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En plena crisis sanitaria por la pandemia de COVID-19, los peruanos eligen este domingo al nuevo presidente para los próximos cinco años. Los dos candidatos no pueden ser más opuestos, aunque tienen en común el populismo. El izquierdista Pedro Castillo parte con una mínima ventaja en los sondeos frente a Keiko Fujimori, ultraderechista y autoritaria. Sin embargo, el desenlace se presenta muy reñido. Keiko Fujimori, la hija del expresidente Alberto Fujimori, carga con buena parte del legado que su padre dejó en Perú, autoritarismo y corrupción. Como él, incluso, ha pasado también por la cárcel, tres veces, condenada por lavado de dinero, aunque ha salido merced a los recursos judiciales. El maestro de escuela y sindicalista Pedro Castillo, contrario al aborto y a los matrimonios entre personas del mismo sexo, es un declarado marxista-leninista, que siempre ha luchado en pro de los más desfavorecidos y nunca ha estado en prisión ni acusado de corrupción. Ganará aquel cuyo rival suscite más rechazo. Y no quien genere más entusiasmo, visto los exiguos apoyos de ambos en la primera vuelta. Fujimori, en su tercer intento por alcanzar la jefatura del estado, solo un 13%. Castillo consiguió el 19% de los sufragios y se colocó como el candidato más votado y el preferido por los peruanos en la primera vuelta. Dos tercios de los peruanos que votaron entonces a otros candidatos deben ahora decantarse entre uno u otro. Perú acude a las urnas con el mayor índice de mortalidad del mundo por la Covid-19. -Redacción-