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Reclusos de una prisión de Tasmania adoptan a un perro de diez años con ansiedad
Agencia Atlas
Vídeo AP-LaPresse/Agencia Atlas. A sus diez años, César, un cruce de staffordshire y labrador, ha encontrado por fin un hogar para toda la vida rodeado de gente. Poco le importa a este perro veterano que su nueva casa sea esta prisión en Tasmania y que su compañía sean los reclusos que viven aquí, sin juzgar quiénes sean o qué delitos hayan cometido. La rutina de la cárcel es perfecta, porque los guardias de seguridad que patrullan las instalaciones también le sirven de distracción. César formaba parte del programa "Cachorros en libertad condicional" y fue educado para socializar con los presos para terminar siendo adoptado por una familia. Pero desarrolló ansiedad por separación y se convirtió en un perro muy dependiente que no podía quedarse en una casa. Los reclusos decidieron iniciar una recaudación de fondos y apadrinarlo para que nunca más estuviera solo; además ahora disfruta de su nuevo amigo Zeus, que, con ocho meses, está aprendiendo el noble arte de cuidar y escuchar a los humanos.
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