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El PSOE andaluz teme que González busque un “tercer candidato” fuera de la pugna Díaz-Sánchez

Las dudas del expresidente del Gobierno sobre las aspiraciones de la sevillana a liderar el partido desatan el “pánico” en la federación andaluz, que esperaba el espaldarazo definitivo.

"Yo no tuerzo mi criterio para contentar a nadie”, ha resaltado el expresidente Felipe González, bajo la atenta mirada de Susana Día. / EFE

DANIEL CELA

SEVILLA.— Las dudas de Felipe González sobre las opciones de Susana Díaz a liderar el PSOE federal han dejado a la federación andaluza en estado de shock. El círculo próximo a la presidenta de la Junta esperaba que la charla-coloquio del expresidente del Gobierno, organizada este jueves por el grupo de comunicación Joly, serviría de “espaldarazo definitivo” a la candidatura de Díaz.

Con un aforo muy controlado, previa invitación, se reunió estratégicamente a la plana mayor del PSOE-A y prácticamente a todo el Gobierno autonómico en pleno. Además el evento sirvió para que reaparecieran en público los expresidentes Manuel Chaves y José Antonio Griñán, más de dos años apartados tanto de los actos de partido como de los eventos institucionales (ni siquiera estuvieron en los festejos del 28F).

En ese escenario tan propicio, con la potente federación socialista andaluza sacando músculo, y todas las cámaras apuntando al expresidente, González ha lanzado tres bombas. Primera: No apoya a Susana Díaz como candidata a la secretaría general del PSOE (“para no fastidiarla”). Segunda: Reprocha a la andaluza que esté retrasando el congreso federal, sin fecha, hasta que la situación le sea propicia (“hasta que la breva esté madura”). Y tercera, quizá la que más desconcierto ha causado en las filas socialistas andaluzas: Sí, Susana es buena (“tiene fuerza y coraje”), pero en el partido hay más.

Esta idea no ha pasado desapercibida en la dirección del PSOE-A, que teme que Felipe González crea que “hay que pasar página” tras la guerra abierta en el seno del partido y busca ya a “un tercer candidato” al margen de la pugna Díaz-Pedro Sánchez. “Felipe ha dejado claro que Susana y Pedro están más que amortizados. Si no tiene a un tercer candidato en mente, desde luego hoy ha hecho un llamamiento público para que aparezca”, afirma un miembro de la ejecutiva socialista.

Los socialistas andaluces temen que Felipe González crea que “hay que pasar página” tras la guerra abierta en el seno del partido 

Lo que parecía iba a ser una puesta de largo ha terminado con tintes de funeral: caras serias y miradas nerviosas por todos lados a la salida del expresidente del céntrico hotel de Sevilla en el que ha tenido lugar la conferencia. Se daba por hecho que las respuestas de Felipe González a la situación interna del PSOE no serían un apoyo explícito a Díaz, pero al menos allanarían el terreno de la sevillana hacia las primarias. El apadrinamiento de González está devaluado de cara a la militancia más crítica, pero sigue sirviendo de reclamo en clave interna de cara al futuro congreso federal: en palabras de un miembro del Ejecutivo andaluz: “ayuda a disuadir a posibles adversarios”.

Pero la actitud del expresidente sorprendió a muchos, a otros les dejó “atónitos”, a unos cuantos “desconcertados” y a unos pocos “en estado de shock”. “¿Reacio? No, lo siguiente”; “Muy esquivo, se resistía a responder, estaba incómodo, y eso que sabía perfectamente qué le iban a preguntar”; “Al principio del acto, antes de dar el discurso, ya había advertido de que no estaba ahí para apoyar a Susana. Y en tres ocasiones ha dado a entender que no iba a entrar en la batalla a favor de ella”; “A mí me ha quedado claro que con Pedro Sánchez, ni en pintura, pero que con Susana Díaz, tampoco está claro”; “Ha dejado caer que hay más aspirantes tan buenos como ella”; “Lo duro no es que haya usado una fórmula más o menos hecha para esquivar su apoyo explícito a Susana —“No digo que la apoyo para no gafarla”— Lo duro es que le ha lanzado un dardo directo por estar retrasando el congreso federal sine die. Y eso sí se lo ha dicho mirándola directamente a ella”.

Éstas son algunas de las opiniones recogidas de miembros y exmiembros de la ejecutiva del PSOE y del Gobierno andaluz que han seguido la intervención de González, y que tenían muy cerca a Díaz.

“Yo no tuerzo mi criterio para contentar”

Esta semana, la presidenta de Andalucía ha reaparecido en dos entrevistas en televisiones nacionales en las que no ha confirmado que optará a la secretaría general del PSOE, pero le han servido para mantener viva y agitada la llama. Díaz acudió a dos platós de televisión como presidenta de la Junta, pero tuvo que responder a más preguntas relacionadas con las primarias socialistas. Su intervención ha sido muy criticada desde algunos sectores, porque ambas entrevistas fueron promocionadas desde la cuenta oficial de Twitter del Gobierno andaluz, algo que algunos han entendido como una campaña personal de la imagen de Díaz.

Felipe ha dejado claro que Susana y Pedro están más que amortizados. Si no tiene a un tercer candidato en mente, desde luego hoy ha hecho un llamamiento público para que aparezca”

Ahora, Felipe González se deja ver con la andaluza, a quien meses atrás desaconsejó dar el salto a Madrid, en un gesto que muchos dentro del partido interpretaron como un claro alineamiento del expresidente en la disputa por el liderazgo del partido. González dudó en el pasado de si Susana Díaz reunía las cualidades necesarias para aspirar a la secretaría general del PSOE y, por ende, a la presidencia del Gobierno.

Socialistas de la vieja guardia, excompañeros y antiguos miembros de su gabinete, le hablaron muy bien de ella, definiéndola como alguien con mucha ambición, con una perseverancia y una determinación a prueba de tsunami, y con un control absoluto de los tiempos orgánicos y de los censos que dan y quitan jefes en el PSOE. También pusieron en duda su capacidad para tener una visión global del país. Entonces no la conocía. Pero desde entonces su relación se ha hecho más próxima, y la sevillana cuenta con él como principal referente.

González apadrinó desde la distancia la operación de desalojo de Pedro Sánchez de la secretaría general del PSOE, urdida desde cerca por Susana Díaz. Aquella aparatosa crisis interna a la vista de todos ha dejado herido de muerte al partido y, lo que es peor, se ha instalado en el imaginario colectivo que el PSOE está dividido entre el aparato y la militancia. González y Díaz se han rebelado contra esa lectura, que sobre todo ha difundido Pedro Sánchez y su entorno, y ahora ambos reclaman unidad y cohesión tanto para el partido como para el país.

De lo que se ha dado cuenta este jueves la presidenta de la Junta es simple: el hecho de que González esté abiertamente en contra de que regrese Sánchez no implica que respalde sus aspiraciones para dirigir el partido. Ante los rostros serios y aparentemente decepcionados de la multitud y de la propia Díaz, el expresidente culminó su intervención con un mensaje que sonó a justificación: “Tengo 74 años. Desde 1996 no estoy en el Gobierno, desde 1997 no dirijo el partido. Hago lo que creo que tengo que hacer, soy independiente. Me comporto como creo con mi independencia, porque creo que es un valor incalculable. Si me piden mi consejo, lo doy, pero les recuerdo el jarrón chino. Y les advierto: Yo no tuerzo mi criterio para contentar a nadie”.

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