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Se busca financiación contra el cáncer

Más de 1,5 millones de personas padecen esta enfermedad y, cada año, se detectan 215.000 nuevos casos en España. Los recortes en I+D+i y las condiciones burocráticas dificultan la financiación de investigaciones, que afrontan sus objetivos con presupuestos muy reducidos.

Se busca financiación contra el cáncer

ANA ISABEL BERNAL TRIVIÑO

MÁLAGA.- Cada año se detectan 215.000 casos de cáncer en España y la primera reacción de los pacientes es saber si hay un tratamiento que les cure. Preguntas que aumentan cuando aparece la recidiva o los enfermos son resistentes a la quimioterapia.

El cáncer no es una única enfermedad. Cambia en función de la edad o de la zona afectada. Por ello es precisa la investigación en varios frentes, pero los científicos españoles no sólo tienen como reto la propia enfermedad sino que, de forma constante, hacen frente a los impedimentos de financiación. A pesar de estudios como los del oncólogo Felipe Ades, del Instituto Jules Bordet, que demuestran que a mayor gasto sanitario, mejor supervivencia frente al cáncer, los recortes en I+D+i del Gobierno español en estos años de crisis han condicionado la realización de proyectos. Científicos, que según los datos del Consejo Económico y Social, se deben enfrentar a un recorte real de gasto del Estado de hasta el 60,5% entre 2009 y 2013.

Estos son algunos de los investigadores que han dedicado parte de su tiempo no sólo a entender y retar al cáncer para salvar vidas, sino a buscar el déficit que los presupuestos públicos no cubren o que ni siquiera llegan a existir.

Antonio Pérez. Médico adjunto Servicio Hemato-Oncología Infantil en Hospital Universitario La Paz

Antonio Pérez. Médico adjunto Servicio Hemato-Oncología Infantil en Hospital Universitario La Paz

Antonio Pérez (d), médico adjunto Servicio Hemato-Oncología Infantil en Hospital Universitario La Paz, junto a su equipo de investigación.

La leucemia es el cáncer más frecuente en niños. En España se diagnostican al año 1.400 niños con cáncer, de los cuales un 20% mueren. Es la primera causa de muerte infantil en nuestro país. Sin embargo, no hay suficientes ensayos clínicos destinados a los más pequeños, con sus peculiaridades.

Antonio Pérez es el responsable de Lydia. Se llama así en memoria de una niña de 6 años cuyos padres donaron los fondos recaudados para pagarle un tratamiento fuera de España. “La investigación en cáncer infantil ha disminuido mucho. Yo soy afortunado porque en 2008, 2011 y 2015 pude investigar. Pero pasamos de partidas de 100.000 euros u 80.000 euros, a 51.000, como fue la del año pasado”. Con casi la mitad de presupuesto que al principio, debe afrontar tres años de estudio. Lo suyo no es sólo un proyecto de investigación. Es un ensayo clínico y requiere otros gastos y condiciones. Antonio reconoce que la industria farmacéutica suele liderar esos ensayos: “Ellos te venden su producto, pero la investigación independiente y académica es poco atractiva porque no es un producto farmacéutico a lo convencional”.

Para cubrir el descenso de financiación pública, Antonio pudo completarla con la Fundación CRIS Contra el Cáncer y con Fundación Mutua Madrileña. Su caso tiene otra peculiaridad contra la que pelear: “No somos investigadores básicos, somos médicos que tenemos nuestra labor asistencial y que hacemos investigación como podemos, fuera de nuestro horario de trabajo, porque no lo pagan”.

Con su ensayo clínico buscan evitar las recaídas de la leucemia monoblástica. Es la segunda leucemia en niños y con más mortalidad. “Queremos evitar que no recaiga. Intervenir antes de la recaída”. Y lo están consiguiendo. Ahora, uno de cada tres niños se puede someter a un trasplante de médula sin riesgo, cuando antes ningún tratamiento les ayudaba a salvar la vida. Antonio es tajante en la defensa de la investigación: “No es un lujo ni un coste añadido. Debe ser un motor económico que sea la marca España. Con esa innovación se pueden crear patentes y venderlas, porque eso mismo lo compramos a los americanos, por ejemplo. Hemos tenido otros modelos económicos, como el turismo, pero no hay que ajustar ahora en I+D. Al revés, es momento de inversión y que ese beneficio revierta en los propios hospitales y hacer el sistema sostenible”.

Eva María Galán. Investigadora del Centro Regional de Investigaciones Biomédicas, UCLM

Eva María Galán. Investigadora del Centro Regional de Investigaciones Biomédicas, UCLM

Eva María Galán. Investigadora del Centro Regional de Investigaciones Biomédicas, UCLM.

Después de una estancia en EE.UU y cinco años de investigación en París, Eva María Galán, de 34 años, regresó a España. Su trabajo, iniciado en el Hospital General de Ciudad Real, se centra en el microambiente tumoral del cáncer de mama. Es decir, “más que atacar la célula tumoral, estudiamos cómo atacar a las que rodean al tumor. Queremos cortar la alimentación del cáncer, que muera de hambre, en sencillas palabras”, relata.

Mientras estaba en este hospital, consiguió un contrato de un año, renovable hasta cinco, en la Universidad de Castilla La Mancha. “Aunque en teoría son cinco años, no puedo acreditar ninguna vinculación a largo plazo, porque en el contrato aparece un año”, comenta la investigadora. Y este hecho dificulta la obtención de financiación para crear su propio equipo de investigación. Cuando pidió financiación pública nacional en la última convocatoria, debía acreditar que su vinculación con la Universidad cubría la duración del proyecto: cinco años.

De poco sirvió que la Universidad intentara acreditar la vinculación por la duración total del proyecto. Desestimaron la solicitud por no cumplir ese trámite. Aunque su investigación de cáncer de mama está en un limbo administrativo que impide su financiación, ha conseguido que la asociación AMUMA apoye su proyecto con el 25% de su recaudación anual, y cuenta con el apoyo del Hospital de Ciudad Real, que proporciona material y reactivos. La burocracia le resta muchas horas de investigación. “Yo vengo con mi planificación diaria al trabajo y siempre la tengo que alterar porque hay algún motivo burocrático que me exige dedicar más tiempo al ordenador que al laboratorio”.

Comenta que durante estos años las convocatorias de investigación biosanitaria estuvieron anuladas en Castilla La Mancha. Entiende que los investigadores españoles no regresen porque, a la vuelta, todo es más complicado. “En Francia me concedieron todas las solicitudes de convocatorias públicas a las que opté. Aquí puedes estar años recibiendo negaciones. Mis compañeros no han vuelto. También hablan de la excelencia, pero es que en Francia, a mi edad, se me consideraba excelente. Hay menos tapón. Ahora compites con investigadores de 40-45, que tienen 10 años más de experiencia y currículum. Lo que antes se conseguía con 30-35 años ahora se consigue con 45, si no te rindes antes, por lo que vives en una situación precaria”. Si la situación de su proyecto no se resuelve, deberá de reducir objetivos de su estudio sobre cáncer de mama.

Nuria Malats. Investigadora Grupo de Epidemiología Genética y Molecular. Programa de Genética del Cáncer Humano Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO)

Nuria Malats. Investigadora Grupo de Epidemiología Genética y Molecular. Programa de Genética del Cáncer Humano Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO)

Su grupo trabaja en cáncer de páncreas y vejiga urinaria. Desvela que investigar el cáncer de páncreas es una carrera de obstáculos porque no es frecuente, los pacientes mueren rápido como para conseguir pruebas, se diagnostica tarde y la industria farmacéutica no se ha centrado en el desarrollo de medicamentos para este tumor. “Hay pocos recursos y las agencias financiadoras no han priorizado este tumor lo que impide avanzar en su control, en España y en Europa”, reconoce Nuria Malats.

Ella es responsable de un proyecto ERA-NET TRANSCAN donde identifican marcadores para diagnosticar el cáncer de páncreas y recidivas en estadios precoces, de forma que la supervivencia se pueda alargar más allá de seis meses. Pero el proyecto depende de la financiación de cada país, y ahí aparecen las diferencias: “En este proyecto participan dos compañeros de Alemania e Italia. El grupo coordinador recibe 400.000 euros. El italiano, 300.000. El otro grupo alemán 200.000. Los dos grupos de España que estamos, para los tres años de investigación, no llegamos a los 75.000, donde un 21% se destina a unas tasas específicas. Y con lo poco que queda se nos pide la misma contribución del resto de grupos”, especifica.

Nuria relata que no pueden declinar estas participaciones, porque quieren que la investigación española tenga presencia en Europa. “Esto refleja la falta de priorización de la investigación en España”, puntualiza, “y pedimos comprensión a los compañeros europeos por esa limitación. No quiero ser negativa e intentamos hacer lo mejor, pero necesitaríamos un poco más de sensibilidad”. Admite que con la menor financiación europea y los recortes en I+D+i nacionales, la competición en Europa es “brutal”. A pesar de todos los inconvenientes, también han creado una plataforma para aumentar la concienciación de este cáncer y su investigación, y han acudido al Parlamento Europeo, pero puntualiza que todo es cuestión de prioridades: “Mientras la mortalidad de otros tipos de cáncer baja, en el de páncreas, aumenta. En EE.UU han puesto más dinero para el cáncer de páncreas, con 5 millones de dólares. Aquí, en Europa, no lo hemos hecho”.

Xosé R. Bustelo. Profesor de Investigación del CSIC y Vicedirector del Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca

Xosé R. Bustelo. Profesor de Investigación del CSIC y Vicedirector del Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca

Xosé R. Bustelo (c), profesor de Investigación del CSIC y Vicedirector del Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca, junto a su equipo de investigación.

La AECC aportó el presupuesto que necesitaba para estudiar la metástasis en el cáncer de mama. Xosé Bustelo, responsable de esta investigación, expresa su malestar por unos recortes en I+D+i que, en su caso, no se justifican ni por la falta de productividad o de competitividad internacional. “No nos quejamos de vicio. La financiación para proyectos de investigación en España siempre ha estado muy por debajo de lo que se adjudica en países de nuestro entorno. Los efectos de esta política serán devastadores y se verán en los próximo años”, afirma.

Su equipo demostró una vía nueva de señalización para el desarrollo de diversos subtipos de cáncer de mama y para su mestástasis en pulmón. El problema es cómo continuar porque el periodo de financiación inicial ha concluido y necesitan cubrir el coste de técnicas específicas y de personal especializado: “Los grupos españoles de investigación están acostumbrados a usar la financiación de manera muy efectiva. Debemos de ser uno de los países de Europa con una productividad mayor cuando se pone en la balanza financiación obtenida y resultados conseguidos”. Ahora quieren estudiar la función de diversos tipos tumorales y conseguir nuevas terapias. Para ello necesitan un millón de euros para cinco años.

Lamenta que, en la búsqueda de financiación pública, siempre conceden menos dinero del que se necesita. “Y la única razón que dan es que no hay dinero para más, lo que es bastante frustrante”, puntualiza el investigador. También señala la complicación de financiar al personal a través de programas como Juan de la Cierva: “Es casi imposible que un doctor la obtenga a no ser que tenga un CV con el que, en otros países, casi valdría para ser investigador principal. Pese a la tan cacareada recuperación económica, el presupuesto de I+D+i sigue estancado. No creo que sea un problema de prioridades. Es una cuestión ideológica, a mi entender, puesto que este gobierno ha tenido una cruzada clara contra todo lo que huele a cultura o ciencia en este país”.

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