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África se dibuja en 3D sobre el césped del estadio d'Angondjé

EFE

Con un impresionante espectáculo en 3D sobre el césped del estadio d'Angondjé, Libreville, la capital de Gabón, puso el broche de oro a la Copa de África 2012, por cuyo trofeo pelearon hoy las selecciones de Zambia y Costa de Marfil.

El conocido también como "Stade de l'Amitié" ("Estadio de la Amistad"), construido en apenas 18 meses y financiado por China, registró un lleno total y absoluto (40.000 espectadores), aunque en número de aficionados ganaron por goleada los "elefantes" de Costa de Marfil.

Dicen los gaboneses que su recién estrenado campo de fútbol posee una estructura de metal, la que cubre los graderíos laterales, que es la de mayor longitud del continente, y que su vídeo pantalla es la más grande del mundo.

Mirando esa televisión gigante el público se quedó hoy con la boca abierta al ver surgir del césped, en tres dimensiones, un gran mapa de África sobre el que caminaron imaginarios leones, elefantes, gacelas y gorilas antes de que comenzara el encuentro.

Uno de esos gorilas, mascota de la competición, se atrevió, con un improvisado juego de luces, a dar unos toques de balón ante un público extasiado, en especial los niños, que se subían a los asientos para poder ver mejor.

La gran pantalla sirvió, además, para proyectar los mejores momentos del campeonato, un resumen en imágenes de las aficiones, las mejores jugadas, las celebraciones de los goles y la tristeza de los derrotados.

El jugador más aclamado sobre el terreno fue el delantero del Chelsea y de la selección de Costa de Marfil, Didier Drogba, a pesar de fallar un penalti, en el minuto 70 del partido, con el que pudo haber adelantado a su selección en el marcador.

Sin embargo, en el corazón de los africanos está el camerunés Samuel Etoo, "el mejor representante de su continente en el exterior", según afirman, y presente hoy en el palco de d'Angondjé junto a Joseph Blatter, presidente de la FIFA, y Michel Platini, de la UEFA, entre otras personalidades.

El despliegue audiovisual cautivó al público y dejó claro que un país de las dimensiones de Gabón puede aspirar a la más moderna tecnología, pero sin olvidar sus raíces.

Los ritmos africanos, que durante toda la tarde resonaron en los alrededores del estadio, alcanzaron su máxima expresión en la ceremonia de clausura, con espectaculares coreografías tribales marcadas por el sonido de medio centenar de tambores.

Tampoco faltaron las banderas de cada uno de los países del continente, ni accesorios ya tan habituales en los acontecimientos deportivos como las enormes manos de colores, naranja para los aficionados de Costa de Marfil, y verde para los de Zambia.

Con ellas, los seguidores reclamaron las faltas, agitándolas hacia abajo, aplaudieron las buenas jugadas y animaron a los jugadores lanzándolas al aire.

El naranja y el verde fueron los colores predominantes en las gradas hasta que la lluvia, que ya había hecho acto de presencia durante la clausura, empezó a caer con mayor fuerza durante el partido.

Entonces, los asientos se transformaron en un mosaico con las tonalidades de miles de chubasqueros verdes, rojos, naranjas, amarillos, rosas o azules.

Y hay quien echó en falta las famosas vuvuzelas, tan de moda durante el campeonato mundial fútbol de Sudáfrica, y que en Libreville apenas se oyeron.

Al final, la victoria, muy trabajada, tras disputarse prórroga y decidirse con penaltis, fue para Zambia, pero del fútbol disfrutaron todos.

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