Este artículo se publicó hace 13 años.
Abidal, omnipresente
El marcador del Camp Nou iluminó el minuto 22 del encuentro y la hinchada azulgrana, sensibilizada, estalló en un sentido aplauso. Durante 60 segundos, los aficionados batieron palmas y callaron luego. Fue su manera de hacer llegar su solidaridad y sus ánimos a Éric Abidal, el 22 del Bar-ça, operado el pasado jueves de un tumor hepático. También a Miki Roqué, como sugería una de las diversas pancartas que ayer ondearon en el estadio azulgrana. El jugador del Bestis, de 22 años, padece un tumor maligno en la pelvis y, tras ser operado, tendrá que someterse a un tratamiento de quimioterapia.
No sin un punto rayano a lo morboso tanto tributo exacerbó el dramatismo de la delicada situación, la afición se sumó así al homenaje hacia el defensa francés, iniciado por el club y continuado por el equipo dirigido por Pep Guardiola, antes y durante el partido. Los jugadores del Bar-ça habían saltado al césped enfundados en una camiseta azul con un mensaje muy claro, corto y sencillo: "Te queremos, Abi". Antes, el club había proyectado un vídeo con algunas de las mejores jugadas del internacional francés, las muestras de apoyo recibidas desde otros equipos e imágenes de sus hijas. La conclusión del montaje quiso ser un soplo de aliento para Abidal: "Este partido también lo ganarás". "Con la ayuda de tu gente, con la de todos; no estás solo".
"Abi necesita la energía de todos y la del Camp Nou seguro que le ha llegado a la habitación", afirmó Andoni Zubizarreta en el intermedio. "La semana y la previa del partido han estado llenas de emoción y eso siempre acaba influyendo", prosiguió el secretario técnico del Barcelona. Quizá por eso, el abrazo en torno a Alves, cuando el brasileño celebró su tercer tanto del curso, resultó tan emotivo. Abría la victoria que, se habían prometido en el vestuario, le regalarían a Abidal, y que la esposa del francés les había solicitado, a través de un mensaje de móvil, antes del encuentro. "Era una presión añadida", confesó el brasileño.
"Han respondido muy bien a una semana muy larga y complicada", se felicitó Guardiola. El técnico, que la víspera había exigido a la Cope y al Madrid explicaciones por las insinuaciones de dopaje vertidas contra el Barça, vio cómo Sandro Rosell le secundaba ayer. "Estoy muy contento por los tres puntos, pero muy enfadado por lo que está pasando", señaló el presidente azulgrana a Barça TV. "Una cosa son las quejas sin argumentos por el calendario y los árbitros, que no es fair play pero entra dentro del juego, y otra muy diferente las calumnias. Por ahí no pasamos e iremos hasta las últimas consecuencias", advirtió Rosell, en un mensaje que pareció dirigido también al Madrid.
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