Este artículo se publicó hace 15 años.
Unos 150 policías desarmados custodiarán diálogo sobre Honduras en San José
Las autoridades de Costa Rica establecieron un dispositivo de seguridad compuesto por unos 150 policías desarmados en las cercanías de la casa particular del presidente Óscar Arias, donde desde hoy se realizará una reunión para buscar una salida a la profunda crisis política en Honduras.
La ministra costarricense de Seguridad, Janina Del Vecchio, informó a los periodistas que se han cerrado las calles unos 200 metros alrededor del lugar y, fieles a la tradición pacifista del país, los policías, incluidas numerosas mujeres, estarán desarmados.
El mandatario depuesto de Honduras, Manuel Zelaya, llegó el miércoles a Costa Rica y exige su retorno al poder sin ninguna condición, así como la salida inmediata del Gobierno que lo sustituyó.
Fuentes oficiales confirmaron a Efe que el nuevo gobernante hondureño, Roberto Micheletti, nombrado en ese cargo por el Congreso el 28 de junio pasado tras el derrocamiento de Zelaya, llegará al aeropuerto Juan Santamaría aproximadamente a las 9.20 (15.20 GMT).
Aún no se confirma la hora del inicio de las conversaciones, pero todo apunta a que será después del mediodía (18.00 GMT).
Organizaciones sociales costarricenses han anunciado manifestaciones en las cercanías de la casa de Arias para protestar en contra del golpe de Estado, darle su apoyo a Zelaya y al proceso de medicación liderado por el presidente costarricense.
El conflicto en Honduras se originó el pasado 28 de junio cuando el ejército expulsó del país a Zelaya, quien luego fue destituido por el Congreso, órgano que nombró como nuevo mandatario a Micheletti.
Ese día Zelaya iba a realizar una consulta popular, declarada ilegal por diferentes instituciones del Estado, en la que preguntaría a los ciudadanos si estaban a favor de la instalación de una urna adicional en las elecciones del 28 de noviembre.
En dicha urna se les consultaría si estaban de acuerdo con la convocatoria de una Asamblea Constituyente para reformar la Carta Magna, una maniobra que los opositores a Zelaya veían como un intento de seguir en el poder.
La comunidad internacional, de manera unánime, ha condenado el golpe de Estado en Honduras y han exigido el retorno de Zelaya al poder.
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