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Los arrozales del Delta del Ebro o los peces en los ríos de Cantabria que amenaza la sequía
Agencia Atlas
La esperada agua para la siembra no llega a todos los arrozales del Delta del Ebro. El caudal se reduce, por primera vez, a la mitad, 230 hectómetros cúbicos, lo que supone un problema en una tierra con mucha salinidad que necesita del agua dulce para la supervivencia de los cultivos aunque el riesgo en las más de veinte mil hectáreas es todavía mayor si no llueve antes de julio. Eso puede, incluso, dejar sin agua a los agricultores que verían perder su cosecha. En Cantabria son especies como el salmón y la trucha las que corren peligro. El agua ha desaparecido en algunos tramos del río Pas y rodeados de un cauce cubierto de piedras, los peces sobreviven en una poza efímera. Para evitar la muerte de miles de ejemplares los técnicos los rescatan y trasladan a zonas del río con más caudal donde se ha suspendido la pesca. Y en el Mar Menor, la preocupación es la suciedad que se genera en la orilla de la playa ante la acumulación de algas que resultan muy difíciles de eliminar.