Mientras en los colegios españoles se prohíben los móviles, la ciudad de Nueva York designa las redes sociales como “un peligro para la salud pública”: no cabe duda de que algo está cambiando en la forma en la que las instituciones públicas abordan las nuevas tecnologías y su impacto social y psicológico.
Y aunque ya se “celebra” desde 1997, el Día de Internet seguro llega este año en pleno auge de las fake news, los engaños y las estafas. Entre estas últimas destaca el conocido como fraude romántico cuyo escenario son las apps de citas, en particular Tinder, la red social por excelencia para ligar, encontrar pareja… y engañar a los usuarios.
Tinder, ¿la ‘app’ de los estafadores?
Según señala la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos, los usuarios de redes sociales denunciaron una pérdida de 550 millones de dólares en estafas románticas en 2021 lo que supuso un aumento del 80% con respecto al año anterior.
El propio Ministerio del Interior español ya se ha puesto también en alerta para mostrar a los usuarios el peligro de herramientas digitales como Tinder: dentro de la operación conocida como “Románticos” se detuvieron durante febrero del año pasado a dos personas por estafar 57.000 euros en el conocido como romance scam, el timo del amor o fraude romántico que consiste en ganarse la confianza de la víctima para pedir dinero… y no devolverlo, por supuesto.
Y seguro que habéis oído hablar del crimen de Morata de Tajuña que conmocionó este principio de año: tres hermanos asesinados tras un supuesto ajuste de cuentas por las deudas que acumulaban desde hacía años tras una estafa romántica: los timadores se hacían pasar por soldados estadounidenses pidiendo dinero para cobrar una falsa herencia.
Carles Porta en Luz en la oscuridad también nos habló recientemente de otro crimen vinculado al romance scam, en este caso protagonizado por una trama formada por tres personas que usaban Badoo para sus timos que acabaron con varias víctimas, una de ellas asesinada.
No cabe duda, Tinder y el resto de aplicaciones para encontrar pareja son el escenario ideal para engañar. ¿Por qué? Porque los estafadores juegan con los sentimientos de sus víctimas que bajan la guardia cuando se enamoran o sienten la posibilidad de haber conocido alguien especial.
En una sociedad marcada por una soledad cada vez más crítica —hasta el punto de considerarse una causa más grave de mortalidad que el alcoholismo o el tabaco—, las aplicaciones de citas son la (falsa) ilusión a la que millones de personas se agarran para encontrar el amor y/o una buena compañía.
Por supuesto, así sucede en algunas ocasiones, pero en otras no solo son decepciones sentimentales las que se acumulan en redes, sino algo peor: maltrato psicológico y delitos criminales.
Las estafas más comunes en Tinder
Ya lo exponía el Ministerio del Interior en el caso referido anteriormente: cuando la persona con la que contactamos por Tinder empieza a contar una “película”, mal asunto. Pero estas narraciones rocambolescas que incluyen hijos con problemas, madres enfermas e inversiones inmobiliarias “seguras”, son solo una herramienta más del estafador para conseguir sus objetivos.
- Los perfiles falsos. Es la treta más habitual. Los estafadores se las arreglan para generar perfiles falsos —como sabemos, algo cada vez más habitual en todo tipo de redes y que es muy difícil de controlar por las propias firmas tecnológicas— con los que entrar en contacto con sus potenciales víctimas. Con fotos obtenidas de bancos de imágenes o robados de otras cuentas, los estafadores generan confianza en otros usuarios.
- Catfishing. En relación a los perfiles falsos, esta estrategia pasa por robar información de otras cuentas y añadirla a la propia: son las conocidas como cuentas “títere”.
- Código de verificación. Se trata de una estafa que hace “picar” a la víctima a través de un código de verificación que esta recibe en su móvil y que, en caso de confirmar, dará acceso al estafador a su información personal, incluyendo hasta la cuenta bancaria.
- Las estafas de criptomonedas. Teniendo en cuenta que se trata de un universo a menudo ininteligible para los profanos, las criptomonedas también se presentan como una estrategia para engañar a los usuarios más confiados. Obviamente si un contacto te intenta convencer para invertir en criptomonedas antes si quiera de tomar un café y darse a conocer personalmente, es muy probable que sea un estafador.
- Sextorsión. Es una estafa habitual en todo tipo de redes sociales de las que han sido víctimas también muchos famosos como Bella Thorne o Jennifer Lawrence.
- La estafa romántica. Uno de los objetivos finales de los estafadores más ambiciosos es camelar a la víctima durante semanas hasta ganarse su confianza total y llevar a cabo una estafa económica, como hemos visto. En este tipo de estafas se pueden incluir varios colaboradores, incluyendo personas que quedan con la víctima físicamente para que estas confíen plenamente en ellas.
¿Cómo detectar estafas en Tinder?
Seguro que si has leído las estrategias que usan los estafadores del Tinder habrás pensado “eso no me puede pasar a mí”. Pero si te has enamorado alguna vez sabrás que no hay estado emocional más cándido, ingenuo y crédulo que este: cuando estamos enamorados, el nivel de riego cerebral desciende notablemente, metafóricamente hablando. Vivimos en una nube y en las nubes no existen ni el mal ni los estafadores. Y con ello juegan los timadores, con la infinita estupidez credulidad del enamorado.
Hasta la propia Tinder organizó recientemente una campaña para poner freno al creciente auge de los fraudes románticos “pretendiendo acabar con el estigma que impide que aproximadamente el 97% de las víctimas denuncien y obtengan justicia”.
Ahí está el caso de del famosos estafador Simon Leviev que se llevó varios millones de dólares y una serie de Netflix tras timar a tres mujeres. ¿Y cómo reconocer a uno de estos estafadores de Tinder?
- Demasiado bueno para ser verdad. Como en las películas de sobremesa en Antena 3 en las que todos son arquitectos, abogados o médicos, los perfiles de estafadores en redes de citas suelen caer en diversos tópicos fácilmente identificables, sobre todo antes de picar el anzuelo. Luego nos parecerá todo muy real, pero en principio, un arquitecto millonario y guapo con avión privado que nos llena de elogios sin conocernos de nada no es muy normal.
- Las fotos. Una forma muy rápida de detectar al tramposo es analizando las fotos del perfil que pueden estar manipuladas de forma más o menos chapucera. También podemos hacer una búsqueda “inversa” de fotos para conocer el origen de una fotografía.
- Perfil real. Usa todas las herramientas que tengas a tu disposición para asegurarte de que el perfil sea real, además de las fotos.
- Love bombing. El elogio exagerado del que ya os hemos hablado es un recurso más que grueso, pero que funciona con muchas víctimas. Lo dicho, todos somos maravillosos, pero si nos los dice insistentemente alguien que apenas nos conoce, empieza a desconfiar.
- Te pide información “demasiado” personal. Una cosa es que te pregunte tu edad y otra que te pida datos sobre tus finanzas o tus posesiones personales. Si empieza a hablar de dinero, tanto del que le sobra como el que tú puedes tener, desconfía.
- Incesante búsqueda de conexión emocional. Puede que se trate de un estafador un poco más sutil, que no te llene de elogios, que no diga ser arquitecto ni médico, no sea especialmente guapo, ni te hable de dinero. Pero si va demasiado rápido en su búsqueda de conexión emocional, pero no quiere, paradójicamente, quedar contigo, hay algo que no encaja.
- ¿Por qué no quiere quedar personalmente? Salvo estafas muy maquiavélicas como las de Simon Leviev que incluso contaba con aviones privados alquilados para engañar a sus víctimas, en la mayor parte de los casos evitan quedar físicamente para no exponerse más de la cuenta. Como siempre sucede con las redes de citas, cinco minutos de charla tienen mucho más valor que cientos de mensajes digitales. Si nunca puede quedar porque está muy liado pero esta enamoradísimo de ti, algo sigue sin encajar, ¿no?
