increíble con vistas a las montañas y monumentos arquitectónicos locos como la Crazy House y el 100roof Bar. Sin embargo, es después de Dalat que empieza la aventura. Pasas por paisajes de quitar el hipo, cruzas senderos cargados de historia en el Ho Chi Minh Trail (a través del cual el gobierno de Hanoi enviaba suministros a las fuerzas del Sur y a las guerrillas Viet Cong, sin que los estadounidenses se percataran), y paras en pueblos donde te da la sensación que eres de las pocas personas viajeras que los han pisado.
Entre miradas curiosas y sonrisas sinceras disfrutas del atardecer en Lak Lake; contemplas varias manos quemadas por el sol quitar la cáscara de los granos de café que secan frente a casa; pruebas el pescado seco en un pueblo flotante; pasas por decenas de cascadas donde refrescarte; subes a la llamada roca del elefante de camino a Buon Ma Thuot y contemplas el mundo desde arriba. En ese lugar transfronterizo tocando ya a Camboya y a Laos refuerzas la idea que no hace falta hablar el mismo idioma para entenderse cuando esa chica te lleva de la mano a recoger a su pueblo. Disfrutas del mejor café del país en una cafetería tradicional en Pleiku; cruzas con miedo un puente colgante del tiempo de la guerra (y te sientes más guiri que nunca cuando les ves a ellxs cruzarlo en moto) después del apacible Kon Tum y disfrutas de las mejores piñas que probarás en tu vida en el balanceo de una hamaca en uno de los puestos en la carretera saliendo de Kham Duc.
San Vicente Población (Palawan, Filipinas)

Dentro de la conocida isla de Palawan, turistificada en algunos puntos como El Nido, se encuentran rincones como San Vicente Población en los que te topas con Long Beach, una playa de 12 km desierta, con arena blanca, aguas cristalinas y una selva de palmeras en la que resguardarte del sol. El único ‘pero’ de este paraíso son los mosquitos nik nik, que se encuentran en la arena y les gusta especialmente probar nuevas pieles al atardecer y en días nublados (nada que una buena prevención no evite). A unas 3h en bus al sur del famoso El Nido y a una hora y pico al norte de Port Barton se encuentra San Vicente Población. Aquí todavía se palpa el ritmo lento y la vida rural donde la oferta de alojamientos va acorde a los viajeros que por aquí paran, escasa.
También se contratan excursiones en barco desde aquí para conocer las islas y paraísos cercanos, pero a precio más económico que en Port Barton, que a pesar de que sigue siendo un paraíso mucho menos concurrido que el Nido, ya apunta maneras de que cambiará en breve. En San Vicente encontrarás un paraíso fino filipino muy virgen todavía, en el que te bañas en unas de las mejores aguas del planeta (las filipinas), te olvidas de las horas entre las risas de lxs peques y disfrutas de ese atardecer naranja-rojo-morado que recordarás para siempre.
Ketambe (Sumatra, Indonesia)

Algo imprescindible para viajar de forma responsable y sostenible es no ser cómplice de turistadas y maltrato animal. Así que después de mucho investigar y hablar con demás gente viajera, encontré el mejor sitio para cumplir un sueño: ver orangutanes en libertad. Al norte de la isla de Sumatra, en Indonesia, se encuentra Ketambe, un pueblo desde el cual vas caminando al Parque Nacional Gunung Leuser. El trekking por esta increíble jungla salpicada por ríos, cascadas y aguas termales, puede ser de 1 día a 3 semanas (o incluso más) dependiendo de cuánto quieras caminar por la jungla y cuántas noches pernoctar de camping.
Puedes ir por libre, aunque lo recomendable es que vayas con un guía local del que aprenderás muchísimo. Durante el trekking, con una suerte muy probable, te cruzarás con las ansiadas ‘personas de la jungla’ (que es lo que significa literalmente orangután en bahasa), tristemente en vías de extinción. Aparte de estos apacibles pelirrojos, distintos pájaros, reptiles e insectos también se cruzarán en tu camino macacos y langures oscuros. Eso sí, baja las expectativas si quieres ir al encuentro de un Tigre de Sumatra ya que el guía más veterano del lugar ha visto 2 en los últimos 20 años.
Isla de Atauro (Timor Oriental)

¿Sabes dónde se encuentran las aguas con mayor biodiversidad del planeta? Aquí, en la isla de Atauro, 36 km al norte de Dili, la capital de Timor Oriental. En tan solo 40 minutos en ferry desde la capital puedes llegar a este paraíso virgen, donde la oferta de alojamiento todavía escasea y la feliz curiosidad de los locales abunda. Aparte de ser un enclave privilegiado para amantes del buceo y del snorkelling, en Atauro hay sirenas. Sí, aquí son las Wawata Topu (las mujeres que bucean a pulmón) que pescan con arpón para después recorrer varios kms para vender el pescado en el mercado. Una actividad que, como tantas otras de las mujeres, sigue permaneciendo en la invisibilidad de la historia y las contribuciones en el país.
Otra particularidad de la isla es que por su enclave aislado pero cerca de la capital, en el pasado, durante la ocupación portuguesa e indonesia, en Atauro se encontraba la cárcel. A día de hoy, lo único que te puede ocurrir es que te sientas atrapado/a por su belleza, por el lento pasar del tiempo desde tu hamaca con el mar de banda sonora y no quieras irte jamás.
Parque Ho Thuy Tien (Hue, Vietnam)

La ciudad imperial de Hue, en Vietnam, suele ser parada obligatoria en la ruta de quién visita el país. Sin embargo, este impresionante y escondido parque acuático abandonado en sus afueras, es el gran desconocido aunque poco a poco va atrayendo más gente curiosa. Parece ser que abrió sus puertas en el 2004 y cerró a los pocos meses. Es increíble perderte por el enorme parque y disfrutar del ambiente mágico y hasta tétrico que la naturaleza se encargó de dotarle. Toboganes comidos por la jungla, dragones oxidados a los que puedes escalar para contemplar el mundo desde su boca y tiburones decadentes con entrañas laberínticas que en su día asustaban a peques y ahora más bien a mayores.
Al estar abandonado, lógicamente se convirtió en hogar de varios animalitos, algunos que imponen más respeto que otros. Por ejemplo, hasta hace poco, si tuvieras la valentía suficiente para bajar un tobogán abrazado por los árboles, podría ser que al llegar abajo te encontraras con uno de los varios cocodrilos que habitaban la piscina gigante. Felizmente, para ellos y para lxs demás, ya fueron trasladados a una reserva. Indudablemente una aventura misteriosa que la gente más friki y aventurera no se querrá perder.
Pulau Weh (Sumatra, Indonesia)

La isla de Sumatra es de las menos visitadas de Indonesia. Y eso es sinónimo de paraísos vírgenes inexplorados como varias de sus islas. Yo fui a esta, Pulau Weh, llamada Sabang por la gente local. Para llegar a esta isla, hay que coger un ferry desde Banda Aceh, una ciudad pequeña en la que merece la pena visitar su museo del Tsunami (esta fue la región más devastada por el tsunami del 26 de Diciembre del 2004). Pulau Weh no es una isla de playas paradísicas per se. Hay una playa de postal ideal para unos chapuzones y relax que se llama Sumurtiga.
Pulau Weh es un paraíso del mundo submarino y eso fue lo que me llevó a ella: bucear en los que dicen son los arrecifes más bellos del Mundo. Si el buceo no es lo tuyo, con un tubo y una mascara de snorkelling serás feliz. Nadarás entre peces león, peces payaso, morenas, tortugas, pequeños tiburones de aleta blanca y negra, y una infinidad de vida marina que solo te hará salir del agua porque tienes ya las manos demasiado arrugadas. Al volver de la jornada marina, nada mejor que disfrutar de las calmas aguas transparentes y el balancear de las palmeras desde la hamaca de tu bungalow.