La céntrica calle Larios es el punto de partida para iniciar cualquier visita a la capital malagueña. Un desayuno reglamentario, con su tostadita de aceite de oliva virgen sobre pan de Antequera incluida, ayudará sin duda a empezar el día con ánimo.

En la ciudad alta, la Alcazaba de los gobernadores nazaríes y el castillo de Gibralfaro, desde el que se disfrutan las vistas más espectaculares de la ciudad, constituyen una visita hasta el mismo corazón de la historia musulmana y cristiana de Málaga, que debe complementarse con el viejo teatro de la calle Alcazabilla que atestigua magníficamente el pedrigí romano de la ciudad.

La visita a la gran Málaga histórica y monumental se complementa con la Catedral, una superposición de estilos del gótico al barroco, pasando por el renacimiento, que es todo un catálogo de joyas artísticas y arquitectónicas atesoradas durante siglos.

Unos vinitos por la zona de Larios-pasaje de Chinitas antes de buscar restaurante entre la espléndida oferta malagueña de restauración permitirá adentrarse en una de las costumbres locales de mayor raigambre: el tapeo.

La Fundación Casa Natal Pablo Ruiz Picasso se localiza en la coqueta plaza de la Merced. Desde allí es fácil seguir una pequeña ruta, cuyos detalles se facilitan en cualquier oficina de turismo, por algunos de los lugares que marcaron los primeros años de vida del artista, hasta llegar al Museo Picasso Málaga, instalado en el antiguo Palacio de Buenavista, donde se muestran más de doscientas obras de este genio universal.

Un romántico paseo por la Alameda Principal malagueña o por el paseo marítimo Pablo Ruiz Picasso, junto a la playa de la Malagueta, preparan el ambiente para llegar a la noche, uno de los platos fuertes de toda visita a Málaga. Cualquiera de los muchos bares y restaurantes de esta barriada popular sirven para ilustrarlo...

Un día en Málaga puede parecer muy poco, pero da mucho de sí si se estira bien.