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Los dos acusados del triple crimen de la joyería de Castelldefels se proclaman inocentes

EFE

Los dos acusados del triple crimen de la joyería de Castelldefels (Barcelona) se han proclamado hoy inocentes y han asegurado que uno de ellos ni llegó a entrar en el local y el otro, que fue a reparar el aire acondicionado, recibió un golpe en la cabeza y no recuerda lo que ocurrió hasta llegar a comisaría.

Un tribunal popular juzga desde hoy en la Audiencia de Barcelona a los dos procesados, Fernando S.M. y su sobrino Juan Antonio S.H., para quienes la fiscalía pide, respectivamente, penas de 78 y 66 años de prisión por tres de delitos de asesinato y un robo con violencia.

La pena solicitada por el ministerio público es más elevada en el caso de Fernando S.M. porque cuenta con otra condena anterior por robo con homicidio por la que cumplió doce años de prisión, aunque cuando presuntamente asesinó a la familia de joyeros estaba en libertad tras haber liquidado sus cuentas con la justicia.

El crimen, que conmocionó a la población de Castelldefels, ocurrió la mañana del 29 de noviembre de 2005, cuando, según la fiscalía, Fernando S.M., vestido con ropa de trabajo de una empresa de instalación de aire acondicionado, y su sobrino entraron en la joyería Royo que regentaban las víctimas, supuestamente armados con un machete y con un revólver simulado.

Los procesados, mantiene la fiscalía, intentaron atracar el establecimiento y, ante la resistencia de los joyeros, éstos fueron apuñalados hasta la muerte por Fernando S.M., mientras el otro acusado los amedrentaba con el revólver simulado.

Sin embargo, en su declaración ante el jurado, Fernando S.M. ha explicado hoy que aquel día fue a la joyería porque, pese a que estaba de baja por una hernia discal, el dueño del establecimiento le llamó a su teléfono personal para pedirle que fuera a revisar el aire acondicionado que había instalado cinco meses antes a través de la empresa en la que trabajaba.

El acusado, que vivía en Barcelona, pasó a buscar a su sobrino por su casa "para que le hiciera compañía" y ambos llegaron en coche a Castelldefels, donde estacionaron, cerca de la joyería, y se separaron.

Según su versión, cuando Fernando S.M. se encontraba revisando la instalación, recibió un fuerte golpe en la cabeza, junto al rostro, por lo que no recuerda nada más, hasta que recobró la memoria cuando ya estaba en comisaría y le dijeron que estaba acusado de un triple asesinato.

Pese a decir que no recordaba lo ocurrido, Fernando S.M. ha negado ser el autor de los tres asesinatos y ha afirmado que no recordaba haber huido del local corriendo junto con su sobrino, hasta que fueron detenidos cuando se escondían en el interior de un pequeño cuarto de la piscina de una vivienda.

Por su parte, el sobrino ha explicado que se quedó esperando en una plaza que había cerca de donde estacionaron el vehículo, donde permaneció jugando con el teléfono móvil hasta que vio que su tío venía corriendo ensangrentado. "Mi tío estaba en estado de shock, como ido", ha recordado.

El joven ha señalado que vio que su tío se tambaleó, por lo que fue en su ayuda muy preocupado por su salud, y que éste le entregó una pistola para que se la guardara.

"Me dijo 'toma esto'. Le pregunté qué había pasado y me dijo, 'corre, corre'", ha relatado.

Según su versión, ambos corrieron hasta que entraron en una casa y se escondieron en el cuarto de la piscina, donde su tío le dijo que se desprendiera de la pistola. Una vez allí, la policía montó un dispositivo y les pudo detener.

Después de tres años y medio de instrucción, el crimen ha llegado hoy a juicio sin una prueba crucial contra los procesados: una pericial de ADN que describa el perfil genético de Fernando y Antonio.

La magistrada presidenta del tribunal, a propuesta de la fiscal, ha ordenado realizar hoy la extracción de las muestras de material genético, ya que los análisis efectuados durante la instrucción no son válidos para cotejar el ADN porque se basaron en la sangre hallada en las manos de los procesados, que podría estar mezclada con la de las víctimas.

Además de la fiscalía, en el juicio hacen frente a los procesados tres acusaciones particulares en representación de distintos familiares de los fallecidos -en un despliegue poco habitual-, así como una acusación popular en nombre del Ayuntamiento de Castelldefels (Barcelona).

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