Este artículo se publicó hace 16 años.
La adicción al trabajo, una "epidemia silenciosa" que puede acabar en tragedia
La adicción al trabajo, una "epidemia silenciosa", según el psicólogo Iñaki Piñuel, conlleva casi siempre hábitos de vida poco saludables -sedentarismo, tabaquismo, alcohol y consumo de drogas- que pueden propiciar un final trágico.
"Los enganchados que ven peligrar su puesto de trabajo, o que lo pierden, están en un alto riesgo de suicidio", alerta Piñuel, para quien el porcentaje de personas que no acaban destruidas por esta adicción "es muy pequeño".
Antonio Jiménez Ramos, secretario general de la Sociedad Española de Cirugía Torácica y Cardiovascular (SECTCV) prefiere hablar de "adictos al poder", no tanto al trabajo, personas que "no saben decir no" y que viven en un permanente estado de ansiedad y estrés.
"Personas -añade- que descuidan su salud", que no hacen deporte y están enganchadas al tabaco, el alcohol o el café, cuando no a otro tipo de drogas, con problemas de hipertensión, diabetes y otras dolencias que pueden derivar en crisis cardiovasculares.
El doctor Jiménez Ramos cree, no obstante, que la gente es "cada vez más consciente de la necesidad de cuidarse" y que la adicción al trabajo "está dejando de ser valorada".
José María Cardona, máximo directivo de la consultora Cardona, Labarga y Asociados, que se dedica a la formación de altos ejecutivos y al desarrollo de equipos, se confiesa adicto al trabajo pero tiene también muy claro que "la familia es más importante que la empresa".
"Si hay una buena organización del trabajo -confiesa a EFE-, si sabemos priorizar, aunque se trabajen muchas horas hay tiempo para todo. Un buen profesional exige hoy un proyecto de empresa, tiempo libre y, por supuesto, un buen sueldo".
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