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CiU regresa sin ataduras

Mas logra a la tercera una victoria rotunda y podrá gobernar sin depender de nadie. El PSC cae al peor resultado de su historia, ERC se desploma y el PP supera el techo de Vidal-Quadras

PERE RUSIÑOL

Artur Mas llegó finalmente a Ítaca tras siete años de travesía del desierto y dos intentos fallidos. Y no sólo llegó, sino que podrá gobernar sin ataduras.

CiU logró ayer una rotunda victoria con el 38,47% de los votos y 62 diputados, a sólo seis de la mayoría absoluta, como auguró el Publiscopio. El PP supera en escaños el techo de Alejo Vidal-Quadras, aunque con un porcentaje casi un punto inferior, y desplaza como tercera fuerza a ERC, que se desploma al perder más de la mitad de sus escaños.

Las opciones con tesis soberanistas o independentistas suman 76 escaños

El aún presidente de la Generalitat y líder del PSC, José Montilla, felicitó a Mas a las 22.00 horas, justo antes de comparecer para anunciar que renunciará al cargo de primer secretario del partido en el congreso que se celebrará en primavera.

Mas, exultante, prometió 'humildad' e hizo un llamamiento 'a una gran movilización' de Catalunya que vaya más allá de CiU. 'Este país lo tendremos que levantar entre todos', aseguró.

La participación fue finalmente casi cuatro puntos superior a la de 2006, lo que pone en duda esa imagen de desapego que, si ha existido, se ha canalizado mediante el voto en blanco (2,96%) y nuevas opciones, como la Solidaritat Catalana de Joan Laporta, que irrumpe con cuatro escaños y el 3,28%.

El conjunto del Tripartito se deja 22 diputados en los comicios

El éxito de CiU se ha cimentado en la movilización de sus electores tradicionales, que la abandonaron en 2003 con la retirada de Jordi Pujol, y en el desplome del Tripartito, que adquiere proporciones espectaculares en ERC, que pasa de 21 a 10 escaños; muy severas en el PSC, que pierde nueve y se queda en 28, el peor resultado de su historia, y más moderadas de ICV-EUiA, que cede dos. En total, el Tripartito se deja 22 escaños.

El gran salto de CiU, que sube casi siete puntos y 14 diputados, sólo es comparable al que dio en 1984, cuando Pujol conquistó su primera mayoría absoluta, que dio origen a una hegemonía que duró 15 años, hasta que Pasqual Maragall le retó, en 1999. Cuando en 2003 el Tripartito conquistó el poder, muchos analistas auguraron la descomposición de la federación nacionalista, que no obstante consolidó un suelo electoral del 30% y aguantó sin cambiar de líder tras dos elecciones fallidas.

La CiU que ahora regresará al Palau de la Generalitat ya no es la misma que tutelaba Jordi Pujol. Sigue siendo pragmática, pero en su dirección se ha consolidado una holgada mayoría soberanista e incluso independentista. Los partidos que mantienen tesis cercanas al soberanismo CiU, ERC y SI suman 76 de los 135 escaños.

La participación fue superior a la de 2006 y casi el 3% votó en blanco

Mas podrá gobernar ahora sin depender de nadie y con posibilidad de pactos a varias bandas. Y en Madrid, colaborar en las reformas económicas del Gobierno socialista para tratar de aplacar a los mercados y esperar a los comicios de 2012 para poner sobre la mesa la exigencia de pacto fiscal similar al concierto vasco.

Si importante es el salto de CiU, no lo es menos la caída de los socialistas, que ayer cosecharon varios récords, todos negativos: el peor resultado de la historia cinco escaños menos que en 1980, la mayor diferencia respecto a CiU 34 escaños, tres más que en 1984 y la mínima ventaja con el PP, del que sólo le separan 10 actas, cifra que llegó a ser de 40 en 1999.

El PP logra más escaños que nunca, pero con porcentaje inferior al de 1995

Los socialistas han sufrido en carne propia dos tendencias que se han ido repitiendo en toda Europa desde el estallido de la crisis económica: el castigo genérico a los gobiernos y la caída específica de las opciones socialdemócratas y laboristas, que en siete países han tenido el peor resultado desde la II Guerra Mundial.

Por si este no fuera ya un contexto suficientemente complicado, Montilla ha tenido que lidiar con los efectos del ruido generado por el Tripartito, la insólita promesa de no reeditar el acuerdo de Gobierno, la apertura de su propia sucesión en plena campaña y el giro brusco y de última hora de su perfil, que pasó de colaborar durante siete años con Esquerra a aparecer únicamente de la mano del PSOE. Resultado: un apoyo por debajo del 18% y victoria de CiU en las 41 comarcas catalanas, incluido el feudo socialista del Baix Llobregat, la comarca de Montilla. Nunca antes había aparecido un mapa 100% monocolor tras unos comicios en Catalunya.

Mas: 'Este país lo tendremos que levantar entre todos'

Algunos sectores del PSOE pueden tener ahora la tentación de sentir un cierto alivio porque se han librado del Tripartito, que pudo causarle problemas en el resto de España, y han ganado un socio potencial en el Congreso.

Sin embargo, nunca antes el PSOE se había involucrado tanto en una campaña catalana y, por tanto, la derrota lleva también su sello. Además, la notable reducción de la ventaja que siempre ha sacado al PP en Catalunya es muy mal presagio para sus intereses, porque fue precisamente la enorme ventaja entre socialistas y conservadores en esta comunidad la clave de los triunfos de Zapatero en 2004 y 2008.

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