Como animales poiquilotermos que no pueden controlar su temperatura corporal la cual depende de la temperatura ambiental, una gran variedad de tortugas enfrenta las épocas más frías del año hibernando, un proceso natural por el cual “desactivan” sus organismos durante un periodo de tiempo reduciendo su metabolismo para ahorrar energía.
Por ello es importante que, si tenemos una tortuga en casa, respetemos su proceso de hibernación siguiendo un sencillo protocolo para ayudarla a que su periodo de hibernación transcurra con normalidad.
La hibernación de la tortuga: algo más que un sueño prolongado
La cultura popular nos presenta a los animales que hibernan en un sueño de varias semanas que muchos querríamos copiar, sobre todo en épocas de alta intensidad vital. Pero la hibernación es algo un poco más complejo que dormir a pierna suelta y olvidarse del mundo una temporada.
Se trata más bien de una suerte de inconsciencia prolongada en la que los animales suelen reducir su ritmo respiratorio y cardiaco mientras su temperatura corporal decrece para adaptarse a las condiciones externas. Y aunque hay numerosas diferencias entre la hibernación de cada especie, el objetivo es similar: desactivar el organismo para ahorrar energía hasta que vuelvan las temperaturas más benévolas.
¿Qué puede pasar si mi tortuga no hiberna?
¿Cómo te sientes cuando llevas una temporada descansando menos de lo que te pide el cuerpo? Pues, para entendernos, eso es lo que vivirá tu tortuga si no hiberna pese a su intención de hacerlo. Hay que tener en cuenta que con la hibernación se regulan procesos fundamentales para el animal, como la actividad sexual, sincronizando la ovulación de las hembras y regulando el tiroides o el metabolismo.
No obstante, en determinados casos, no es recomendable que una tortuga en cautividad hiberne: si tiene secreciones en los ojos, boca o nariz, si tiene heridas o roturas en el caparazón, si está por debajo de su peso, o algún huevo retenido. Así pues, si tienes dudas sobre la hibernación de tu tortuga, pregunta a tu veterinario.
¿Cómo saber si mi tortuga debe hibernar?
No todas las tortugas hibernan, depende, en primera instancia, de la especie a la que pertenece. Las tortugas rusas, del desierto americano, las tortugas caja, la moteada, la mediterránea, el galápago de bosque o el de Florida suelen hibernan en la naturaleza, así que lo más probable es que se preparen para hibernar, aunque estén en cautividad.
Por supuesto, si tienes dudas, consulta con tu veterinario para que te aclare si la especie a la que pertenece tu tortuga suele hibernar. No obstante, independientemente de su especie, se suele recomendar que las tortugas de menos de cuatro años no hibernen porque puede que no estén suficientemente desarrolladas para soportar un largo periodo sin ingestión de alimentos.
Así que si ves como tu tortuga empieza a mostrar menos actividad de lo habitual y se acerca el frío, no te asustes, puede que se esté preparando para hibernar. Aunque, lo dicho, para salir de dudas, acude siempre a tu veterinario.
¿Cómo ayudar a tu tortuga en su protocolo de hibernación?
El protocolo de hibernación de una tortuga es más sencillo de lo que parece en un principio. Como todo proceso natural es aplicado por el animal de forma instintiva. No obstante, debemos ayudarlo en todo lo posible para evitar alteraciones relevantes, teniendo en cuenta que está en cautividad y no en estado silvestre.
Esencialmente, el proceso de hibernación pasa por tres periodos: la prehibernación, la hibernación y la fase posterior, cuando la tortuga sale de su letargo y recupera su ritmo habitual.
La prehibernación
Es el periodo en que más ayuda necesita, especialmente a nivel alimenticio, ya que su dieta debería variar, primero para almacenar suficientes reservas para su periodo de “desactivación” metabólica.
Aproximadamente cuatro semanas antes de hibernar, cuando se acerque la bajada de temperaturas, deberemos enriquecer la dieta con carbohidratos y vitaminas, especialmente alimentos que contengan una buena cantidad de vitamina A.
En las dos semanas anteriores a la hibernación, hay que ir reduciendo la ingesta de comida hasta que llegue el ayuno. Esto es muy importante porque debe vaciar su sistema digestivo antes del letargo. No obstante, como decimos, tu tortuga ya tiene asumido sus instintos de hibernación y debería dejar de comer por sí misma.
La hibernación
Una duda habitual es dónde colocar a la tortuga para que hiberne. Una caja con ventilación para que pueda respirar, con materiales para acolcharla como hojas o paja, puede servir perfectamente. Más importante es la temperatura que debe estar entre 2ºC y 9ºC. No olvidemos que se está adaptando a bajas temperaturas por lo que es contraproducente mantenerla en un ambiente demasiado cálido. Un trastero, un garaje o incluso una pequeña nevera pueden ser ambientes adecuados para este proceso. Y, por supuesto, mejor sin ruido ni molestias externas.
Además de la temperatura, lo más importante es controlar su peso, con cuidado para no molestarla, cerciorándonos de que no desciende demasiado (no más de un 1% al mes), además de vigilar que no tenga secreciones.
¿Y cuánto dura la hibernación? Depende de cada especie, pero suele terminar cuando las temperaturas exteriores van subiendo. Con lo cual, si las previsiones son buenas de cara al inicio de la primavera, podemos esperar que se vaya despertando. En principio, no debemos forzar este proceso, a no ser que temamos por un problema de salud que requiera intervención urgente.
Después de la hibernación
Esta parte del proceso es similar a la previa de la hibernación, pero reinvirtiendo el protocolo. Lo primero es exponerla al sol para que vuelva a sintetizar la vitamina D y vaya recuperando la normalidad de sus funciones vitales. La rehidratación también es muy importante tras muchas semanas sin ingerir líquidos. Por eso es también recomendable ofrecerle alimentos ricos en agua.
Y recuerda que, a pesar de la hibernación, no es bueno que la atiborremos a comida ya que necesita un periodo de adaptación. En un principio no suelen estar muy activas y se dedican a reconocer el terreno de nuevo sin comer demasiado.
Después de unos días de adaptación, la tortuga ya estará lista para recuperar por completo su ritmo de vida anterior a la hibernación lo que incluye una alimentación normal. Y recuerda que la hibernación no solo regula su metabolismo, sino que podría aumentar la esperanza de vida de tu tortuga.