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La administración de Bush siembra dudas sobre el uso de la tortura

El candidato a ocupar la cartera de Justicia no aclara si considera ilegal una práctica de interrogatorio, inventada por la Inquisición

ISABEL PIQUER

Con toda probabilidad Michael Mukasey será elegido esta semana Fiscal General de los Estados Unidos –equivalente a ministro de Justicia–. Iba a ser un nombramiento sin problemas, hasta que Mukasey se negó a aclarar si la asfixia simulada (conocida en inglés como waterboarding), era un método de tortura, y por lo tanto, ilegal.

El respaldo de dos senadores demócratas en el último minuto, garantiza su designación pero abre de nuevo el debate sobre los métodos empleados en los interrogatorios de sospechosos de terrorismo.
Todo empezó durante una comparecencia ante el comité judicial de la cámara alta el 28 de octubre, cuando Mukasey describió como “repugnante” la asfixia simulada pero evadió opinar sobre su legalidad. Los demócratas montaron en cólera y amenazaron con rechazar el nombramiento.

La asfixia simulada consiste en inmovilizar a un individuo, tumbarlo de espaldas con la cabeza hacia abajo y verter agua sobre su cara, que según el grado de tortura puede estar cubierta por un trapo o un plástico, lo que produce una profunda sensación de ahogo.  Se sospecha que este método ha sido utilizado por la CIA , entre otros, contra prisioneros de Al Qaeda, aunque el Pentágono lo niega.

División entre los demócratas

El presidente George Bush defendió a su candidato: “No sabe si utilizamos o no esa técnica... y tampoco tiene sentido que informemos al enemigo de lo que estamos haciendo”, dijo Bush que también aseguró que las técnicas “especiales” de interrogación era “legales, seguras y necesarias”. El asunto ha divido al Partido Demócrata.

Cinco senadores votarán en contra de Mukasey, en la sesión del próximo martes, paso clave para la confirmación por el Senado. “Ningún estadounidense necesita tener acceso a material confidencial para saber que el waterboarding equivale a tortura”, declaró el presidente del comité, Patrick Leahy.
Otros dos Demócratas se decantarán por el candidato de Bush después de que este les garantizara que mantendrá la primacía de la ley incluso frente a los poderes especiales otorgados al Ejecutivo tras el 11-S.

La postura de Mukasey es esencial, puesto que los demócratas tienen previsto promover una ley que declare ilegal el waterboarding y otras técnicas enérgicas utilizadas en los interrogatorios de posibles terroristas, que dada su peculiar clasificación legal de “combatiente extranjero”, escapan a la Convención de Ginebra.
Mukasey, de 66 años, hijo de  inmigrante ruso, ha ejercido toda su carrera de juez en Nueva York. Bush presentó su candidatura para sustituir al polémico Alberto González, que dimitió tras el escándalo por el despide de ocho fiscales federales por motivos políticos.

El waterboarding no es una técnica nueva, se lleva usando desde la Inquisición cuando se llamaba “el tormento de toca”. El senador y candidato a la presidencia, John McCain, que estuvo prisionero en Vietnam comparó el “waterboarding” a “que te disparen en la cabeza con una bala de fogueo”.

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