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Zapatero retoma la defensa de sus políticas sociales

'Este es el Gobierno que más las ha mejorado', proclama frente a quienes le reprochan un giro a la derecha. El jefe del Ejecutivo prioriza la reforma que elevará la jubilación a 67 años en 2027

MIGUEL ÁNGEL MARFULL

'Queda trabajo por delante, queda esfuerzo, pero este es el camino: reformas y máximo nivel de protección social'. El presidente del Gobierno cerró el año político con este compromiso que recoge la insistencia con la que Rodríguez Zapatero invocó el paraguas de la cohesión social frente a la tormenta de la crisis.

En su balance de un 2010 'difícil', en el que la tasa de paro 'ha aumentado' y el crecimiento ha sido 'débil', en el final del año del ajuste duro y los recortes, el jefe del Ejecutivo reivindicó la 'solidaridad y el apoyo a las familias con menos rentas' como 'seña de identidad' de su proyecto.

Condiciona el futuro del Estado del bienestar a reformas estructurales

Zapatero intentó salir así al paso de quienes han denunciado en este último año un giro a la derecha en una acción del Gobierno más atenta a calmar el hambre de los mercados que las necesidades de las principales víctimas de esa voracidad: parados y pensionistas.

Para alejar esta idea, el próximo curso arrancará con la comparecencia de Zapatero en el Congreso en el marco de un debate monográfico sobre política social anunciado ayer, con el que el presidente pretende responder 'a los sectores que dicen que este es el Gobierno que más recortes ha hecho', según explicó.

'Proclamo que este es el Gobierno que más ha mejorado las políticas sociales', solemnizó el jefe del Ejecutivo. 'Si algo caracterizará a la crisis cuando se la juzgue con perspectiva, es el esfuerzo titánico que este Gobierno ha venido haciendo para mantener los grandes pilares del Estado del bienestar', insistió Zapatero, para ondear de nuevo una bandera aparentemente arriada por la fuerza de los hechos en los últimos meses.

El presidente insta a Rajoy a que «se moje» en el debate sobre las pensiones

Los datos son, a su juicio, 'contundentes': educación, becas, sanidad, dependencia, vivienda, pensiones o cobertura al desempleo son partidas cuyo gasto 'duplica' al de 2004, cuando el PSOE heredó el poder de manos del PP. Esa será la médula de una comparecencia aún sin fecha.

Como prólogo a este argumento, el Consejo de Ministros aprobó ayer la 'subida de todas las pensiones' al menos un 1,3%, que responde exclusivamente a la desviación de la inflación sobre el alza aprobada para 2010. En el caso de las mínimas y las no contributivas, el aumento es del 2,3% (un 1,3% por la inflación y otro 1% de subida que no tienen el resto de las pensiones por la congelación acordada en el ajuste de mayo). Además, el Ejecutivo aprobó una revalorización del 1,3% del Salario Mínimo Interprofesional para 2011, tres décimas más del incremento apuntado en un principio y rechazado por los sindicatos.

El presidente enmarcó la subida de las pensiones un 24% desde 2004, según Zapatero y del SMI que ha ganado un 17% de poder adquisitivo en los últimos seis años, frente a los cinco que perdió con Aznar, según las mismas cuentas, en la defensa de la política social del Gobierno, menú dentro del cual incluyó otro gran protagonista: las reformas estructurales. Estas tienen precisamente, según enfatizó Zapatero, 'el gran objetivo de mantener la extensión de los pilares del Estado del bienestar y las políticas sociales'. Son la cruz de 2011. Un peaje 'imprescindible' porque, a juicio de Zapatero, 'constituyen la prosperidad, el bienestar y el empleo de mañana'.

De este modo, la reforma de las pensiones será 'la más importante que hay que llevar a cabo', advirtió el presidente. Y la fórmula elegida es la que rechaza la oposición y calienta nuevas movilizaciones sindicales. Zapatero reiteró su intención de elevar la edad legal de jubilación a los 67 años en la modificación que aprobará el Gobierno el próximo 28 de enero. Este retraso en la jubilación se realizará, según explicó, de forma gradual durante 15 años, desde 2013 hasta la finalización del proceso en el año 2027.

'Flexibilidad y progresividad' serán, apuntó, los dos ejes de la reforma que ultima el Ejecutivo, ante la que se 'redoblarán' los esfuerzos por lograr el máximo acuerdo, incluido el de un ahora rehacio PP.

'La reforma de las pensiones es sensata, Rajoy lo sabe, sabe que hay que hacerlo con acuerdo y espero que se moje', emplazó Zapatero al líder de la oposición, a quien pidió que esté 'a la altura de las circunstancias' en este debate.

Hay 'poderosas razones' que justifican la urgencia del Gobierno, según explicó el presidente. El envejecimiento de la población es una. Evitar una reforma 'brusca y mucho más fuerte' en un futuro, otra. La tercera trata de hacer de la prolongación de la vida laboral una tarjeta de visita que hable de la 'credibilidad' de España y genere 'confianza en las cuentas públicas'.

Este mensaje es clave para el Ejecutivo en 2011, un año en el que, según advirtió Zapatero, no cabe 'ser tan ingenuos' como para pensar que no persistirán las tensiones financieras que azotaron con crudeza en mayo y que se han reproducido con tenacidad en los últimos meses.

España 'está fuerte', sin embargo, diagnosticó Zapatero, y esa fortaleza se alimenta a su juicio de la capacidad para acometer reformas estructurales, la de las pensiones o también la que concierne al mercado laboral. Aprobada la reforma que disparó la primera huelga general contra Zapatero, el jefe del Ejecutivo anunció ayer que 2011 será el año de desplegar sus 'efectos positivos'.

Hacerlo implicará desarrollar dos claves en el nuevo marco laboral: la regulación de los expedientes de regulación de empleo (ERE), buscando precisar el despido objetivo, y la negociación colectiva, sobre la que legislará el Ejecutivo si los agente sociales no alcanzan un acuerdo antes del 19 de marzo, plazo límite fijado por el Gobierno.

Esta apuesta reformista fue ayer una prioridad en el discurso de Zapatero, aunque pueda tener un precio electoral en un 2011 que abre una campaña permanente hasta las próximas generales. 'El PSOE siempre se la ha jugado por España a la hora de hacer reformas por el futuro del país y ahora también'.

El jefe del Ejecutivo puso como ejemplos la reconversión industrial o la regulación de las pensiones abordadas por Felipe González en los años ochenta y que le costó también su primera huelga general. Aun así, son cambios, según avisó Rodríguez Zapatero, 'apremiantes y que exigen determinación política y voluntad de acuerdo'. Deberán ser otros, abundó en alusión al PP, los que decidan 'cuál es su sentido histórico' en relación con el futuro de España.

'El PP tendrá que optar si su compromiso con el país es a largo plazo o está en otra dimensión', apuntó Rodríguez Zapatero, respondiendo a las reiteradas invitaciones del primer partido de la oposición a forzar un adelanto electoral que no se producirá, según aseguró el presidente. 'Esta es quizá una de las legislaturas más inequívocas para terminar y hacer lo que se tiene que hacer, que son las reformas', zanjó Zapatero.

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