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"Abridme, por favor, necesito que me ayudéis"

El asesino de tres vecinos de Valencia les engañó para que le franquearan la puerta

JUAN E. TUR

A lo largo del día de hoy todavía reinaba la confusión entre los ciudadanos de la pedanía valenciana de Castellar-Oliveral en la que, la noche del pasado viernes, uno de sus vecinos, José Planells, de 33 años y apodado el Parreta, acababa a puñaladas con la vida de tres personas y hería de gravedad a otras dos. Según los testigos, el agresor llamó a las puertas de sus vecinos y les pidió a gritos que abrieran porque necesitaba ayuda. Cuando lo hacían, los atacaba con un cuchillo.

Lo que sigue sin aclararse es el móvil de la agresión. Ni los familiares que se acercaron al edificio ni la Guardia Civil (que mantiene detenido al presunto homicida a la espera de que pase a disposición judicial) facilitaron información al respecto. Sólo la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, que se acercó al lugar de los hechos, atribuyó lo ocurrido a una posible 'perturbación' del asesino. No obstante, algunos medios apuntaban que la Guardia Civil investigaba si el Parreta consumió cocaína poco antes del suceso.

En su visita, la alcaldesa anunció que el Ayuntamiento condecorará a la persona que detuvo al agresor, un policía local de la pedanía que, pese a encontrarse entonces fuera de servicio, procedió a inmovilizar al agresor cuando salió a la calle ensangrentado tras cometer presuntamente las agresiones. Al parecer, el homicida se mostró aturdido y no opuso resistencia.

Según el relato de algunos testigos, el suceso tuvo lugar pasadas las 21 horas, cuando Planells comenzó a llamar a voces a las puertas de sus vecinos. Cuando algunos de ellos abrieron, este los atacó. Acabó con la vida de una anciana, un niño de 13 años y el padre de este. El presunto homicida hirió también de gravedad a la madre del menor (ingresada con pronóstico muy grave en la UCI del hospital La Fe de Valencia) y a un quinto vecino (en estado clínicamente estable), que fue el que, después de forcejear con él, y tras quedar el arma blanca enganchada a su cuerpo, pudo dar la voz de alarma.

'Nadie le encuentra explicación', narraban a este diario algunos vecinos reunidos junto a una de las casas rústicas colindantes al edificio en el que sucedieron los hechos. 'No parecía tener ningún trastorno. Estaba felizmente casado, embobado con su niña recién nacida, y tanto él como su mujer tenían trabajo', decía uno de ellos que aseguraba conocer a Planells desde su infancia. 'Si las víctimas le abrieron es porque era su vecino', apuntaba otra, añadiendo que serán los supervivientes los que tendrán que relatar lo ocurrido.

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