Este artículo se publicó hace 16 años.
Adolfo Nicolás, un jesuita en la senda de Javier y Arrupe
El nombramiento del español Adolfo Nicolás como nuevo superior de la Compañía de Jesús tras vivir 40 años en Japón devuelve protagonismo a este país estrechamente ligado a insignes jesuitas como San Francisco Javier y Pedro Arrupe.
Con su designación como nuevo "Papa Negro", como se conoce al Prepósito jesuita por el poder e influencia de esta orden y el color de sus hábitos, Adolfo Nicolás se convierte en la última figura de una serie de hombres de su congregación cuya trayectoria personal está unida a su obra en el país del Sol Naciente.
Sigue de cerca los pasos del español Pedro Arrupe, máximo responsable de la Compañía de Jesús entre 1965 y 1983 después de haber trabajado en Japón desde 1938 y de haber sido testigo de la explosión de la bomba atómica sobre Hiroshima al final de la II Guerra Mundial (1939-1945).
De hecho, el portavoz de los jesuitas en Roma, José María de Vera, destacó poco después del nombramiento, este sábado, la cercanía de Adolfo Nicolás a la figura de Pedro Arrupe, ya que ambos ejercieron como Provincial o responsable regional en Tokio.
No obstante, esta serie de jesuitas ligados a Japón ya había comenzado hace más de cuatro siglos, cuando San Francisco Javier, el primer religioso occidental que pisó tierras niponas, llegó a la ciudad de Kagoshima (suroeste del país) en 1549 con la misión de evangelizar el Extremo Oriente.
Este misionero fundó las primeras comunidades católicas del archipiélago nipón y sentó las bases de la actual presencia cristiana en Japón, que cuenta con visibilidad a pesar de agrupar a menos del 1 por ciento de la población, según la estadounidense Agencia Central de Inteligencia (CIA, en inglés).
Además, en los últimos años Japón ha recobrado importancia en la esfera religiosa de forma paralela al resurgir político, social y económico de todo el continente asiático.
Asia está despertando un creciente interés en la Iglesia Católica por ser uno de los continentes donde se extiende con mayor rapidez el cristianismo.
De hecho, muchos expertos habían anticipado antes de la 35 Congregación General que el nuevo Prepósito de los jesuitas debía ser alguien que, además de contar con contactos en el Vaticano, tuviese un profundo conocimiento del Continente asiático, alguien que lograse acercar Europa y Asia.
Sobre su capacidad para unir Oriente y Occidente se pronunció hoy en declaraciones a Efe el jesuita español Javier Garralda, compañero de Adolfo Nicolás durante décadas en Japón, que recalcó, además del "don de gentes" del nuevo responsable de su congregación, su capacidad de hacer de "puente" entre culturas.
Garralda lo describió como una persona "agradable y simpática" especialmente indicada para "las relaciones humanas" y "acostumbrada" a los puestos de administración y responsabilidad, como hizo en sus años destinado en Japón.
Por su parte, el portavoz de la Compañía de Jesús en Roma ahondó también en este aspecto cuando señaló que Adolfo Nicolás "habla cuatro idiomas, es una persona abierta, muy bien informada, con experiencia de gobierno en sus cargos de Asia, donde ha demostrado ser muy buen superior".
El nuevo Prepósito fue el máximo responsable de la Compañía de Jesús en Japón durante seis años y en marzo de 2005 fue ascendido a Superior de los Provinciales de Asia Oriental y Oceanía, con base en Manila y cargo por el que acudió a la 35 Congregación General.
Antes mantuvo diversos cargos en la congregación y fue durante casi tres décadas profesor de Teología en la Universidad de Sophia, un centro de estudios superiores con orientación jesuita de Tokio.
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