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Las preferentes han pillado a 700.000 ahorradores

Entidades financieras y empresas emitieron más de 20.000 millones de euros durante los últimos años en España. Esa inmensa burbuja se formó aprovechando la buena fe de muchos ahorradores que no sabían dón

VICENTE CLAVERO

Unos 700.000 ahorradores españoles cayeron en la trampa de las preferentes, la mayoría de ellos sin saber que estaban metiendo su dinero en un producto extremadamente complejo, con elevadas dosis de riesgo y prácticamente a perpetuidad. En total, las empresas españolas -tanto financieras como no financieras- han emitido durante los últimos años un volumen de participaciones preferentes superior a los 20.000 millones de euros, según fuentes del mercado. La mayoría de ellas han procedido a amortizarlas tras conocer el público su verdadera naturaleza, frecuentemente con fortísimas pérdidas para los clientes, que en el caso de Bankia sobrepasan el 75% del valor inicial.

La entidad que más preferentes lanzó fue La Caixa, con cerca de 5.000 millones de euros colocados a través de su red de sucursales entre unos 170.000 ahorradores. Le siguen las cajas fundadoras de Bankia, con 3.246 millones de euros en conjunto y 122.000 afectados, sin computar la deuda subordinada. Si se contabiliza este otro instrumento híbrido, Bankia se encarama claramente al primer puesto, al sumar 6.900 millones de euros y 206.000 personas. El tercer gran emisor fue el BBVA, que puso en circulación participaciones preferentes por importe de 3.000 millones.

La cantidad media por cliente ronda los 30.000 euros.

Entre las empresas no financieras se llevan la palma Telefónica y Endesa, con 2.000 y 1.500 millones de euros, respectivamente; aunque hubo otras que también optaron por esta fórmula para financiarse. Por ejemplo, Unión Fenosa, hoy en manos en Gas Natural; Deloleo, antigua SOS Cuétara, o el gigante hotelero Sol Meliá. Incluso algunas cooperativas recurrieron a las preferentes, como Eroski o Fagor, ambas del grupo Mondragón, que las utilizaron para captar 845 millones de euros entre 2002 y 2007 y han pillado a 40.000 ahorradores, en una alta proporción de origen vasco.

En líneas generales, la comercialización de las preferentes emitidas por empresas no financieras se llevó a cabo a través de las oficinas bancarias y, por tanto, en circunstancias muy parecidas a las demás. La principal queja de los damnificados es que les fueron vendidas poco menos que como imposiciones a plazo con un atractivo interés, pero sin que les advirtieran de su escasa liquidez y, por tanto, de las dificultades de rescate. Así lo han reconocido ya algunas sentencias judiciales e, implícitamente, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), que ha abierto expediente a nueve entidades.

El creciente desprestigio de las preferentes ha hecho que la mayor parte de los emisores hayan decidido amortizarlas, endosando a quienes las suscribieron una penalización a veces nada desdeñable. No sólo los clientes de Bankia han salido perdiendo, aunque su caso es sin duda el más clamoroso. También ha habido quitas -o las va a haber- en el resto de las viejas cajas de ahorros destinatarias de ayudas europeas (Novagalicia, Catalunyacaixa...), porque lo exige Bruselas. Pero, sin tener esa obligación, no han dudado en imponerlas, entre otras: Repsol (2,5%), Gas Natural Fenosa (7%), Sol Meliá (6,5%) o Deloleo (20%).

La inmensa mayoría de las empresas financieras y no financieras han optado por resolver unilateralmente el problema de las preferentes (que entraña un grave riesgo reputacional para ellas) cajeándolas por acciones y otros productos como obligaciones subordinadas o bonos convertibles. Así lo han hecho desde el BBVA, hasta el Popular, Telefónica o Banesto. De tal manera que muchos de los afectados, sin comerlo ni beberlo, acabarán convertidos en inversores de renta variable, cuando tradicionalmente han sido meros  depositantes, según fuentes del mercado.

La recompra de las preferentes con dinero en efectivo ha sido excepcional. Endesa sí ha recurrido a ese procedimiento para retirar los títulos que emitió en marzo de 2003 por importe de 1.500 millones de euros y pagándolos al 100% del nominal. También lo ha hecho Gas Natural Fenosa, aunque con la quita ya mencionada. Kutxa Bank convirtió el año pasado en imposiciones a plazo de tres años los 150 millones que su filial Cajasur había colocado en 2000.

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