A pesar de que ha aumentado la explosividad, las coladas no están haciendo más daño en las poblaciones desalojadas

  • Agencia Atlas - 27/10/2021 21:50
Frente a frente se ve la forma del cono principal tras sus dos nuevos derrumbes. Impresiona la fuerza de la lava. A cámara lenta se aprecia borbotear y fluir por el canal lávico, cuesta abajo. Desde el ángulo noroeste la imagen deja unas nubes en forma de coliflor de tono gris intenso debido a la densidad de las cenizas. Y el rugido, el tremor sigue en todo lo alto. Horas antes, esta mañana, se derrumbaba de nuevo el cono interno. Terreno quebradizo que se aprecia a la perfección en otra imagen antes del desplome. Hay grietas y agujeros en sus paredes, que se forman con las cenizas y piroclastos emitidos por el propio volcán, como un castillo de arena. Hoy, la elevación de 10 centímetros del terreno ha remitido. Buen síntoma, pero las emisiones de dióxido de azufre superan las 37.000 toneladas, lejísimos de las 100 toneladas que vaticinarán el final. Dicen los vulcanólogos que a la erupción le queda más de un mes. -Redacción-