Este artículo se publicó hace 14 años.
La acusación pide 12 años para el agresor de Miwa
Imputan a Roberto Alonso de la Varga un delito de lesiones graves con agravante de racismo. La defensa pide la libre absolución.
El Ministerio Fiscal, la acusación particular y la popular (presentada por Movimiento contra la Intolerancia ) coinciden. Roberto Alonso de la Varga agredió al congoleño Miwa Buene Monake movido por motivos racistas.
Este agravante se suma al delito de lesiones, por lo que han pedido 12 años de cárcel. Por su parte, la defensa ha solicitado la libre absolución del acusado o, al menos, la consideración del atenuante de imprudencia por consumo de alcohol, que Roberto Alonso consumió aquella noche en abundancia. Alega que fue la verdadera razón que llevó a su defendido a golpear a Miwa "sin intención de producirle una lesión tan grave".
La defensa alega para la absolución del acusado que actuó movido por el alcohol
Los hechos tratados desde el martes en la Audiencia Provincial de Madrid tuvieron lugar hace ya tres años, en una zona de copas de la localidad madrileña de Alcalá de Henares. El acusado pidió a Miwa un cigarro. "No tengo", contestó Monake. "Pues dame fuego", insistió el español. "Tampoco tengo", repitió el inmigrante. "Entonces eres un hijo de puta", siguió Alonso. "Pues si yo soy un hijo de puta, tú también lo eres", se defendió el congoleño.
Entonces empezaron los insultos racistas: "¡Negro, puto negro, mono, vete a un zoológico, mono!". Miwa decidió retirarse, momento en que Roberto Alonso aprovechó para propinarle una violento golpe en la nuca que lo dejó sin conocimiento. Cuando despertó, tras17 días en coma, se encontraba en el Hospital Príncipe de Asturias. Se había quedado parapléjico.
Durante el primer día de juicio el acusado negó su responsabilidad en los hechos. "¿Llamó usted a Monake hijo de puta?", preguntó el fiscal. "No". "¿Dijo que en España no había sitio para ellos, los negros?". "No". "¿Le gritó: ¡Arriba España!?". "No".
Miwa reside actualmente en la localidad de Alcalá de Henares junto a su mujer, Mirella, y sus hijas de 12 y 15 años. Afirma que no quiere venganza contra su agresor, pero sí le gustaría que su caso sirva como ejemplo para otras víctimas que no se atreven a denunciar. "Quiero que paguen los que nos llaman negros, monos. Que la sentencia sea favorable y que sirva de lección para los racistas".
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