Este artículo se publicó hace 12 años.
La acusada de matar a su bebé deseaba tenerlo y lo congeló para guardarlo
La mujer encarcelada por el presunto asesinato de su hijo recién nacido en Pilas (Sevilla) deseaba tenerlo, está convencida de que nació muerto y lo metió en un congelador para no desprenderse de él, según han dicho hoy a Efe fuentes allegadas a su familia.
La acusada Sara L.H., de 34 años, está encarcelada desde el lunes por orden del juzgado de Instrucción 3 de Sanlúcar la Mayor (Sevilla), tras imputársele un presunto delito de asesinato con alevosía por la muerte del bebé, que según los forenses había nacido diecisiete meses antes de ser encontrado.
Según las citadas fuentes, la mujer actuó convencida de que el bebé estaba muerto, porque tras dar a luz no notó que respirara, y lo metió en el congelador "porque no deseaba desprenderse de él".
Sara L.H. fue asistida por un abogado de libre designación en su primera declaración ante el juez, si bien ayer martes cambió de letrado y designó a Manuel Caballero, quien la defenderá a partir de ahora.
El avance de la autopsia entregado al juez estableció que el bebé nació diecisiete meses antes del hallazgo y que había nacido vivo, si bien las causas exactas de su fallecimiento no se han determinado aún y están pendientes de un estudio en profundidad de los órganos en el Instituto de Medicina Legal.
Los forenses ya han autorizado el entierro del recién nacido, según han añadido las fuentes.
En su declaración, la mujer admitió haber dado a luz el bebé pero negó haberlo matado, pues estaba convencida de que había muerto, según informaron fuentes del caso.
Sara L.H. tiene otros dos hijos de 11 y 14 años, que residen en el domicilio donde se encontró el cadáver.
El juez decretó el secreto sumarial de las actuaciones por espacio de un mes y acordó la prisión provisional sin fianza de la mujer de acuerdo con la petición del fiscal, quien le imputó un delito de asesinato con alevosía, que en principio será tramitado para su enjuiciamiento ante un jurado popular.
El cadáver fue encontrado el pasado 9 de noviembre por el marido de la encarcelada, que ignoraba el embarazo y que llamó primero a un hermano suyo, trabajador en el Parque de Bomberos, quien a su vez dio la alarma a la Policía Local y a la Guardia Civil.
La acusada, que estaba trabajando en ese momento en Castilleja de la Cuesta (Sevilla), fue detenida poco después por la Guardia Civil.
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