Este artículo se publicó hace 13 años.
Un activismo social dormido y que ha despertado
Ricard Gutiérrez, 31 años. Informático
Desde los 15 años Ricard Gutiérrez ha mantenido un perfil muy activo en los movimientos sociales en sus vertientes de lucha sindical o estudiantil. Sin embargo, como él mismo reconoce, “la vida da muchas vueltas”, y tras montar su propia empresa, desconectó. Ese espíritu regresó en todo su esplendor a Ricard cuando conoció el 15-M. No tardó en apuntarse a la organización del movimiento en Sevilla, en la que sigue trabajando hoy día. “Lo que más me atrajo es que incluía a todos en una inquietud común, había lanzado a la calle a personas de todo tipo de convicción para unirse a trabajar”, algo que no había visto en sus anteriores experiencias sociales, que “siempre habían sido cosas muy locales que no influían a todo el conjunto de la ciudadanía”.
Este joven informático reconoce que algunos días tenía que seguir ese progreso desde su trabajo, donde vivió el desalojo de Barcelona como “el día más duro que ha vivido el 15-M”. “Había una preocupación de que se pudiera extender esa imagen y pudiéramos sufrir un desalojo general”, agrega.
El movimiento sigue “muy activo” en Sevilla, donde semanalmente hay asambleas. “Con ellas no queremos influir en un político para que cambie una cosa y luego callarnos; desde el 15-M queremos que haya un cambio de conciencia y se vea que hay cosas que cambiar, aspectos para que la democracia que existe sea mas extensiva y directa”, concluye Ricard.
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