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'Afghan Star', un canto a la libertad

El programa que revolucionó Afganistán acaba su sexta temporada

ANTONIO PAMPLIEGA

Durante los cinco nefastos años (1996-2001) en los que el régimen talibán gobernó con mano de hierro Afganistán, su población tuvo que sufrir la sinrazón de estos fanáticos religiosos. Fue un periodo oscuro en el que el cine, el arte e incluso la música fueron amordazados y prohibidos. Su fanatismo llegó hasta tal punto que acabaron con todos los pájaros que anidaban en Kabul para acallar su malévolo trinar.

Las sombras se apoderaron del país y sumergieron a sus habitantes bajo un manto de ignorancia y radicalismo que poco a poco, una década después de su caída, todavía tratan de quitarse. Pero la nueva sociedad afgana está sedienta de aprender nuevas cosas, de volver a empaparse de su cultura y dejar atrás los estigmas del pasado. Bajo ese pretexto nació en 2005 el programa de televisión Afghan Star, que esta misma semana concluye su sexta temporada.

'Hemos avanzado, pero el camino no ha sido fácil', dice su productor

Con más de diez millones de fieles seguidores en todo el país y más de 5.000 participantes en su último casting, este espacio de música y baile se ha convertido en un faro que vierte un hilo de luz en un país en eterno conflicto, y ha revolucionado a la sociedad afgana en tan sólo seis años. 'El programa nació con el firme propósito de ayudar a los afganos a cambiar una mentalidad que los talibanes se habían encargado de emponzoñar durante cinco años', explica a Público Habib Amiri, productor de Afghan Star.

'Ahora nadie se extraña de ver a una mujer en televisión bailando, cantando y sin un velo que cubra su cabeza. Hemos avanzado mucho en este tiempo, nosotros y el pueblo afgano; pero el camino no ha sido fácil', admite.

En estos años tampoco han faltado las amenazas de muerte por parte de los fanáticos religiosos. Su momento más álgido llegó durante la tercera temporada, cuando una concursante, Setara Hussainzada, se atrevió a dar unos tímidos pasos de baile sobre el escenario, lo que causó estupor en Herat, su ciudad natal. Fue tal la presión que la joven tuvo que huir y esconderse lejos de su casa. 'Probablemente ese ha sido uno de los momentos de más tensión que hemos vivido durante los años que llevamos en antena. En un país como este, una amenaza de muerte no se puede tomar a la ligera', sentencia Amiri.

Los talibanes han amenazado de muerte a algunos concursantes

Pero el regalo que Afghan Star ha brindado al pueblo afgano supera con creces cualquier tipo de amenaza. El programa ha ido evolucionando al mismo ritmo que una sociedad cambiante y ávida de nuevas experiencias.

'Empezamos con un presupuesto muy modesto y con lo básico para poder emitir dos programas a la semana. Ahora, tenemos un escenario mucho más grande, una pantalla gigante donde emitimos vídeos de los participantes e incluso, por primera vez en la historia de la televisión de este país, hicimos una pequeña representación teatral', cuenta Amiri.

Las 130 personas que trabajan en Afghan Star ya sueñan con nuevos desafíos de cara al futuro más inminente. 'Vamos a seguir innovando y sorprendiendo a los afganos', avanza Habib Amiri.

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