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Los trampantojos de Romangordo
Agencia Atlas
En Romangordo siempre hay corrillos de artesanos en sus esquinas. Y animales en corral. En esta localidad de Cáceres nada es lo que parece. Y algunas calles son solo ilusiones ópticas o trampantojos pintados en la pared. Un centenar de pinturas convierten a Romangordo en un museo que recuerda oficios de antaño, como el de la familia de Loli, que fabricaba las gaseosas. Otras evocan los días de escuela. Gracias a los trampantojos las visitas de curiosos se han multiplicado por 7 en Romangordo, el pueblo donde en cualquier momento, salta la sorpresa.