Unos prefieren al Pascal de Enredados y otros son más de Johnny Depp bajo la piel de Rango, pero todos estamos de acuerdo en que el camaleón es uno de los reptiles más adorables del reino animal, destacando por varias de sus insólitas características: la increíble precisión y sofisticación de su sistema visual, pudiendo controlar ambos ojos (casi) de forma independiente y con una visión de (casi) 360 grados y, por supuesto, su legendaria capacidad para cambiar de color.
Pero, ¿cómo logra el camaleón cambiar la piel a colores tan impactantes? ¿Y cuál es la razón por la que hacen estos cambios de color? ¿Defensa, mímesis, camuflaje… o una expresión de sus emociones, como cuando nosotros nos ponemos rojos de vergüenza? Os lo explicamos a continuación.
¿Cómo cambian los camaleones de color?
El ser humano también puede volverse (más o menos) rojo, azul o amarillo… pero no con la intensidad de un camaleón cuya piel tiene características muy diferentes a las nuestras. Su capa más externa de la piel, la epidermis, es transparente.
Bajo ella hay tres capas más que incluyen células llamadas cromatóforos que son aquellas con pigmentos en su interior que reflejan la luz de una forma diferente a la que utilizan los escarabajos. Los humanos y otros mamíferos, por su parte, solo tenemos una clase de células del tipo de los cromatóforos: los melanocitos que incluyen el pigmento (la melanina) que da color a nuestra piel, ojos y pelo.
En las diferentes capas que forman la dermis se encuentran varias clases de cromatóforos que están llenos de sacos con diferentes pigmentos dentro de las propias células:
- Xantóforos que contienen pigmento amarillo.
- Eritróforos, células con pigmento rojo.
- Melanóforos, la melanina de estas células se ocupa de oscurecer y aclarar al animal.
- Iridóforos, un tipo de célula que contiene nanocristales transparentes formados por guanina, el componente básico del ADN. Su espesor, espaciado e índice de refracción determinan qué color se crea.
Según se explica en este artículo de la Universidad de Indiana Bloomington, los nanocristales forman una red que puede volverse más suelta o densa a medida que los nanocristales se acercan o se alejan entre sí.
Una red muy compacta refleja longitudes de onda de luz azul y verde, lo que hace que estos sean los colores que vemos, mientras que las longitudes de onda roja y amarilla pasan a través de los nanocristales. Una red más suelta hace lo contrario: refleja longitudes de onda rojas, naranjas y amarillas, al tiempo que permite el paso de la luz azul y verde.
Este complejo sistema de relación entre las diferentes capas de la piel y los cromatóforos de las mismas fue investigado hace una década por científicos de la Universidad de Ginebra descubriendo esta alteración del espacio entre sus cristales que permite al camaleón reflejar la luz con una determinada longitud de onda cambiando su apariencia.
En este sistema toma especial protagonismo los mencionados iridóforos en dos capas superpuestas que “constituye una novedad evolutiva para los camaleones, que permite a algunas especies combinar un camuflaje eficiente con una exhibición espectacular, al tiempo que proporciona potencialmente protección térmica pasiva”.
Pero esta variación en el color de la piel de los camaleones, como vemos, no es aleatoria, tiene funciones diversas, varias de las cuales aún están en estudio.
¿Qué busca el camaleón cambiando de color?
Una compleja interacción de factores ambientales y físicos determinan los cambios de colores del camaleón de forma que no, no cambian de color (solo) para mimetizarse o protegerse de los depredadores. Al contrario, a menudo cambian de color para comunicarse entre sí, llamando la atención sobre su estado emocional.
Comunicar su estado emocional y sus intenciones
La principal función de las alteraciones del color en la piel del camaleón es la comunicación, especialmente de su estado emocional y sus intenciones. En particular, si el camaleón se encuentra en un estado neutral, suele ser verde o marrón en combinación con el entorno.
No obstante, se volverá más oscuro cuando necesita demostrar que no es una amenaza, como tras perder una pelea o cuando la hembra rechaza a un pretendiente. Y lo hace dispersando la melanina de sus melanóforos.
Por último, si se muestra entusiasmado, triunfante (o excitado), los cristales de color se separan lo máximo posible reflejando longitudes de onda amarillas, naranjas y rojas: el camaleón no quiere pasar desapercibido, sino todo lo contrario: que lo vean bien a él y a sus intenciones.
Regular la temperatura corporal
Como los camaleones no pueden generar su propio calor corporal, también se cree que el cambio de color es una forma de mantener la temperatura corporal más favorable en cada momento de forma que un camaleón más caliente puede volverse pálido para reflejar el calor del sol u oscurecerse si está frío para absorber más calor.
¿Protegerse y mimetizarse?
Michel Milinkovitch, responsable del estudio de la Universidad de Ginebra antes referido, señala en este artículo de National Geographic que los camaleones también usan el cambio de color para integrarse en el entorno, aunque no sea su principal función. Y es que estos reptiles “están completamente indefensos: su mordisco no es peligroso, su piel no es venenosa y no pueden moverse rápidamente”.
Ocultarse es prácticamente su única táctica para evitar a los depredadores, pero con un “repertorio limitado” de forma que es un mito que los camaleones se puedan mimetizar en cualquier entorno, sin olvidar que “las exhibiciones de color más elaboradas, como cuando aparecen a la vez varios colores intensos, las reservan para un objetivo totalmente diferente”, la comunicación con sus congéneres.