Este artículo se publicó hace 17 años.
Aaarhus se viste de rojigualda y blanquirrojo en una fiesta de confraternización
Las calles de Aarhus vivieron en las horas previas al encuentro entre Dinamarca y España (18.00 GMT), un ambiente de fiesta en el que los colores rojigualda y blanquirrojo se mezclaron en una celebración marcada por el ambiente festivo y la confraternización entre aficiones.
El centro de la segunda ciudad de Dinamarca, con cerca de 300.000 habitantes y cuyos hoteles han colgado el cartel de completo desde hace una semana, y edificios oficiales como el ayuntamiento amanecieron engalanados con las banderas de ambos países.
Mientras la mayoría de sus habitantes aprovechaban para realizar sus compras, una veintena de hinchas españoles tomó la calle peatonal de Ryesgade y las vías adyacentes pasado el mediodía, desfilando al son marcado por el inefable Manolo "El del bombo" y recurriendo a los conocidos "A por ellos" y "España, España".
Envueltos en banderas españolas, vestidos de toreros o luciendo la camiseta de la selección, con el "7" del ausente Raúl como ganador por amplia mayoría, desfilaron durante más de una hora, acompañados incluso durante unos minutos por la banda de música local, que interpretó entre otras piezas el "Qué viva España".
Intercambios de banderas y bromas reflejaron el ambiente distendido que se vivió en la ciudad, cuyo alcalde ha querido aprovechar la visita de la selección española para atraer a turistas e incluso se ha animado a grabar un vídeo promocional en el que pronuncia unas palabras en español.
Con el paso de las horas, fueron los miles de hinchas daneses llegados de todo el país en tren, autobús o coche quienes asumieron el protagonismo acorde con su clara supremacía numérica e inundaron las calles de la ciudad con sus colores y cánticos.
Destacada presencia tuvieron los "roligans" -del danés "rolig", (tranquilo)-, el popular movimiento de hinchas de la "dinamita roja" surgido en los años 80, conocidos por su carácter pacífico y familiar y su amor por la cerveza.
De la expectación que el partido ha despertado habla el hecho de que las entradas se agotaron ya hace casi dos meses, el mismo día que salieron a la venta y en apenas siete minutos.
El traslado obligado al NRGi de Aarhus ha supuesto la reducción a la mitad del aforo, poco más de 20.000 personas, pero Dinamarca sentirá muy de cerca el apoyo de otra cantidad similar de hinchas.
En el hipódromo adyacente al estadio, al aire libre, se han colocado dos pantallas gigantes de 69 y 71 metros cuadrados, donde los aficionados vivirán una jornada de fiesta que comenzará 3 horas y media antes del partido y en la que habrá actuaciones de varios grupos musicales.
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