Este artículo se publicó hace 15 años.
El acusado de quemar viva a su novia asegura que "no la quería tanto como para matarla"
El acusado de quemar a su novia con gasolina en enero de 2008 en Alcalá de Henares ha declarado hoy en la Audiencia Provincial de Madrid que no la mató él porque "no la quería tanto" como para hacer algo así y que fue ella misma la que se prendió fuego tras una discusión.
El procesado, C.V., ha afirmado que "no estaba enamorado" como para querer matarla y que fue ella, que estaba embarazada y murió a consecuencia de las quemaduras, quien decidió suicidarse cuando él le confesó que tenía pensado volver con una ex novia que vivía en Rumanía.
C.V. ha relatado ante el juzgado popular que desde ayer enjuicia esta causa, que la víctima, Alexandra Brezeanu, y él, ambos de nacionalidad rumana, se conocieron en octubre de 2007, cuando él llegó a España y ella ejercía la prostitución.
Según C.V., pronto iniciaron una relación de amistad y él la sacó de la prostitución, para lo que tuvo que enfrentarse a los proxenetas de Alexandra, "que eran muy peligrosos", para irse a vivir juntos.
Llevaban conviviendo poco más de un mes cuando el 22 de enero de 2008 fueron juntos a comprar una bolsa con cinco litros de gasolina para un coche de propiedad de C.V. que se había quedado sin gasolina en San Fernando de Henares, ha explicado el acusado.
Fue entonces cuando Alexandra descubrió un mensaje de móvil que él había mandado a su ex pareja en Rumanía, comenzaron a discutir y ella le pidió ir a un lugar tranquilo, un descampado en el Camino Viejo que comunica Alcalá de Henares y la localidad de Camarma, donde, después de que él le confesara que la iba a dejar, ella salió del coche, cogió la bolsa de gasolina y se la echó por encima.
Según C.V., en ningún momento pensó que Alexandra iba a cumplir su amenaza de prenderse fuego porque le parecía "absurdo", pese a que ella tenía antecedentes de suicidio que él conocía.
Él intentó apagar el fuego con las manos y, al ver que no lo conseguía y que ella se había caído al suelo, decidió salir en coche en busca de ayuda.
Sin embargo, se dirigió a la casa en la que ambos tenían alquilada una habitación y recogió algo de ropa porque, según dijo a sus compañeros de piso, "se van a poner las cosas feas", algo que ha justificado diciendo que, como no tenía documentación, pensaba que iba a tener problemas para identificarse ante la Policía cuando llamara para pedir ayuda.
Aunque ha dado varias versiones sobre por qué tardó media hora en avisar al 112, finalmente ha dicho que quería estar en un lugar que pudiera indicar con facilidad porque no hablaba bien el español, motivo por el cual en esa llamada dijo lo primero que se le ocurrió para que acudieran cuanto antes los servicios de emergencias y confesó que la había matado él.
C.V. fue detenido por dos agentes de la Policía Nacional que también han testificado hoy y que han declarado que desde el principio el acusado, con el que se pudieron comunicar en castellano sin ningún problema, reconoció que había quemado a una chica y preguntaba constantemente si estaba viva o muerta.
La Fiscalía y la Abogacía del Estado discrepan de la versión dada por el procesado, al que acusan de homicidio consumado con alevosía y para el que piden 20 años de prisión e indemnizaciones de 120.000 y 80.000 euros para el padre y la hermana de la fallecida, respectivamente, mientras que la acusación particular le acusa de asesinato con alevosía y ensañamiento y eleva la petición a 25 años.
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