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Yayze Buban es una ama de casa, de 26 años, que lleva más de un año haciendo de profesora de sus dos hijos desde que cerraron las escuelas en Manila, la capital de Filipinas, debido a la pandemia. Ella explica que a pesar de tener un módulo de aprendizaje  proporcionado por el colegio  de sus hijos, le resulta difícil impartir el conocimiento a sus dos hijas de siete y seis años. Su frustración se suma al problema de que tiene que encontrar trabajo mientras se ocupa de la educación de sus hijos. La agencia de las Naciones Unidas para la infancia, UNICEF, ha pedido a las autoridades educativas reabrir las escuelas lo antes posible en países donde millones de estudiantes todavía no pueden regresar a las aulas. Al menos en 17 países todavía las  escuelas permanecen completamente cerradas según un informe de la ONG, dejando a almenos 77 millones de estudiantes en casa. Casi un tercio de esta cifra corresponde a Filipinas, que está luchando contra uno de los peores brotes de coronavirus en Asia. Otra madre,  Marycris , de 27 años,  explica que a su hija de 5 años  le gusta estudiar y aprende muy rápido y enseguida termina el módulo de aprendizaje que le mandan en la escuela así que el resto del día   no sabe como mantenerla entretenida. Filipinas ha cerrado sus escuelas desde el inicio de la pandemia y su cambio a clases on line y módulos de autoaprendizaje ha sido un desafío para muchos de sus residentes empobrecidos debido a la falta de acceso a Internet y dispositivos móviles. En junio, el presidente Rodrigo Duterte rechazó una propuesta para permitir la reanudación de las clases presenciales en algunas áreas, diciendo que lo primero es la salud de los niños.