Este artículo se publicó hace 14 años.
Afganistán, máximo exportador de opio, también es el más adicto
Afganistán, el máximo exportador de opio del mundo, rivaliza ahora con Irán por los altos niveles de adicción al narcótico natural y derivados como la heroína, dijo el lunes Naciones Unidas.
Alrededor del 2,7 por ciento de la población adulta del devastado país consume regularmente opiáceos, pero las cifras totales podrían ser más altas dada la adicción sin documentar de mujeres y niños, dijo la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés) en un estudio.
Los hallazgos, que mostraron que el abuso de drogas por parte de Afganistán ha subido drásticamente en los últimos años, serán una mala noticia para los países donantes occidentales, que tratan de traer estabilidad al país antes de la retirada prevista de las tropas lideradas por la OTAN en 2011.
"Nos enfrentamos a una tragedia nacional", dijo Ibrahim Azghar, viceministro afgano de Planificación y Estrategia Antidrogas, en una rueda de prensa en la que responsables de la ONU presentaron el estudio.
Las conclusiones sitúan a Afganistán a la par con Irán, que en el Estudio Mundial de Drogas de la UNODC 2009 encabezó la lista de adicción a opiáceos con tasas que iban desde el 1,5 al 3,2 de la población. Rusia siguió de cerca con una tasa del 1,64 por ciento de la población. La media mundial es de un 0,3 por ciento de la población.
Tres décadas de conflicto han arruinado la agricultura tradicional afgana. Muchos agricultores y señores de la guerra acudieron a las amapolas como una cosecha lucrativa y de fácil cultivo. Más del 90 por ciento del opio y heroína del mundo procede de Afganistán.
A las fuerzas lideradas por la OTAN les preocupa que la insurgencia talibán, ahora en su máxima potencia desde que el grupo islamista fue derrocado tras su invasión de 2001, sea financiada por el tráfico de opiáceos.
Azghar dijo que no había cifras sobre la adicción en el Ejército afgano, otro puntal de los esfuerzos de estabilización internacionales.
La UNODC responsabilizó a las peculiaridades de la guerra del consumo de drogas, con un número significativo de adictos enganchándose como consecuencia de un trauma o mientras eran refugiados en Irán y Pakistán. Las viudas y divorciadas están entre las mujeres afganas con más posibilidades de convertirse en adictas.
Desde su estudio anterior, en 2004, el número de consumidores de opiáceos en Afganistán había subido un 53 por ciento y el número de heroinómanos un 140 por ciento, dijo la UNODC, que lo extrapoló de una cifra conservadora de población nacional de 28 millones.
Hasta el 50 por ciento de los consumidores de opio en el norte y sur rurales habían introducido a sus hijos en las drogas, dijo la UNODC, subrayando un fenómeno de adicción deliberada de menores que los expertos consideran único en Afganistán.
Las 40 clínicas de rehabilitación del país y sistema de asistencia ambulatoria son insuficientes para hacerse cargo del 90 por ciento de los adictos encuestados que indicaron un deseo para dejar el hábito, dijo la UNODC .
"Esto deja a unos 700.000 afganos sin acceso a tratamiento, y otra generación en camino", dijo el estudio.
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