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La Guardia Civil identifica por las huellas a una mujer que murió hace 30 años

Agencia Atlas
1914 empiezan a trabajar los primeros especialistas de la guardia civil en dactiloscopia. La huella se termina de formar en el sexto mes de embrazo, es perenne e invariable y única no hay dos iguales. Dejamos huellas patentes, visibles porque los dedos han tocado sustancias como la sangre, durante un crimen. Pero también dejamos huellas latentes invisibles, por trasferencia de nuestro sudor o la propia grasa. El revelado de la huella ha evolucionado desde la cabina de cianocrilato, o la cámara de posición de metales. Y la más utilizada en luz forense, DCS5. En este ticket de la compra revela las huellas con esta nitidez, superponiendo las crestas y lo surcos a las letras del ticket. También con los infrarrojos y los filtros oscurecen fondos de colores resaltando las huellas, o consiguen alisar las cintas adhesivas para poder sacar la huella. En el laboratorio de necroidentificación trabajan con los dedos de los fallecidos anónimos. Aunque lleguen carbonizados rescatan huellas de la dermis si la epidermis está dañada. Rehidratan para estirar la piel o resecan si el cuerpo está saponificado. No se les resisten. Tienen una eficacia del 90%. Una vez obtenida las huellas se cotejan o con las de un detenido, o si no lo hay se buscan en el sistema automático de identificación dactilar donde hay 1 millón de huellas anónimas y 6 millones de reseñas de detenidos. Si la huella no se obtiene completa también serviría para descartar sospechosos.